¿Fue el 11-S una estrategia para entrar en Irak?
Nueva York, EP
La posibilidad de que el 11 de septiembre de 2001 fuese utilizado por Estados Unidos como una excusa para poder entrar en Iraq es una creencia que algunos sustentan, como el expiloto de la CIA y la DEA y autor de dos libros sobre la conspiración interna que permitió la tragedia, Phillip Marshall.
Marshall fue encontrado sin vida, junto a sus hijos y su perro, en su casa el año pasado, aunque antes de eso había denunciado en voz alta lo que él consideraba un "autoatentado" utilizado por Estados Unidos para atacar Iraq.
Marshall creía que los muertos de Nueva York sirvieron de excusa para provocar los cambios que han ocurrido desde el 11 de septiembre, para los que era necesario un ataque estilo Pearl Harbor y que al culpar a Osama bin Laden del ataque, se podría iniciar una política de guerra preventiva en contra de Irak, y finalmente contra Siria e Irán.
Ese nuevo Pearl Harbor del que hablaba Marshall ocurrió el 11 de septiembre de 2001, cuando murieron casi 3.000 personas después de que tres aviones, de los cuatro secuestrados por la organización terrorista Al Qaeda, impactaran contra puntos clave del país.
Dos chocaron contra el World Trade Center, en Nueva York, uno de los núcleos financieros más importantes del mundo y el tercero, contra una de las fachadas del Pentágono, en Virginia. El cuarto nunca llegó a su destino, porque la tripulación logró desviarlo, estrellándose en campo abierto, en Pensilvania, sin ningún superviviente.
Los sucesos de este día desencadenaron la "guerra contra el terrorismo", que Estados Unidos extendió a varios países de Oriente Medio, que aún sufren las consecuencias. Las explicaciones a lo sucedido varían, pero las hipótesis más probables son dos, que se basan en que la primera potencia militar del mundo nunca habría permitido un ataque semejante.
La primera alternativa afirma que fue un "autoatentado" y no un ataque externo, que serviría de pretexto para justificar la guerra, según ha publicado Telesur.
La segunda opción es que el Gobierno lo sabía, pero lo permitió para justificar sus planes belicistas. De hecho, el documentalista estadounidense Michael Moore, en
, asegura que 24 miembros de la familia de Osama Bin Laden, principal instigador de los atentados, fueron evacuados vía aérea.
Además, la primera reacción del Gobierno fue lenta y poco contundente: "Nuestras tropas especiales tardaron en llegar a la zona donde estaba Bin Laden dos meses", según ha afirmado el encargado de la oficina antiterrorista de Estados Unidos durante el 11-S, Richard Clarke. Sólo se enviaron 11.000 mil soldados, que no fueron directamente al lugar donde se encondía -supuestamente- Bin Laden.
"Hay más Policía aquí en Manhattan que tropas estadounidenses en Afganistán", ha añadido Clarke en referencia a la cifra de 11.000 soldados, por lo que considera "la respuesta al 11-S una burla". Clarke también ha recordado que "el presidente (George W.Bush) de forma muy intimidatoria nos dio a mi equipo y a mí indicaciones muy claras de que quería que volviéramos con la conclusión de que detrás del 11-S había una mano iraquí".
Según ha declarado el internacionalista francés Thierry Meyssan en su libro '11 de septiembre de 2001: La Terrible impostura': "El presidente de Estados Unidos vio imágenes del primer choque antes de que ocurriera el segundo. Esas imágenes no pueden ser las que tomaron por casualidad Jules y Gédéon Naudet. En efecto, los hermanos Naudet estuvieron todo el día filmando en el World Trade Center".
Y añade: "Si los servicios de información estadounidenses pudieron filmar el primer atentado es porque habían sido informados previamente. Y en ese caso, ¿por qué no hicieron nada para salvar a sus compatriotas?".
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La posibilidad de que el 11 de septiembre de 2001 fuese utilizado por Estados Unidos como una excusa para poder entrar en Iraq es una creencia que algunos sustentan, como el expiloto de la CIA y la DEA y autor de dos libros sobre la conspiración interna que permitió la tragedia, Phillip Marshall.
Marshall fue encontrado sin vida, junto a sus hijos y su perro, en su casa el año pasado, aunque antes de eso había denunciado en voz alta lo que él consideraba un "autoatentado" utilizado por Estados Unidos para atacar Iraq.
Marshall creía que los muertos de Nueva York sirvieron de excusa para provocar los cambios que han ocurrido desde el 11 de septiembre, para los que era necesario un ataque estilo Pearl Harbor y que al culpar a Osama bin Laden del ataque, se podría iniciar una política de guerra preventiva en contra de Irak, y finalmente contra Siria e Irán.
Ese nuevo Pearl Harbor del que hablaba Marshall ocurrió el 11 de septiembre de 2001, cuando murieron casi 3.000 personas después de que tres aviones, de los cuatro secuestrados por la organización terrorista Al Qaeda, impactaran contra puntos clave del país.
Dos chocaron contra el World Trade Center, en Nueva York, uno de los núcleos financieros más importantes del mundo y el tercero, contra una de las fachadas del Pentágono, en Virginia. El cuarto nunca llegó a su destino, porque la tripulación logró desviarlo, estrellándose en campo abierto, en Pensilvania, sin ningún superviviente.
Los sucesos de este día desencadenaron la "guerra contra el terrorismo", que Estados Unidos extendió a varios países de Oriente Medio, que aún sufren las consecuencias. Las explicaciones a lo sucedido varían, pero las hipótesis más probables son dos, que se basan en que la primera potencia militar del mundo nunca habría permitido un ataque semejante.
La primera alternativa afirma que fue un "autoatentado" y no un ataque externo, que serviría de pretexto para justificar la guerra, según ha publicado Telesur.
La segunda opción es que el Gobierno lo sabía, pero lo permitió para justificar sus planes belicistas. De hecho, el documentalista estadounidense Michael Moore, en
, asegura que 24 miembros de la familia de Osama Bin Laden, principal instigador de los atentados, fueron evacuados vía aérea.
Además, la primera reacción del Gobierno fue lenta y poco contundente: "Nuestras tropas especiales tardaron en llegar a la zona donde estaba Bin Laden dos meses", según ha afirmado el encargado de la oficina antiterrorista de Estados Unidos durante el 11-S, Richard Clarke. Sólo se enviaron 11.000 mil soldados, que no fueron directamente al lugar donde se encondía -supuestamente- Bin Laden.
"Hay más Policía aquí en Manhattan que tropas estadounidenses en Afganistán", ha añadido Clarke en referencia a la cifra de 11.000 soldados, por lo que considera "la respuesta al 11-S una burla". Clarke también ha recordado que "el presidente (George W.Bush) de forma muy intimidatoria nos dio a mi equipo y a mí indicaciones muy claras de que quería que volviéramos con la conclusión de que detrás del 11-S había una mano iraquí".
Según ha declarado el internacionalista francés Thierry Meyssan en su libro '11 de septiembre de 2001: La Terrible impostura': "El presidente de Estados Unidos vio imágenes del primer choque antes de que ocurriera el segundo. Esas imágenes no pueden ser las que tomaron por casualidad Jules y Gédéon Naudet. En efecto, los hermanos Naudet estuvieron todo el día filmando en el World Trade Center".
Y añade: "Si los servicios de información estadounidenses pudieron filmar el primer atentado es porque habían sido informados previamente. Y en ese caso, ¿por qué no hicieron nada para salvar a sus compatriotas?".
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