La enfermedad que mató a más gente que la Primera Guerra Mundial
Londres, BBC
La gripe española mató a tres veces más personas
que los 17 millones muertos en la Primera Guerra Mundial.
Cuando
finalizaba la Primera Guerra Mundial una enfermedad mortal asoló al
mundo y mató a lo que se calcula fueron 50 millones de personas. El
horror causado hizo al mundo consciente de la necesidad de acciones
colectivas contra las enfermedades infecciosas, argumenta Christian
Tams, profesor de Derecho Internacional de la Universidad de Glasgow.
El
Día del Armisticio de la Primera Guerra Mundial, en 1918, el mundo ya
estaba combatiendo otra batalla. Había estallado la gripe española, una
pandemia que al final mató a casi tres veces más personas que los 17
millones de soldados y civiles que fallecieron durante la llamada Gran
Guerra. Las enfermedades más peligrosas suelen ser motivo de
titulares cuando existe el riesgo de una pandemia, como el actual brote
de Ébola. Cuando no es así por lo general se les ignora a pesar de que
cada año éstas matan a más gente que las guerras y los conflictos
militares. En 1918 el mundo enfrentó una pandemia. En unos meses
la gripe española mató a más gente que cualquier otra patología que se
había registrado en la historia. Azotó rápidamente y fue indiscriminada.
En sólo un año la expectativa de vida en Estados Unidos se redujo 12
años, según los Archivos Nacionales de EE.UU. En muchos países los servicios de salud
pública respondieron y las sociedades, acostumbradas a las restricciones
de los tiempos de guerra, soportaron cuarentenas y otras medidas con
resiliencia. Pero el despliegue masivo de tropas y el incremento en los
viajes globales significaron que ninguna nación podía combatir sola a la
gripe española.
Cooperación global
Las naciones en guerra necesitaban cooperar si querían luchar contra las infecciones globales. Como
consecuencia de la Gran Guerra la seguridad global se volvió la
principal preocupación. En la Conferencia de Paz de París de 1919, los
aliados volvieron a trazar fronteras, dividieron imperios y
establecieron la primera organización mundial que había existido, la
Liga de las Naciones.
Muchos edificios se conviertieron en hospitales para atender a los enfermos de gripe española.
La Liga fue establecida
principalmente para preservar la paz, lo cual logró de forma limitada.
Pero también se convirtió en un centro para coordinar la cooperación
internacional. La prevención y control de las enfermedades fue uno de
los asuntos de "preocupación internacional" enunciados en su tratado de
fundación. Y rápidamente, tras aprender las lecciones de la gripe
española y otras infecciones globales- la Liga pudo establecer las
fundaciones de nuestro sistema moderno de control de asistencia a la
salud global. El trabajo de la Liga para la salud internacional se
ha olvidado casi totalmente, pero es una historia extraordinaria. Con
poco personal y bajos recursos, varias agencias de salud de la Liga
durante los 1920 y 1930 comenzaron a considerar a la salud global como
un desafío global. Esto involucró respuestas de crisis en el terreno
pero también trabajo a largo plazo hacia la prevención y educación
sanitaria.
Con el brote de gripe española comenzaron las campañas de salud.
Cuando la Liga comenzó su
trabajo, había finalizado el peor embate de la gripe española. Sin
embargo, países de centro y este de Europa se encontraron frente a otra
enfermedad: el tifus. La Liga movilizó la acción internacional y para
1921 se había logrado casi contener la propagación de la epidemia con
análisis masivos, exterminio de piojos, baños e imposición de
cuarentenas.
Prevención, la mejor cura
No
obstante, las respuestas a crisis siguieron siendo importantes, La Liga
mejoró mucho el trabajo en la prevención de enfermedades y fue pionera
en la educación sanitaria. Se establecieron sistemas de alerta temprana
para reunir información sobre las enfermedades infecciosas más comunes,
como el cólera, la fiebre amarilla y la viruela. Estos datos
posteriormente se comunicaban por telégrafo a una red global. La
Liga también promovió la investigación vinculada a la salud y
estandarizó el uso de inmunizaciones alrededor del mundo. Además se
comprometió en el primer intento global de entrenamiento sanitario que
incluyó programas de gran escala sobre educación de la malaria y un
esfuerzo concertado en los 1920 para mejorar la asistencia a la salud en
China. Aunque pocas de estas acciones generaron titulares en los
medios de comunicación, sería tonto desestimar el trabajo de la
organización. La prevención sigue siendo la mejor cura y es probable que
los esfuerzos de la Liga hayan salvado un sinnnúmero de vidas.
La cepa de gripe española es el patógeno más infeccioso del siglo XX.
En lo que fue una forma precoz
de cooperación público-privada, la cooperación internacional reunió a
expertos de la Liga, gobiernos nacionales y organizaciones de ayuda
privadas. Así se estableció la idea básica de que la salud global sólo
puede ser protegida a través de la cooperación internacional. Los
actuales informes sobre la posible propagación del Ébola muestran que
las amenazas a la salud global no han terminado. Todavía puede ocurrir
que estos peligros de pandemias letales se encuentren con respuestas
caóticas.
Cifras impactantes
Pero
más allá de las pandemias, de las cuales se informa extensamente, las
cifras verdaderamente impactantes son las que rara vez son motivo de
titulares, como los siete millones de niños que mueren cada año de
enfermedades que pueden prevenirse.
Cuando brotó la gripe española no había controles de infección en el mundo.
Aún así la salud global ha
mejorado inmensamente desde 1918 y hay numerosas historias de éxito que
son desconocidas. La polio, uno de los flagelos más mortales de la
humanidad, está casi erradicada gracias a los esfuerzos coordinados de
las agencias de Naciones Unidas y las organizaciones privadas como las
Fundaciones Gates y Rotary. La Liga de las Naciones confió en los
telégrafos para propagar información y hoy en día la Organización
Mundial de la Salud cuenta con los medios para prepararse ante las
emergencias de salud. Y aunque millones murieron por la gripe española,
la investigación y la cooperación internacional ayudaron a enfrentar los
riesgos de las epidemias de influenza más recientes. Pero más
allá de los brotes drásticos, como el de Ébola actualmente o el de la
gripe española hace casi un siglo, el desafío clave sigue siendo que la
salud global a menudo es considerada un asunto secundario. En un
año que marca el centenario de la Primera Guerra Mundial, este tema se
merece toda nuestra atención y el sistema de salud global de la Liga de
las Naciones todavía tiene mucho que enseñarnos.