Italia: Misa por periodista de AP muerto en Gaza
Pitigliano, AP
Varios cientos de personas atestaron la catedral medieval de esta población de la Toscana el viernes para recordar al videoperiodista de Associated Press Simone Camilli como un narrador apasionado que encontró satisfacción personal y profesional en el Medio Oriente.
Una imagen de Camilli, apoyado con aire pensativo en el balcón de la oficina de la AP en Gaza contra el fondo de nubes de humo, estaba colocada junto al sencillo cajón de madera que trajo su cuerpo de regreso a Italia y que su familia quiso conservar por deferencia a su gusto por la sencillez.
"Se podría pensar que era un buscador de emociones fuertes. Simone no era así", dijo su amigo y colega en la AP Chris Slaney. "Sus mejores trabajos estaban filmados lejos del frente. Se enorgullecía de los trabajos sencillos, historias humanas bien narradas".
Camilli murió el miércoles en la Franja de Gaza cuando estallaron explosivos que se cree habían sido lanzados días antes por un avión israelí. En la explosión murieron el traductor palestino Ali Shehda Abu Afash, que trabajaba con Camilli, y cuatro ingenieros policiales. El fotógrafo de AP Hatem Moussa y otras dos personas sufrieron heridas graves.
Videos realizados por Camilli fueron proyectados en muros cercanos a la catedral, y los que asistían a la misa se detenían a mirarlos, conmovidos.
El presidente de AP Gary Pruitt, quien habló fuera de la catedral, elogió a Camilli por "relatar el lado humano de la guerra" durante casi una década de trabajo con la AP.
Monseñor Guglielmo Borghetti, obispo de Pitigliano-Sovana-Orbetello, recordó a Camilli como un "profesional joven, valiente y apasionado" y observó que el papa Francisco rezó por él en el avión que lo llevaba a Corea del Sur.
"Simone murió como consecuencia de la guerra", dijo Borghetti.
El padre de Camilli es alcalde de esta población de 4.000 habitantes que estaba de luto. La ciudad canceló los festejos del feriado nacional de Ferragosto, el 15 de agosto, y asociaciones locales colocaron avisos fúnebres tradicionales en los muros de los edificios.
Camilli, de 35 años, deja a su compañera Ylva van den Berg, y la hija de ambos, Nour, de tres años.
Van den Berg dijo que se conocieron en una calle de Jerusalén hace ocho años y se miraron a los ojos al aproximarse. Se pusieron a hablar.
"Hablaste de tu trabajo para la AP que acababas de comenzar y que te emocionaba tanto", dijo van den Berg. "Para el final de la velada me había enamorado de ti y estuvimos juntos desde esa noche".
Van den Berg dijo que Simone estaba feliz con su familia y su trabajo cuando se mudaron de Jerusalén a una casa nueva en Beirut.
"Sé que estabas tan feliz con nuestra familia en los últimos meses", dijo van den Berg. "Sentías la libertad de hacer las historias que querías hacer y te sentías apreciado por ello".
El padre, Pier Luigi Camilli, dijo que en el viaje a Jerusalén a buscar el cuerpo de su hijo se sintió abrumado al conocer a tanta gente que lo consideraba un amigo y que admiraban sus dotes de periodista.
"Todos decían que Simone era una persona tan especial", dijo Pier Luigi Camilli, ex periodista de la cadena estatal de radio y de televisión italiana RAI. Estaba maravillado al descubrir "una nueva imagen de mi hijo, este muchacho... muchacho a los 35 años. Este hombre. No lo conocí. No tuvimos tiempo para advertir que era tan especial. Perder un hijo es un dolor que creo no tiene igual. Creo que todavía no terminamos de comprenderlo".
La madre de Camilli, Maria Daniela Vigna, dijo que viajará a Gaza a honrar la memoria de su hijo.
"No sé cómo, pero debo ir allá, hacer algo. Si no, mi vida ha terminado".
Abu Afash, un gazatí que trabajaba con la prensa internacional como traductor, fue enterrado el mismo día de la explosión, de acuerdo con la costumbre musulmana. Le sobreviven su esposa Shireen y sus hijas Majd, de siete años, y Wajd, de dos.
