Merkel acude a un acto judío en Berlín para condenar el antisemitismo
La canciller defiende que Alemania es la casa de las principales religiones
Enrique Müller
Berlín, El País
Berlín, la ciudad donde hace casi 76 años Adolf Hitler dio la orden para iniciar el pogromo contra la comunidad judía que vivía en Alemania, una acción conocida como la noche de los cristales rotos, y donde planificó la llamada “solución final del asunto judío” fue escenario este domingo de una inédita acción destinada a pedir a la población alemana más solidaridad con la comunidad judía que vive en el país.
El Congreso Central Judío había convocado una concentración bajo el lema ¡Levántate. Nunca más odio hacia los judíos!, para condenar las consignas antisemitas, similares a las de la Alemania nazi, pronunciadas por manifestantes árabes, en su mayoría palestinos, durante los actos de protesta contra la última operación del Ejército israelí en Gaza, entre el 8 de julio y el 26 de agosto.
El acto, en el que los participantes pidieron a los alemanes una clara muestra de apoyo a la comunidad judía, logró reunir en Berlín, en un escenario construido frente a la emblemática Puerta de Brandeburgo, a la élite del mundo político, religioso y cultural de Alemania. Entre los asistentes estaban la canciller alemana, Angela Merkel; el presidente, Joachim Gauck, más de media docena de ministros y los líderes de las iglesias evangélica y católica.
Merkel calificó los actos antisemitas como un “escándalo tremendo”. “Queremos que los judíos en Alemania se sientan seguros y que perciban que este país es nuestra casa común”, dijo. “Esta concentración debe enviar una señal clara contra el antisemitismo, contra el extremismo y contra la misantropía, así como un mensaje contundente a favor del respeto por las creencias y las culturas de los demás, ya sean judíos, musulmanes o cristianos. La vida judía nos pertenece y es parte de nosotros”, añadió la canciller al insistir en que la lucha contra el antisemitismo es una obligación del Estado y de la población.
El presidente del Consejo Central Judío, Dieter Grossmann, resumió en una frase el significado del encuentro de este domingo. “Nunca en mi vida me habría imaginado que tendríamos que volver a manifestarnos contra el antisemitismo en Alemania. Pero después de las terribles frases antisemitas que se escucharon en las calles alemanas, ha sido necesario volver a hacerlo”, dijo durante su intervención.
Los organizadores del simbólico acto quedaron satisfechos por la presencia de la elite política religiosa y cultural, pero fracasaron en reunir en la “milla del aficionado” a una multitud dispuesta a mostrar más coraje y solidaridad con sus compatriotas judíos. Según fuentes policiales, asistieron unas 5.000 personas. El pasado julio, se congregaron allí casi medio millón de alemanes para recibir a la selección de fútbol, ganadora del Mundial.
Los asistentes portaban letreros donde se podían leer frases que condenaban el antisemitismo y recordaban lo que había vivido el país en el pasado. Muchos manifestantes llegaron a la concentración portando banderas israelíes, pero nadie quiso ondear una bandera alemana. “Es cierto. Llegó menos gente de lo que esperábamos, pero creemos que el discurso de la canciller puede cambiar algo en el país”, dijo un organizador que prefirió el anonimato.
La convocatoria contra el antisemitismo tampoco despertó el interés de las cadenas de televisión, que suelen transmitir en vivo las intervenciones de la canciller Merkel en actos públicos, en especial los que tienen lugar ante la Puerta de Brandeburgo.
Cuando cesaron las hostilidades en Gaza, las manifestaciones desaparecieron de las calles de Berlín, pero las protestas callejeras dejaron una profunda huella en la comunidad judía, sobre todo la que vive en la capital y también en los círculos oficiales del país a causa de un nuevo fenómeno: la población alemana, además de mostrar indiferencia ante los ataques verbales que recibieron los judíos, nunca se mostró solidaria, una reacción que nuevamente quedó demostrada el domingo.
Enrique Müller
Berlín, El País
Berlín, la ciudad donde hace casi 76 años Adolf Hitler dio la orden para iniciar el pogromo contra la comunidad judía que vivía en Alemania, una acción conocida como la noche de los cristales rotos, y donde planificó la llamada “solución final del asunto judío” fue escenario este domingo de una inédita acción destinada a pedir a la población alemana más solidaridad con la comunidad judía que vive en el país.
El Congreso Central Judío había convocado una concentración bajo el lema ¡Levántate. Nunca más odio hacia los judíos!, para condenar las consignas antisemitas, similares a las de la Alemania nazi, pronunciadas por manifestantes árabes, en su mayoría palestinos, durante los actos de protesta contra la última operación del Ejército israelí en Gaza, entre el 8 de julio y el 26 de agosto.
El acto, en el que los participantes pidieron a los alemanes una clara muestra de apoyo a la comunidad judía, logró reunir en Berlín, en un escenario construido frente a la emblemática Puerta de Brandeburgo, a la élite del mundo político, religioso y cultural de Alemania. Entre los asistentes estaban la canciller alemana, Angela Merkel; el presidente, Joachim Gauck, más de media docena de ministros y los líderes de las iglesias evangélica y católica.
Merkel calificó los actos antisemitas como un “escándalo tremendo”. “Queremos que los judíos en Alemania se sientan seguros y que perciban que este país es nuestra casa común”, dijo. “Esta concentración debe enviar una señal clara contra el antisemitismo, contra el extremismo y contra la misantropía, así como un mensaje contundente a favor del respeto por las creencias y las culturas de los demás, ya sean judíos, musulmanes o cristianos. La vida judía nos pertenece y es parte de nosotros”, añadió la canciller al insistir en que la lucha contra el antisemitismo es una obligación del Estado y de la población.
El presidente del Consejo Central Judío, Dieter Grossmann, resumió en una frase el significado del encuentro de este domingo. “Nunca en mi vida me habría imaginado que tendríamos que volver a manifestarnos contra el antisemitismo en Alemania. Pero después de las terribles frases antisemitas que se escucharon en las calles alemanas, ha sido necesario volver a hacerlo”, dijo durante su intervención.
Los organizadores del simbólico acto quedaron satisfechos por la presencia de la elite política religiosa y cultural, pero fracasaron en reunir en la “milla del aficionado” a una multitud dispuesta a mostrar más coraje y solidaridad con sus compatriotas judíos. Según fuentes policiales, asistieron unas 5.000 personas. El pasado julio, se congregaron allí casi medio millón de alemanes para recibir a la selección de fútbol, ganadora del Mundial.
Los asistentes portaban letreros donde se podían leer frases que condenaban el antisemitismo y recordaban lo que había vivido el país en el pasado. Muchos manifestantes llegaron a la concentración portando banderas israelíes, pero nadie quiso ondear una bandera alemana. “Es cierto. Llegó menos gente de lo que esperábamos, pero creemos que el discurso de la canciller puede cambiar algo en el país”, dijo un organizador que prefirió el anonimato.
La convocatoria contra el antisemitismo tampoco despertó el interés de las cadenas de televisión, que suelen transmitir en vivo las intervenciones de la canciller Merkel en actos públicos, en especial los que tienen lugar ante la Puerta de Brandeburgo.
Cuando cesaron las hostilidades en Gaza, las manifestaciones desaparecieron de las calles de Berlín, pero las protestas callejeras dejaron una profunda huella en la comunidad judía, sobre todo la que vive en la capital y también en los círculos oficiales del país a causa de un nuevo fenómeno: la población alemana, además de mostrar indiferencia ante los ataques verbales que recibieron los judíos, nunca se mostró solidaria, una reacción que nuevamente quedó demostrada el domingo.