Sudamérica exportará alimentos a Rusia ante las sanciones a la UE y EE UU
El Gobierno de Putin se reúne con diplomáticos de Argentina, Chile, Uruguay y Ecuador
M. Rossi / A. Rebossio
São Paulo / Buenos Aires, El País
Las exportaciones de alimentos de la Unión Europea, EE UU y otros países que prohibió este miércoles Rusia por una año equivalen a más de 6.000 millones de euros. Ese es el mercado por el que competirán ahora rivales de Latinoamérica y algunas países como Turquía. No es solo un negocio de oportunidad hasta 2015 sino la posibilidad de poner un pie en un potencia de 145 millones de habitantes.
Para asegurarse el abastecimiento de alimentos a partir de septiembre, el director del Servicio de Inspección Agrícola y Ganadera ruso, Serguéi Dankvert, se reunió este jueves con los embajadores en Moscú de Argentina, Chile, Ecuador y Uruguay. Además, el Gobierno de Vladímir Putin levantó entre este jueves y viernes la prohibición sanitaria que regía sobre 89 compañías cárnicas de Brasil y 18 plantas de procesamiento de pescado de Perú. Las sanciones de Rusia contra Occidente son represalias por los castigos económicos contra individuos y empresas rusas ante el conflicto bélico en Ucrania.
La noticia del levantamiento de restricciones de Moscú a la importación de carne vacuna y lácteos de Brasil, vigentes desde 2011, animó al mercado exportador del gigante sudamericano. “Es sorprendente”, dijo José Augusto Castro, presidente de la Asociación de Comercio Exterior de Brasil. “Rusia siempre fue reticente a nuestro país”, explica Castro, que prevé que Brasil facture hasta 370 millones de euros con nuevas exportaciones al mercado ruso. “Lo más importante para los exportadores brasileños ahora es ganar el mercado y mantenerlo tras ese año de veto”, aclara el empresario.
Pero la producción de alimentos no es una cuestión que ocurra de un día para el otro. “Mientras un cerdo necesita entre ocho y diez meses para estar listo para el consumo, el pollo necesita cerca de 45 días”, explica el vicepresidente de la Asociación Brasileña de Proteína Animal, Ricardo Santin. Pero la buena noticia para el comercio exterior puede afectar el mercado interno brasileño porque si la demanda aumenta, el precio de la carne en Brasil puede subir también, reconoce Santin. Lo mismo puede ocurrir en el resto de Latinoamérica.
Sudamérica tiene oferta, pero el alimento no se produce de un dìa para el otro y la exportación puede subir los precios internos
En Argentina rigen restricciones a la exportación de carne vacuna, maíz y trigo para asegurar el abastecimiento del mercado interno, pero su embajador en Rusia, Pablo Tettamanti, prometió que su país comenzará en breve a aumentar sus exportaciones de alimentos en general al país euroasiático. El Gobierno ruso ansía comprarle carnes vacuna, porcina y aviar, quesos, leche en polvo, mantequilla, verduras y pescado, un sector en el que empresas españolas controlan buena parte de la exportación desde Argentina. El presidente de la Coordinadora de Industrias de Productos Alimenticios argentina, Daniel Funes de Rioja, destacó que su país cuenta “en general con oferta” para suministrar a Rusia, dada la caída de la demanda en los mercados interno y externos, como Brasil. El menor consumo está disminuyendo este año la producción argentina de pollo y lácteos, mientras bajan las exportaciones de legumbres, hortalizas y frutas.
Fuentes del Ministerio de Agricultura argentino aclararon que los productores y exportadores de su país ya tienen compromisos de ventas a otros países que no pueden romperse para abastecer a Rusia, y que tampoco pueden permitir que se eleven los precios internos para cumplir con la nueva demanda. Pero consideraron que hay diversos sectores con suficiente oferta como para responder al requerimiento ruso.
El embajador chileno en Rusia, Juan Eduardo Eguiguren, dijo que su país puede incrementar las exportaciones de carne de cerdo y pollo, pescados, verduras y frutas. Su colega ecuatoriano, Patricio Chávez Zabala, destacó a la agencia EFE que el Gobierno de Putin ofreció vuelos para mejorar el transporte de plátanos hacia Rusia. Chávez también propuso elevar la exportación de atún, café, brócoli, frutas tropicales como piña y papaya y productos lácteos como la leche condensada y los quesos. Su par de Uruguay, Aníbal Cabral Segalerba, abogó por el incremento de envíos de carne vacuna y el inicio de las exportaciones de ganado vivo. Rusia mostró interés por no solo por los bifes uruguayos sino también por sus pescados y mariscos, quesos, cítricos, manzanas, peras y las verduras en general.
