Las divergencias entre el Kremlin y los prorrusos complican el acuerdo
Los independentistas rechazan la autonomía que ofrece Kiev y que Rusia avala
Pilar Bonet
Moscú, El País
Por miedo a perder sus posiciones, los líderes independentistas de Donbás (las provincias mineras e industriales de Donetsk y Lugansk, en Ucrania) se resisten a aceptar la ley que establece un “orden especial de gobierno local”, firmada por el presidente Petró Poroshenko en vísperas de su viaje a Milán. Este documento contempla más facultades de autogobierno, garantías para emplear el idioma ruso y amnistía para los combatientes y se aplica a “ciertos distritos” de ambas provincias por el plazo de tres años.
De aceptar la ley, que también permite nombrar a los jueces localmente, los líderes de los territorios autoproclamados independientes aceptarían también que estos son parte de Ucrania. Pero, tras una guerra de miles de muertos y una enorme destrucción, los separatistas son reticentes.
“Un estatus especial para normalizar la situación no se declara bajo el fuego de las bombas y las cargas que cada día llueven sobre los habitantes de Donetsk”, ha dicho Boris Litvinov, el jefe del Parlamento (Soviet Supremo) de la autoproclamada República Popular de Donetsk (RPD) a la emisora Kommersant FM. Según Litvinov, la ley está pensada para el “consumo externo”, “para los electores de determinada tendencia” antes del 26 de octubre, fecha de las elecciones parlamentarias de Ucrania. La situación sobre el terreno es que siguen las detenciones y que el Gobierno de Kiev no dialoga directamente con los representantes de la RPD, ha dicho Litvinov. Según él, la RPD mantendrá su fecha de elecciones presidenciales, parlamentarias y locales, convocadas para el 2 de noviembre, de acuerdo con la línea confirmada en el referéndum de autodeterminación del 11 de mayo pasado. El Gobierno central ucranio no contempla las elecciones a los Parlamentos regionales de Donetsk y Lugansk en noviembre, ni tampoco la fecha del 2 de ese mes para las elecciones municipales. De los 32 colegios electorales de Donbás, 14 están controlados por los separatistas y en ellos no se celebrarán elecciones a la Rada Suprema de Ucrania.
El viceprimer ministro de la RPD, Andréi Purguín, ha llamado la atención sobre la falta de concreción en lo que se refiere al espacio geográfico al que se aplica la ley firmada por Poroshenko. El primer ministro, Alexandr Zajárchenko, a su vez, se ha mostrado partidario de conquistar toda la región de Donetsk. Litvinov ha puntualizado que “la declaración de soberanía dice que la RPD tiene sus fronteras en la antigua provincia de Donetsk” y hacer concesiones es “una traición al pueblo y a los intereses del pueblo de la RPD”.
Tras el rechazo a la ley firmada por Poroshenko está la cuestión clave: ¿Aceptar un solo territorio estatal ucraniano o reconocer dos entidades estatales distintas? El presidente ruso, Vladímir Putin, ha respondido de hecho a esta pregunta en Milán y no lo ha hecho a satisfacción de los insurgentes, aunque éstos tienen pocas opciones sin el apoyo de Moscú. En su rueda de prensa en Italia, el presidente ruso calificó la ley firmada por Poroshenko de “paso en la dirección correcta” y una contribución a la seguridad y dijo que “Rusia no es parte del conflicto”. También fue positivo respecto al uso de aviones no tripulados para controlar la frontera ruso-ucraniana bajo la égida de la OSCE, algo que los separatistas tampoco ven con buenos ojos. “Nosotros controlamos la frontera y no permitiremos que vuelvan allí los guardafronteras ucranianos. Tampoco necesitamos intermediarios internacionales en la frontera”, dijo Andréi Purguin a Interfax. De lo contrario “nos bloquearán y simplemente nos asfixiarán”, afirmó el viceprimer ministro.
En Milán, Putin dejó sin respuesta una pregunta sobre si Rusia ayudaría a restablecer la infraestructura de Donetsk. Fueran cuales fueran sus intenciones en marzo cuando la anexión de Crimea animó las tendencias separatistas entre los sectores rusófonos del Este de Ucrania, el Kremlin parece hoy dispuesto a distanciarse de aquellas corrientes, aunque sin romper los vínculos. “Rusia no va a dejar abandonados a los rusos de Donetsk y Lugansk, pero para Rusia es ventajoso que las regiones del Este sigan siendo parte de Ucrania, porque así Moscú puede influir en la situación en aquel país más que si Donbás se conviertiera en otro Estado no reconocido, que Moscú tendría que mantener", señalaba un influyente político nacionalista ruso en una conversación informal.
