Rusia recurrirá ante la Organización Mundial del Comercio
Putin dice que solo aplicará contramedidas a la UE y EE UU si no perjudican a la economía rusa
Rodrigo Fernández
Moscú, El País
Rusia recurrirá a la Organización Mundial del Comercio las nuevas sanciones que la Unión Europea y Estados Unidos le han impuesto por su implicación en la crisis de Ucrania, según anunció el viernes el ministro de Economía ruso, Alexéi Ulyukayev. Aunque Moscú “está pensando” además en posibles contramedidas, solo las aplicará si benefician a sus propios intereses económicos. “Qué pasos concretos daremos, y si los habrá o no, es algo que está por ver, pero no haremos nada que vaya en nuestra contra”, afirmó el viernes el presidente ruso, Vladímir Putin, en la cumbre de la Organización de Cooperación de Shangái (OCS), celebrada en Dushambé, la capital de Tayikistán.
La reacción del Kremlin a la nueva ronda de sanciones ha sido recibida con sorpresa. Las advertencias del primer ministro, Dmitri Medvédev, y de altos funcionarios sobre las consecuencias de las nuevas represalias contra Rusia sugerían que la respuesta de Moscú sería contundente. El pasado jueves el asesor presidencial, Andréi Beloúsov, anunció que el Kremlin estaba preparando el veto a la importación de automóviles.
Sin embargo, Moscú ha querido dejar patente su malestar. “Tomar esa decisión [de introducir nuevas sanciones] en el momento mismo en que el proceso de paz en Ucrania gana estabilidad, significa optar por socavarlo”, afirmó a la televisión Rusia-1 el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, que empleó un tono más amenazante al aludir a las sanciones concretas de EE UU. “Es un paso hostil y tomaremos medidas”, desafió.
El empeoramiento de las relaciones con la Unión Europea y Estados Unidos a raíz de los acontecimientos en Ucrania han impulsado a Rusia a estrechar sus relaciones políticas y económicas con Asia y los países de otros continentes y a acelerar sus planes de disminuir su dependencia de Europa como principal mercado exterior de sus materias primas, especialmente de hidrocarburos.
Prueba de ello es el acuerdo sobre la construcción de un gasoducto a China, tras años de discrepancias sobre los términos del proyecto. Putin firmó el acuerdo el pasado mayo, durante un viaje a Pekín. Se trata de un megaproyecto valorado en unos 310.000 millones de euros que llevará 38.000 millones cúbicos anuales del preciado combustible al gigantesco vecino.
La Organización de Cooperación de Shangái representa para Rusia una buena alternativa para profundizar los lazos económicos con los países asiáticos: forman parte de esta organización, además de los citados China, Rusia y Tayikistán, Kazajstán, Kirguizistán y Uzbekistán. Además, tienen estatus de observadores Afganistán, Irán, Mongolia, India y Pakistán (estos dos últimos países podrían próximamente convertirse en miembros de pleno derecho). Bielorrusia, Turquía y Sri Lanka son socios de diálogo.
Putin afirmó el viernes que consideraba necesario “mejorar la eficacia de la interacción” de los países que participan en la OSC con el fin “de responder a los desafíos de la época”. “Y más aún, en una situación mundial difícil, con una serie de amenazas crecientes”, agregó, el mandatario, aunque no se refirió directamente a las tensiones creadas entre Rusia por una parte, y Estados Unidos y la Unión Europea, por otra. El líder ruso propuso en este contexto “actualizar el programa de comercio y cooperación económica”.
La OCS es también una plataforma para encontrar apoyos y aliados políticos. Muestra de ello es la declaración conjunta en la que advierten que el despliegue del “escudo nuclear” representa una amenaza a la “seguridad internacional y la estabilidad estratégica”. Aunque no los nombran expresamente a Estados Unidos, la OSC aludió así a los planes de Washington de desplegar un sistema global de protección contra los misiles nucleares, que Rusia ve como una amenaza a su seguridad.
Rusia y China se han puesto de acuerdo asimismo para construir un gran puerto en la costa rusa del mar de Japón, en un nuevo signo de la profundización de la alianza entre estos gigantes.