Varios cientos de personas atestaron la catedral medieval de esta población de la Toscana el viernes para recordar al videoperiodista de Associated Press Simone Camilli como un narrador apasionado que encontró satisfacción personal y profesional en el Medio Oriente.
Una imagen de Camilli, apoyado con aire pensativo en el balcón de la oficina de la AP en Gaza contra el fondo de nubes de humo, estaba colocada junto al sencillo cajón de madera que trajo su cuerpo de regreso a Italia y que su familia quiso conservar por deferencia a su gusto por la sencillez.
"Se podría pensar que era un buscador de emociones fuertes. Simone no era así", dijo su amigo y colega en la AP Chris Slaney. "Sus mejores trabajos estaban filmados lejos del frente. Se enorgullecía de los trabajos sencillos, historias humanas bien narradas".
Camilli murió el miércoles en la Franja de Gaza cuando estallaron explosivos que se cree habían sido lanzados días antes por un avión israelí. En la explosión murieron el traductor palestino Ali Shehda Abu Afash, que trabajaba con Camilli, y cuatro ingenieros policiales. El fotógrafo de AP Hatem Moussa y otras dos personas sufrieron heridas graves.
Videos realizados por Camilli fueron proyectados en muros cercanos a la catedral, y los que asistían a la misa se detenían a mirarlos, conmovidos.
El presidente de AP Gary Pruitt, quien habló fuera de la catedral, elogió a Camilli por "relatar el lado humano de la guerra" durante casi una década de trabajo con la AP.
Monseñor Guglielmo Borghetti, obispo de Pitigliano-Sovana-Orbetello, recordó a Camilli como un "profesional joven, valiente y apasionado" y observó que el papa Francisco rezó por él en el avión que lo llevaba a Corea del Sur.
"Simone murió como consecuencia de la guerra", dijo Borghetti.
El padre de Camilli es alcalde de esta población de 4.000 habitantes que estaba de luto. La ciudad canceló los festejos del feriado nacional de Ferragosto, el 15 de agosto, y asociaciones locales colocaron avisos fúnebres tradicionales en los muros de los edificios.
Camilli, de 35 años, deja a su compañera Ylva van den Berg, y la hija de ambos, Nour, de tres años.
Van den Berg dijo que se conocieron en una calle de Jerusalén hace ocho años y se miraron a los ojos al aproximarse. Se pusieron a hablar.
"Hablaste de tu trabajo para la AP que acababas de comenzar y que te emocionaba tanto", dijo van den Berg. "Para el final de la velada me había enamorado de ti y estuvimos juntos desde esa noche".
Van den Berg dijo que Simone estaba feliz con su familia y su trabajo cuando se mudaron de Jerusalén a una casa nueva en Beirut.
"Sé que estabas tan feliz con nuestra familia en los últimos meses", dijo van den Berg. "Sentías la libertad de hacer las historias que querías hacer y te sentías apreciado por ello".
El padre, Pier Luigi Camilli, dijo que en el viaje a Jerusalén a buscar el cuerpo de su hijo se sintió abrumado al conocer a tanta gente que lo consideraba un amigo y que admiraban sus dotes de periodista.
"Todos decían que Simone era una persona tan especial", dijo Pier Luigi Camilli, ex periodista de la cadena estatal de radio y de televisión italiana RAI. Estaba maravillado al descubrir "una nueva imagen de mi hijo, este muchacho... muchacho a los 35 años. Este hombre. No lo conocí. No tuvimos tiempo para advertir que era tan especial. Perder un hijo es un dolor que creo no tiene igual. Creo que todavía no terminamos de comprenderlo".
La madre de Camilli, Maria Daniela Vigna, dijo que viajará a Gaza a honrar la memoria de su hijo.
"No sé cómo, pero debo ir allá, hacer algo. Si no, mi vida ha terminado".
Abu Afash, un gazatí que trabajaba con la prensa internacional como traductor, fue enterrado el mismo día de la explosión, de acuerdo con la costumbre musulmana. Le sobreviven su esposa Shireen y sus hijas Majd, de siete años, y Wajd, de dos.