A tenor de esta explicación, es posible pensar que Putin ha dicho la verdad en Milán al afirmar que no quiere otro Transdniéster, es decir un territorio no reconocido que Moscú debería sostener económicamente. Donbás sería incluso más costoso que el Transdniéster, por el grado de destrucción de las infraestructuras locales y por la pérdida de los recursos humanos que hacían posible el funcionamiento de la economía local, muchos de cuyos cuadros han emigrado a la misma Rusia.
Parte de guerra
El pasado día 8 la ONU cifró en 3.360 el número de muertos desde el inicio del conflicto armado en el Donbás, a principios de abril. Sólo entre el 5 de septiembre —fecha en que se declaró un alto el fuego oficial— y el 8 de octubre, han perdido la vida en la región 331 civiles, según el Alto Comisario de Derechos Humanos de la ONU. Esta cifra no incluye a los combatientes separatistas muertos, y representa, pese al teórico alto el fuego, alrededor del 9% de las bajas mortales de la guerra.
En seis meses, el conflicto bélico ha causado 8.756 heridos, según el informe de Naciones Unidas.
El 2 de octubre había en Ucrania 375.792 desplazados internos. El balance de la ONU no incluye a quienes han buscado refugio en Rusia, que algunas fuentes cifran en más de 800.000 personas.
Debido a la violencia, casi 40.000 pymes del Este han tenido que cerrar sus puertas, lo que ha dejado sin ingresos a miles de personas.
El Gobierno ucranio cree que la economía se contraerá este año al menos el 7%.
Un número indeterminado de casas han sido destruidas o han sufrido graves desperfectos.
Aunque no se han registrado ofensivas de envergadura, desde la declaración de alto el fuego ha habido combates prácticamente a diario, con fuego cruzado de artillería, tanques y armas de pequeño calibre en zonas como el aeropuerto de Donetsk, la zona de Debaltseve y la ciudad de Schastia, en Lugansk.
La ONU constata que entre el 24 de agosto y el 5 de septiembre grupos armados de las autodeclaradas República Popular de Donetsk (RPD) y de Lugansk (RPL) fueron “reforzados por un creciente número de combatientes extranjeros, incluidos ciudadanos de la Federación Rusa”.
Pilar Bonet
Moscú, El País
Por miedo a perder sus posiciones, los líderes independentistas de Donbás (las provincias mineras e industriales de Donetsk y Lugansk, en Ucrania) se resisten a aceptar la ley que establece un “orden especial de gobierno local”, firmada por el presidente Petró Poroshenko en vísperas de su viaje a Milán. Este documento contempla más facultades de autogobierno, garantías para emplear el idioma ruso y amnistía para los combatientes y se aplica a “ciertos distritos” de ambas provincias por el plazo de tres años.
De aceptar la ley, que también permite nombrar a los jueces localmente, los líderes de los territorios autoproclamados independientes aceptarían también que estos son parte de Ucrania. Pero, tras una guerra de miles de muertos y una enorme destrucción, los separatistas son reticentes.
“Un estatus especial para normalizar la situación no se declara bajo el fuego de las bombas y las cargas que cada día llueven sobre los habitantes de Donetsk”, ha dicho Boris Litvinov, el jefe del Parlamento (Soviet Supremo) de la autoproclamada República Popular de Donetsk (RPD) a la emisora Kommersant FM. Según Litvinov, la ley está pensada para el “consumo externo”, “para los electores de determinada tendencia” antes del 26 de octubre, fecha de las elecciones parlamentarias de Ucrania. La situación sobre el terreno es que siguen las detenciones y que el Gobierno de Kiev no dialoga directamente con los representantes de la RPD, ha dicho Litvinov. Según él, la RPD mantendrá su fecha de elecciones presidenciales, parlamentarias y locales, convocadas para el 2 de noviembre, de acuerdo con la línea confirmada en el referéndum de autodeterminación del 11 de mayo pasado. El Gobierno central ucranio no contempla las elecciones a los Parlamentos regionales de Donetsk y Lugansk en noviembre, ni tampoco la fecha del 2 de ese mes para las elecciones municipales. De los 32 colegios electorales de Donbás, 14 están controlados por los separatistas y en ellos no se celebrarán elecciones a la Rada Suprema de Ucrania.
