La Casa Blanca, en “punto de inflexión” por el EI, reformula su política de guerra
Washington, AFP
Las señales de una posible ofensiva de Estados Unidos contra los yihadistas del Estado Islámico (EI) en Siria muestran un cambio en la política del gobierno de Barack Obama sobre las guerras en el exterior, enmarcada aún en el trauma de la era post-Irak.
Un año atrás, Obama estuvo a punto de bombardear Siria, pero se retractó a último momento, tras dimensionar el aislamiento político que sufriría en un país cansado de las guerras.
Ahora camina nuevamente al borde de esta posibilidad, pero es posible que los vientos políticos hayan cambiado.
La ejecución del periodista estadounidense James Foley, quien desde 2012 permanecía secuestrado en Siria, y el temor de que un califato del EI pueda convertirse en un paraíso terrorista suponen un desafío a la política exterior del gobierno, construida sobre la base de que la “marea de la guerra está retrocediendo”.
Además dio lugar a un debate sobre la seguridad nacional en la antesala de la campaña para las elecciones de 2016, que culminará solo cuando el próximo presidente decida cómo ejercerá el poderío de Estados Unidos en el exterior.
Antipatía
Obama no ha escondido su antipatía a los compromisos sin fecha de partida de Medio Oriente, a pesar de sus campañas potentes pero limitadas contra Al Qaida en Pakistán y Libia.
Pero la horrorosa muerte de Foley fue un desafío directo al gobierno, y es imposible pensar que el presidente no responderá.
Además, la posibilidad de que militantes occidentales del EI puedan llevar el terror a Estados Unidos simplemente comprando un billete de avión también deja a Obama con una guerra en el exterior que no buscó pero que tal vez deba enfrentar.
Sin embargo, un intento serio de detener al EI en la difusa frontera entre Irak y Siria amenaza con convertirse en el tipo de compromiso que el Ejecutivo estadounidense quiere evitar.
No obstante, el Pentágono prepara opciones para una posible acción de Estados Unidos contra los bastiones del grupo en Siria, que se sumaría a los ataques aéreos limitados que realiza desde hace días en el norte de Irak para proteger al personal estadounidense y evitar un genocidio de la minoría yazidí.
Punto de inflexión
El endurecimiento de la retórica estadounidense ha generado expectativas de que Obama lance pronto en Siria un frente contra un grupo que la semana pasada calificó como “cáncer”.
Uno de sus principales consejeros, Ben Rhodes, calificó la ejecución de Foley como ataque terrorista y advirtió: “Si uno va a por los norteamericanos, iremos a por él esté donde esté”.
Por su parte, un exfuncionario de alto rango de la administración dijo que el cambio en la retórica podría significar un “punto de inflexión” de la Casa Blanca.
“Me parece a mí que han acelerado, de segunda a cuarta, en cómo responder” al EI, opinó.
Mientras tanto, los tambores de guerra suenan nuevamente en el Capitolio. “Hasta el momento este gobierno solo se ha ocupado de la contención”, dijo a ABC News Michael McCaul, presidente del Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes. “Necesitamos expandir esos ataques aéreos, así podremos en última instancia derrotar y eliminar” al EI, opinó.
2016
El repentino avance de los yihadistas también está comenzando a impactar en la incipiente carrera para las presidenciales de 2016.
Las elecciones estadounidenses habitualmente giran en torno a los asuntos domésticos, pero dada la agitación en todo el mundo, es seguro que la disputa sobre el papel de Estados Unidos en el exterior se abrirá camino en la campaña para elegir al sucesor de Obama.
En este contexto, la exsecretaria de Estado Hillary Clinton, posible candidata de los demócratas, ha señalado públicamente que Obama no hizo caso a su consejo de armar a los rebeldes moderados en Siria, una movida que según asesores podría haber puesto freno al avance del EI.
Obama, por el contrario, ha buscado alejarse de la “guerra contra el terror” de su predecesor, George W. Bush.
El EI también ha complicado la vida al senador Rand Paul, un republicano liberal, quien advirtió en junio que el involucramiento de Estados Unidos ya había creado un “país de las maravillas yihadistas”.
Paul advirtió el domingo que la visión de Clinton podría dar pie al inicio de una nueva guerra en Medio Oriente.
