Militantes islámicos avanzan pese a ataques, Obama promete destruir "red de muerte"

Beirut, Reuters
Aviones de combate estadounidenses atacaron posiciones del Estado Islámico en Siria el miércoles por segundo día, pero la campaña no frenó el avance de los militantes en un área kurda donde refugiados hablaron de localidades incendiadas y decapitaciones de prisioneros.


El presidente Barack Obama, hablando en Naciones Unidas, instó al mundo a unirse para luchar contra los militantes y prometió aumentar la presión contra el grupo extremista.

"El único lenguaje que entienden los asesinos como éstos es el lenguaje de la fuerza, por lo que Estados Unidos trabajará con una amplia coalición para desmantelar esta red de muerte", dijo Obama en un discurso de 40 minutos ante la Asamblea General de la ONU.

En tanto, militantes islamistas en Argelia dijeron en un video que habían ejecutado a un rehén francés capturado el domingo, en una demanda para que Francia ponga fin a su participación en los ataques aéreos contra el Estado Islámico (EI) en Irak, según el servicio de monitoreo SITE.

El presidente francés, Francois Hollande, confirmó en la ONU la muerte de su compatriota y prometió seguir luchando contra el terrorismo. Dijo además que continuarán las operaciones militares galas contra el Estado Islámico.

Los kurdos sirios dijeron que el grupo respondió a los ataques aéreos enviando más tanques y combatientes a un asalto cerca de la frontera turca en el norte, hacia donde casi 140.000 civiles han huido en los últimos días en el éxodo más veloz hasta el momento.

El avance de los extremistas hacia el pueblo de Kobani es un recordatorio de la dificultad que enfrenta Washington para derrotar a los combatientes en Siria, donde no tiene fuertes aliados militares en el terreno.

"Esos ataques aéreos no son importantes. Necesitamos soldados en terreno", dijo Hamed, un refugiado que huyó a Turquía escapando del avance del Estado Islámico.

Mazlum Bergaden, un maestro de Kobani que cruzó la frontera el miércoles con su familia, dijo que dos de sus hermanos habían sido capturados por combatientes del Estado Islámico.

"La situación es muy mala. Luego de que mataran a la gente, quemaron los pueblos (...) Cuando capturan cualquier localidad, decapitan a una persona para atemorizar a los demás", comentó. "Están intentando erradicar nuestra cultura, purgar nuestra nación", agregó.

Los combates entre los militantes islámicos y los kurdos se podían apreciar desde la frontera en Turquía, donde el ruido esporádico de artillería resonaba por las colinas.

ATAQUES EN FRONTERA CON IRAK

El miércoles, las fuerzas lideradas por Estados Unidos atacaron al menos 13 blancos en Albu Kamal y sus alrededores, uno de los principales cruces entre Irak y Siria, dijo el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, una organización que monitorea el conflicto con una red de activistas en terreno.

El Ejército estadounidense confirmó que había llevado a cabo ataques en Siria al noroeste de al Qaim, el pueblo iraquí en el cruce fronterizo de Albu Kamal. También atacó dentro de Irak al oeste de Bagdad y cerca de la capital kurda iraquí de Arbil el miércoles.

Albu Kamal, sobre la principal autopista del valle del río Éufrates, controla la ruta entre la capital de facto del Estado Islámico en Raqqa, Siria, hacia el frente en el oeste de Irak y hacia las afueras del oeste y sur de Bagdad.

La capacidad del Estado Islámico de mover a sus combatientes y armas entre Siria e Irak ha sido una importante ventaja táctica para el grupo en ambos países.

Los militantes que ingresaron desde Siria ayudaron a capturar gran parte del norte de Irak en junio, y las armas que incautaron y enviaron a Siria se sumaron a la batalla.

La campaña ha borrado las tradicionales alianzas en Oriente Medio. Jordania, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, Qatar y Arabia Saudita se unieron a los ataques. Todos están gobernados por musulmanes suníes y se oponen firmemente al presidente sirio, Bashar al-Assad, miembro de un secta derivada del chiísmo, y a su principal aliado regional, el chií Irán.

Washington lanzó ataques contra el grupo en agosto en Irak. El Estado Islámico respondió decapitando a dos periodistas estadounidenses y a un trabajador humanitario británico, lo que generó más pedidos de acción en su contra en ambos lados de la frontera.

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