El viceprimer ministro de la RPD, Andréi Purguín, ha llamado la atención sobre la falta de concreción en lo que se refiere al espacio geográfico al que se aplica la ley firmada por Poroshenko. El primer ministro, Alexandr Zajárchenko, a su vez, se ha mostrado partidario de conquistar toda la región de Donetsk. Litvinov ha puntualizado que “la declaración de soberanía dice que la RPD tiene sus fronteras en la antigua provincia de Donetsk” y hacer concesiones es “una traición al pueblo y a los intereses del pueblo de la RPD”.
Tras el rechazo a la ley firmada por Poroshenko está la cuestión clave: ¿Aceptar un solo territorio estatal ucraniano o reconocer dos entidades estatales distintas? El presidente ruso, Vladímir Putin, ha respondido de hecho a esta pregunta en Milán y no lo ha hecho a satisfacción de los insurgentes, aunque éstos tienen pocas opciones sin el apoyo de Moscú. En su rueda de prensa en Italia, el presidente ruso calificó la ley firmada por Poroshenko de “paso en la dirección correcta” y una contribución a la seguridad y dijo que “Rusia no es parte del conflicto”. También fue positivo respecto al uso de aviones no tripulados para controlar la frontera ruso-ucraniana bajo la égida de la OSCE, algo que los separatistas tampoco ven con buenos ojos. “Nosotros controlamos la frontera y no permitiremos que vuelvan allí los guardafronteras ucranianos. Tampoco necesitamos intermediarios internacionales en la frontera”, dijo Andréi Purguin a Interfax. De lo contrario “nos bloquearán y simplemente nos asfixiarán”, afirmó el viceprimer ministro.
En Milán, Putin dejó sin respuesta una pregunta sobre si Rusia ayudaría a restablecer la infraestructura de Donetsk. Fueran cuales fueran sus intenciones en marzo cuando la anexión de Crimea animó las tendencias separatistas entre los sectores rusófonos del Este de Ucrania, el Kremlin parece hoy dispuesto a distanciarse de aquellas corrientes, aunque sin romper los vínculos. “Rusia no va a dejar abandonados a los rusos de Donetsk y Lugansk, pero para Rusia es ventajoso que las regiones del Este sigan siendo parte de Ucrania, porque así Moscú puede influir en la situación en aquel país más que si Donbás se conviertiera en otro Estado no reconocido, que Moscú tendría que mantener", señalaba un influyente político nacionalista ruso en una conversación informal.
A tenor de esta explicación, es posible pensar que Putin ha dicho la verdad en Milán al afirmar que no quiere otro Transdniéster, es decir un territorio no reconocido que Moscú debería sostener económicamente. Donbás sería incluso más costoso que el Transdniéster, por el grado de destrucción de las infraestructuras locales y por la pérdida de los recursos humanos que hacían posible el funcionamiento de la economía local, muchos de cuyos cuadros han emigrado a la misma Rusia.
Parte de guerra
El pasado día 8 la ONU cifró en 3.360 el número de muertos desde el inicio del conflicto armado en el Donbás, a principios de abril. Sólo entre el 5 de septiembre —fecha en que se declaró un alto el fuego oficial— y el 8 de octubre, han perdido la vida en la región 331 civiles, según el Alto Comisario de Derechos Humanos de la ONU. Esta cifra no incluye a los combatientes separatistas muertos, y representa, pese al teórico alto el fuego, alrededor del 9% de las bajas mortales de la guerra.
En seis meses, el conflicto bélico ha causado 8.756 heridos, según el informe de Naciones Unidas.
El 2 de octubre había en Ucrania 375.792 desplazados internos. El balance de la ONU no incluye a quienes han buscado refugio en Rusia, que algunas fuentes cifran en más de 800.000 personas.
Debido a la violencia, casi 40.000 pymes del Este han tenido que cerrar sus puertas, lo que ha dejado sin ingresos a miles de personas.
El Gobierno ucranio cree que la economía se contraerá este año al menos el 7%.
Un número indeterminado de casas han sido destruidas o han sufrido graves desperfectos.
Aunque no se han registrado ofensivas de envergadura, desde la declaración de alto el fuego ha habido combates prácticamente a diario, con fuego cruzado de artillería, tanques y armas de pequeño calibre en zonas como el aeropuerto de Donetsk, la zona de Debaltseve y la ciudad de Schastia, en Lugansk.
La ONU constata que entre el 24 de agosto y el 5 de septiembre grupos armados de las autodeclaradas República Popular de Donetsk (RPD) y de Lugansk (RPL) fueron “reforzados por un creciente número de combatientes extranjeros, incluidos ciudadanos de la Federación Rusa”.