La protesta de Hong Kong cuestiona el futuro de un centro financiero global

Singapur emerge como rival para atraer las inversiones

Alicia González
Madrid, El País
Hay mucho en juego en los 1.100 kilómetros cuadrados que ocupa Hong Kong. La región especial actúa como el gran centro financiero de China, canaliza la inversión exterior de buena parte de los cuatro billones de dólares en reservas del gigante asiático y atrae a inversores de todo el mundo, gracias a la libre circulación de capitales y a su capacidad para operar en yuanes, la divisa china, que no es convertible. La Bolsa de Hong Kong es el sexto mercado financiero del mundo, el segundo de Asia, después de Tokio, y ha escalado también al sexto puesto en el mercado global de divisas.


En esas condiciones es fácil entender que los nervios cundieran ayer en el mundo financiero. El índice Hang Seng cayó un 1,9%, aunque no arrastró a otras plazas de la región, como en otros episodios de turbulencias políticas. El banco central de facto de la región, la Autoridad Monetaria de Hong Kong, activó el plan de contingencia para garantizar la liquidez a los bancos, aunque no se registraron problemas. Un total de 44 sucursales no pudieron abrir. “El desempeño económico de Hong Kong podría verse modestamente afectado, pero no es previsible que las inversiones se vean mermadas de forma significativa”, aseguraba una nota de Standard & Poor's.

El temor del mundo financiero es que las autoridades de Pekín empleen la fuerza con contundencia para reprimir las manifestaciones, que eso cuestione el estatus global del enclave y que desde ahí se produzca un contagio hacia la segunda economía del mundo.

“Un escenario semejante asestaría un duro golpe al estatus de Hong Kong como centro financiero internacional, que depende del imperio de la ley, de un sistema estable de gobierno y de que sea un lugar seguro y agradable para vivir”, apunta desde Londres Gareth Leather, economista para Asia de la consultora Capital Economics. “Las instituciones financieras internacionales podrían fácilmente reubicar sus cuarteles en Asia desde Hong Kong a Singapur”, advierte.

La estrecha integración económica y financiera de Hong Kong con China es, a un tiempo, su fortaleza y su debilidad. La incorporación de la región económica al último Plan Quinquenal del Gobierno chino ha permitido a Hong Kong canalizar el 11% de todo el comercio de China, según datos de 2012. El Fondo Monetario Internacional (FMI) advierte que si Pekín llevara a cabo las reformas pendientes, eso aumentaría el PIB del enclave tres décimas de forma permanente.

Pero la elevada exposición de su sector financiero a la actividad china lo hace muy vulnerable a una desaceleración económica del continente o a problemas de inestabilidad política. Los créditos otorgados por los bancos radicados en Hong Kong equivalen al 160% del PIB local. La mitad de esos préstamos tienen como destinatarios empresas públicas chinas y otro tercio a compañías internacionales. Ese crecimiento del crédito, a ritmos del 16% solo en 2013, explica la formación de una burbuja inmobiliaria bajo amenaza permanente de estallar. Desde 2003, los precios inmobiliarios han aumentado un 300%. “Un desplome de los precios tendría repercusiones generalizadas sobre el resto de la economía, incluyendo el sector financiero, que puede ver cómo aumentan los impagados”, asegura Leather.

No son los únicos sectores bajo amenaza. El turismo y el comercio de lujo suponen alrededor del 10% del PIB de la región, actividades que casan mal con el “desorden cívico”, admitían los economistas de Nomura en una nota a clientes. Habrá que ver si los mercados aprenden a convivir con otro foco de tensión geopolítica.

Diecisiete años de pulso con Pekín

1997. Reino Unido devuelve a China Hong Kong, bajo su control desde la primera guerra del Opio en 1842. Pekín designa a Tung Chee-hwa, un magnate de Shanghái, como jefe del Ejecutivo.

1998. Primeras elecciones.

2003. Un día después de la visita del primer ministro chino Wen Jiabao, una protesta de 500.000 personas obliga a archivar una propuesta de ley antisubversión.
2004. China se otorga el poder de bloquear las leyes que reporten más libertad a Hong Kong, como el proyecto para elegir directamente a su presidente ejecutivo. Londres acusa a Pekín de incumplir los acuerdos que garantizaban el autogobierno a la excolonia.
2005. Tung Chee-hwa dimite y le sucede Donald Tsang, con apoyo de Pekín. Hong Kong es la única región china en la que se conmemoran los 16 años del levantamiento de Tiananmen, marcando lo que ocurrirá en sucesivos aniversarios.
2006. Decenas de miles de personas piden más democracia.
2007. Donald Tsang gana las elecciones y repite mandato. Pekín asegura que permitirá a Hong Kong elegir gobernador en 2017. Seguirán varias promesas de reformas que la oposición siempre considera insuficientes.
2012. Leung Chun-ying (CY Leung) releva a Donald Tsang, acosado por sus nexos sospechosos con grandes empresarios.
2014. En junio, el 90% de los 800.000 participantes en un referéndum ilegal pide poder decidir los candidatos para las futuras elecciones del presidente ejecutivo. Pekín condena el referéndum.
2014. En julio, se produce la mayor manifestación pro democracia en una década.

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