Irak: Grupo Estado Islámico persigue a ex policías
Bagdad, AP
El grupo Estado Islámico quería enviar una advertencia a cualquiera que tratara de oponerse a sus órdenes. Cuando los extremistas se apoderaron de la ciudad de Mosul, en el norte de Irak, en junio, el coronel de la policía Mohamed Hassan estaba entre los sunís de las fuerzas armadas que se rindieron, entregaron sus armas y cortaron sus vínculos con la policía. Los milicianos les entregaron "placas de arrepentimiento" que les garantizaban seguridad. Pero después el grupo comenzó a sospechar que Hassan estaba involucrado en actividades en su contra.
Así, milicianos del grupo Estado Islámico entraron por la fuerza en su casa la semana pasada. Hassan y su hijo se defendieron, matando a tres atacantes, antes de ser abatidos. Su cuerpo mutilado fue colgado en una valla por los milicianos durante varias horas para que sirviera de ejemplo, de acuerdo con dos residentes que fueron testigos del enfrentamiento y conocían los hechos que llevaron a éste. Hablaron con The Associated Press a condición de que su nombre se mantuviera en el anonimato por temor a represalias.
Durante semanas anteriores el Estado Islámico ha desatado una persecución de antiguos policías u oficiales del ejército en áreas bajo su control, ante el temor de que pudieran unirse a una potencia revuelta suní en su contra.
Mientras la atención del mundo se enfocó en los combates para hacer retroceder a los milicianos que atacaron el pueblo de Kobani en la frontera con Siria, el grupo ha asesinado a decenas de sus opositores este mes en Irak en varias ocasiones se ha formado a sunís y se les ha fusilado o decapitado en público.
El objetivo es evitar que el gobierno iraquí y la alianza militar encabezada por Estados Unidos reciban apoyo de los sunís en un momento en que los combatientes curdos y milicias chiís respaldadas por los ataques aéreos han logrado algunas victorias, arrebatando varios pueblos a los milicianos.
En este contexto, la organización de derechos humanos Human Rights Watch dijo el jueves que milicianos del Estado Islámico perpetraron una matanza de presos chiís cuando tomaron Mosul.
HRW dijo que unos 600 presos chiís de la prisión de Badoosh, en las afueras de Mosul, fueron obligados a arrodillarse junto al borde de una hondonada y masacrados con armas automáticas.
La campaña de asesinatos suma un nuevo y sangriento capítulo a la historia del Estado Islámico. En un ataque relámpago, el grupo se hizo de amplios territorios de Irak y la vecina Siria se hizo de una terrible fama por asesinar a opositores o integrantes de minorías religiosas a las que considera herejes.
El jueves se informó que el miércoles milicianos hicieron desfilar a 30 combatientes tribales sunís por la ciudad de Hit, en el occidente de Irak, y luego los mataron a tiros en la calle principal, de acuerdo con autoridades de la provincia. Los cuerpos fueron encontrados el miércoles más tarde y el jueves se encontró una fosa común donde se encontraron los cuerpos de 48 combatientes tribales.
El grupo Estado Islámico quería enviar una advertencia a cualquiera que tratara de oponerse a sus órdenes. Cuando los extremistas se apoderaron de la ciudad de Mosul, en el norte de Irak, en junio, el coronel de la policía Mohamed Hassan estaba entre los sunís de las fuerzas armadas que se rindieron, entregaron sus armas y cortaron sus vínculos con la policía. Los milicianos les entregaron "placas de arrepentimiento" que les garantizaban seguridad. Pero después el grupo comenzó a sospechar que Hassan estaba involucrado en actividades en su contra.
Así, milicianos del grupo Estado Islámico entraron por la fuerza en su casa la semana pasada. Hassan y su hijo se defendieron, matando a tres atacantes, antes de ser abatidos. Su cuerpo mutilado fue colgado en una valla por los milicianos durante varias horas para que sirviera de ejemplo, de acuerdo con dos residentes que fueron testigos del enfrentamiento y conocían los hechos que llevaron a éste. Hablaron con The Associated Press a condición de que su nombre se mantuviera en el anonimato por temor a represalias.
Durante semanas anteriores el Estado Islámico ha desatado una persecución de antiguos policías u oficiales del ejército en áreas bajo su control, ante el temor de que pudieran unirse a una potencia revuelta suní en su contra.
Mientras la atención del mundo se enfocó en los combates para hacer retroceder a los milicianos que atacaron el pueblo de Kobani en la frontera con Siria, el grupo ha asesinado a decenas de sus opositores este mes en Irak en varias ocasiones se ha formado a sunís y se les ha fusilado o decapitado en público.
El objetivo es evitar que el gobierno iraquí y la alianza militar encabezada por Estados Unidos reciban apoyo de los sunís en un momento en que los combatientes curdos y milicias chiís respaldadas por los ataques aéreos han logrado algunas victorias, arrebatando varios pueblos a los milicianos.
En este contexto, la organización de derechos humanos Human Rights Watch dijo el jueves que milicianos del Estado Islámico perpetraron una matanza de presos chiís cuando tomaron Mosul.
HRW dijo que unos 600 presos chiís de la prisión de Badoosh, en las afueras de Mosul, fueron obligados a arrodillarse junto al borde de una hondonada y masacrados con armas automáticas.
La campaña de asesinatos suma un nuevo y sangriento capítulo a la historia del Estado Islámico. En un ataque relámpago, el grupo se hizo de amplios territorios de Irak y la vecina Siria se hizo de una terrible fama por asesinar a opositores o integrantes de minorías religiosas a las que considera herejes.
El jueves se informó que el miércoles milicianos hicieron desfilar a 30 combatientes tribales sunís por la ciudad de Hit, en el occidente de Irak, y luego los mataron a tiros en la calle principal, de acuerdo con autoridades de la provincia. Los cuerpos fueron encontrados el miércoles más tarde y el jueves se encontró una fosa común donde se encontraron los cuerpos de 48 combatientes tribales.