Las señales de una posible ofensiva de Estados Unidos contra los yihadistas del Estado Islámico (EI) en Siria muestran un cambio en la política del gobierno de Barack Obama sobre las guerras en el exterior, enmarcada aún en el trauma de la era post-Irak.
Un año atrás, Obama estuvo a punto de bombardear Siria, pero se retractó a último momento, tras dimensionar el aislamiento político que sufriría en un país cansado de las guerras.
Ahora camina nuevamente al borde de esta posibilidad, pero es posible que los vientos políticos hayan cambiado.
La ejecución del periodista estadounidense James Foley, quien desde 2012 permanecía secuestrado en Siria, y el temor de que un califato del EI pueda convertirse en un paraíso terrorista suponen un desafío a la política exterior del gobierno, construida sobre la base de que la “marea de la guerra está retrocediendo”.
Además dio lugar a un debate sobre la seguridad nacional en la antesala de la campaña para las elecciones de 2016, que culminará solo cuando el próximo presidente decida cómo ejercerá el poderío de Estados Unidos en el exterior.
Antipatía
Obama no ha escondido su antipatía a los compromisos sin fecha de partida de Medio Oriente, a pesar de sus campañas potentes pero limitadas contra Al Qaida en Pakistán y Libia.
Pero la horrorosa muerte de Foley fue un desafío directo al gobierno, y es imposible pensar que el presidente no responderá.
Además, la posibilidad de que militantes occidentales del EI puedan llevar el terror a Estados Unidos simplemente comprando un billete de avión también deja a Obama con una guerra en el exterior que no buscó pero que tal vez deba enfrentar.
Sin embargo, un intento serio de detener al EI en la difusa frontera entre Irak y Siria amenaza con convertirse en el tipo de compromiso que el Ejecutivo estadounidense quiere evitar.
No obstante, el Pentágono prepara opciones para una posible acción de Estados Unidos contra los bastiones del grupo en Siria, que se sumaría a los ataques aéreos limitados que realiza desde hace días en el norte de Irak para proteger al personal estadounidense y evitar un genocidio de la minoría yazidí.
Punto de inflexión
El endurecimiento de la retórica estadounidense ha generado expectativas de que Obama lance pronto en Siria un frente contra un grupo que la semana pasada calificó como “cáncer”.
Uno de sus principales consejeros, Ben Rhodes, calificó la ejecución de Foley como ataque terrorista y advirtió: “Si uno va a por los norteamericanos, iremos a por él esté donde esté”.
Por su parte, un exfuncionario de alto rango de la administración dijo que el cambio en la retórica podría significar un “punto de inflexión” de la Casa Blanca.
“Me parece a mí que han acelerado, de segunda a cuarta, en cómo responder” al EI, opinó.
Mientras tanto, los tambores de guerra suenan nuevamente en el Capitolio. “Hasta el momento este gobierno solo se ha ocupado de la contención”, dijo a ABC News Michael McCaul, presidente del Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes. “Necesitamos expandir esos ataques aéreos, así podremos en última instancia derrotar y eliminar” al EI, opinó.
2016
El repentino avance de los yihadistas también está comenzando a impactar en la incipiente carrera para las presidenciales de 2016.
Las elecciones estadounidenses habitualmente giran en torno a los asuntos domésticos, pero dada la agitación en todo el mundo, es seguro que la disputa sobre el papel de Estados Unidos en el exterior se abrirá camino en la campaña para elegir al sucesor de Obama.
En este contexto, la exsecretaria de Estado Hillary Clinton, posible candidata de los demócratas, ha señalado públicamente que Obama no hizo caso a su consejo de armar a los rebeldes moderados en Siria, una movida que según asesores podría haber puesto freno al avance del EI.
Obama, por el contrario, ha buscado alejarse de la “guerra contra el terror” de su predecesor, George W. Bush.
El EI también ha complicado la vida al senador Rand Paul, un republicano liberal, quien advirtió en junio que el involucramiento de Estados Unidos ya había creado un “país de las maravillas yihadistas”.
Paul advirtió el domingo que la visión de Clinton podría dar pie al inicio de una nueva guerra en Medio Oriente.