Rodrigo Fernández
Moscú, El País
Rusia recurrirá a la Organización Mundial del Comercio las nuevas sanciones que la Unión Europea y Estados Unidos le han impuesto por su implicación en la crisis de Ucrania, según anunció el viernes el ministro de Economía ruso, Alexéi Ulyukayev. Aunque Moscú “está pensando” además en posibles contramedidas, solo las aplicará si benefician a sus propios intereses económicos. “Qué pasos concretos daremos, y si los habrá o no, es algo que está por ver, pero no haremos nada que vaya en nuestra contra”, afirmó el viernes el presidente ruso, Vladímir Putin, en la cumbre de la Organización de Cooperación de Shangái (OCS), celebrada en Dushambé, la capital de Tayikistán.
La reacción del Kremlin a la nueva ronda de sanciones ha sido recibida con sorpresa. Las advertencias del primer ministro, Dmitri Medvédev, y de altos funcionarios sobre las consecuencias de las nuevas represalias contra Rusia sugerían que la respuesta de Moscú sería contundente. El pasado jueves el asesor presidencial, Andréi Beloúsov, anunció que el Kremlin estaba preparando el veto a la importación de automóviles.
Sin embargo, Moscú ha querido dejar patente su malestar. “Tomar esa decisión [de introducir nuevas sanciones] en el momento mismo en que el proceso de paz en Ucrania gana estabilidad, significa optar por socavarlo”, afirmó a la televisión Rusia-1 el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, que empleó un tono más amenazante al aludir a las sanciones concretas de EE UU. “Es un paso hostil y tomaremos medidas”, desafió.
El empeoramiento de las relaciones con la Unión Europea y Estados Unidos a raíz de los acontecimientos en Ucrania han impulsado a Rusia a estrechar sus relaciones políticas y económicas con Asia y los países de otros continentes y a acelerar sus planes de disminuir su dependencia de Europa como principal mercado exterior de sus materias primas, especialmente de hidrocarburos.
Prueba de ello es el acuerdo sobre la construcción de un gasoducto a China, tras años de discrepancias sobre los términos del proyecto. Putin firmó el acuerdo el pasado mayo, durante un viaje a Pekín. Se trata de un megaproyecto valorado en unos 310.000 millones de euros que llevará 38.000 millones cúbicos anuales del preciado combustible al gigantesco vecino.
La Organización de Cooperación de Shangái representa para Rusia una buena alternativa para profundizar los lazos económicos con los países asiáticos: forman parte de esta organización, además de los citados China, Rusia y Tayikistán, Kazajstán, Kirguizistán y Uzbekistán. Además, tienen estatus de observadores Afganistán, Irán, Mongolia, India y Pakistán (estos dos últimos países podrían próximamente convertirse en miembros de pleno derecho). Bielorrusia, Turquía y Sri Lanka son socios de diálogo.
Putin afirmó el viernes que consideraba necesario “mejorar la eficacia de la interacción” de los países que participan en la OSC con el fin “de responder a los desafíos de la época”. “Y más aún, en una situación mundial difícil, con una serie de amenazas crecientes”, agregó, el mandatario, aunque no se refirió directamente a las tensiones creadas entre Rusia por una parte, y Estados Unidos y la Unión Europea, por otra. El líder ruso propuso en este contexto “actualizar el programa de comercio y cooperación económica”.
La OCS es también una plataforma para encontrar apoyos y aliados políticos. Muestra de ello es la declaración conjunta en la que advierten que el despliegue del “escudo nuclear” representa una amenaza a la “seguridad internacional y la estabilidad estratégica”. Aunque no los nombran expresamente a Estados Unidos, la OSC aludió así a los planes de Washington de desplegar un sistema global de protección contra los misiles nucleares, que Rusia ve como una amenaza a su seguridad.
Rusia y China se han puesto de acuerdo asimismo para construir un gran puerto en la costa rusa del mar de Japón, en un nuevo signo de la profundización de la alianza entre estos gigantes.