M. Rossi / A. Rebossio
São Paulo / Buenos Aires, El País
Las exportaciones de alimentos de la Unión Europea, EE UU y otros países que prohibió este miércoles Rusia por una año equivalen a más de 6.000 millones de euros. Ese es el mercado por el que competirán ahora rivales de Latinoamérica y algunas países como Turquía. No es solo un negocio de oportunidad hasta 2015 sino la posibilidad de poner un pie en un potencia de 145 millones de habitantes.
Para asegurarse el abastecimiento de alimentos a partir de septiembre, el director del Servicio de Inspección Agrícola y Ganadera ruso, Serguéi Dankvert, se reunió este jueves con los embajadores en Moscú de Argentina, Chile, Ecuador y Uruguay. Además, el Gobierno de Vladímir Putin levantó entre este jueves y viernes la prohibición sanitaria que regía sobre 89 compañías cárnicas de Brasil y 18 plantas de procesamiento de pescado de Perú. Las sanciones de Rusia contra Occidente son represalias por los castigos económicos contra individuos y empresas rusas ante el conflicto bélico en Ucrania.
La noticia del levantamiento de restricciones de Moscú a la importación de carne vacuna y lácteos de Brasil, vigentes desde 2011, animó al mercado exportador del gigante sudamericano. “Es sorprendente”, dijo José Augusto Castro, presidente de la Asociación de Comercio Exterior de Brasil. “Rusia siempre fue reticente a nuestro país”, explica Castro, que prevé que Brasil facture hasta 370 millones de euros con nuevas exportaciones al mercado ruso. “Lo más importante para los exportadores brasileños ahora es ganar el mercado y mantenerlo tras ese año de veto”, aclara el empresario.
Pero la producción de alimentos no es una cuestión que ocurra de un día para el otro. “Mientras un cerdo necesita entre ocho y diez meses para estar listo para el consumo, el pollo necesita cerca de 45 días”, explica el vicepresidente de la Asociación Brasileña de Proteína Animal, Ricardo Santin. Pero la buena noticia para el comercio exterior puede afectar el mercado interno brasileño porque si la demanda aumenta, el precio de la carne en Brasil puede subir también, reconoce Santin. Lo mismo puede ocurrir en el resto de Latinoamérica.
Sudamérica tiene oferta, pero el alimento no se produce de un dìa para el otro y la exportación puede subir los precios internos
En Argentina rigen restricciones a la exportación de carne vacuna, maíz y trigo para asegurar el abastecimiento del mercado interno, pero su embajador en Rusia, Pablo Tettamanti, prometió que su país comenzará en breve a aumentar sus exportaciones de alimentos en general al país euroasiático. El Gobierno ruso ansía comprarle carnes vacuna, porcina y aviar, quesos, leche en polvo, mantequilla, verduras y pescado, un sector en el que empresas españolas controlan buena parte de la exportación desde Argentina. El presidente de la Coordinadora de Industrias de Productos Alimenticios argentina, Daniel Funes de Rioja, destacó que su país cuenta “en general con oferta” para suministrar a Rusia, dada la caída de la demanda en los mercados interno y externos, como Brasil. El menor consumo está disminuyendo este año la producción argentina de pollo y lácteos, mientras bajan las exportaciones de legumbres, hortalizas y frutas.
Fuentes del Ministerio de Agricultura argentino aclararon que los productores y exportadores de su país ya tienen compromisos de ventas a otros países que no pueden romperse para abastecer a Rusia, y que tampoco pueden permitir que se eleven los precios internos para cumplir con la nueva demanda. Pero consideraron que hay diversos sectores con suficiente oferta como para responder al requerimiento ruso.
El embajador chileno en Rusia, Juan Eduardo Eguiguren, dijo que su país puede incrementar las exportaciones de carne de cerdo y pollo, pescados, verduras y frutas. Su colega ecuatoriano, Patricio Chávez Zabala, destacó a la agencia EFE que el Gobierno de Putin ofreció vuelos para mejorar el transporte de plátanos hacia Rusia. Chávez también propuso elevar la exportación de atún, café, brócoli, frutas tropicales como piña y papaya y productos lácteos como la leche condensada y los quesos. Su par de Uruguay, Aníbal Cabral Segalerba, abogó por el incremento de envíos de carne vacuna y el inicio de las exportaciones de ganado vivo. Rusia mostró interés por no solo por los bifes uruguayos sino también por sus pescados y mariscos, quesos, cítricos, manzanas, peras y las verduras en general.