Irak agradece ayuda de EEUU para civiles
Campamento Jazer, AP
Miles de desplazados iraquíes huyeron de su campamento debido al avance de combatientes del grupo extremista Estado Islámico, lo que agravó la crisis humanitaria que se vive en el norte del país, mientras que Estados Unidos llevó a cabo sus primeros bombardeos contra los insurgentes para detener su avance.
A diferencia de la decisión de Washington de invadir Irak hace una década, tanto la entrega de ayuda como la autorización de acciones militares contra el Estado Islámico fueron bien vistos por funcionarios iraquíes y curdos preocupados por el rápido avance de los combatientes.
"Le damos las gracias a Barack Obama", dijo Jalid Yamal Alber, del Ministerio de Asuntos Religiosos del gobierno curdo en el norte de Irak.
El Ministerio para Inmigración y Desplazados de Irak también vio con agrado la entrega de ayuda. El portavoz ministerial Satar Nawruz dijo que la ayuda llegó "justo a tiempo".
El campamento Jazer, ubicado cerca del frente de batalla entre los militantes y combatientes curdos, se veía vacío el viernes. El campamento estaba poblado por iraquíes que huyeron de sus ciudades y poblados cuando fueron tomados por combatientes del Estado Islámico las últimas semanas, y en los últimos días se han visto forzados a huir nuevamente.
Los combatientes han estado avanzado desde sus posiciones en el noroeste de Irak rumbo a Irbil, la capital de la región curda autónoma. Por días, ambos bandos se han enfrentado sobre un río en un puente destruido sobre una vía primaria a 40 kilómetros (25 millas) de Irbil.
Al expandirse desde su bastión en Mosul, la segunda ciudad más grande de Irak, los militantes han capturado varios poblados vecinos e incluso la presa hidroeléctrica más grande del país en las últimas semanas, lo que ha cimentado su control.
Las minorías étnicas y religiosas han huido con la caída de sus poblados.
Los jets de combate de Estados Unidos arrojaron bombas sobre una pieza de artillería y el camión que la remolcaba después que hizo disparos cerca de donde se encontraba personal de Estados Unidos en las afueras de Irbil, dijo el Pentágono.
Un periodista de The Associated Press en Jazer vio al menos otras seis explosiones en el área el viernes, al parecer producto de bombardeos, aunque no se sabe quién los efectuó, ya que la fuerza aérea iraquí también ha estado atacando posiciones del grupo islámico.
Los ataques y la entrega de ayuda humanitaria por parte de Estados Unidos representan el mayor involucramiento norteamericano en Irak desde que las tropas estadounidenses salieron del país a finales de 2011 después de casi una década de guerra.
La medida apunta a ayudar a resolver la creciente crisis generada por los avances del grupo radical suní.
Aviones de carga de Estados Unidos arrojaron el jueves suministros sobre decenas de miles de yazidíes —la mitad de ellos, niños, de acuerdo con la ONU— que han quedado atrapados en una remota montaña del desierto durante días sin comida ni agua después que los extremistas tomaron su villa, Sinjar, cerca de la frontera siria, de acuerdo con testigos locales que pidieron no ser identificados por razones de seguridad.
Los yazidíes pertenecen a una antigua religión que es considerada hereje por el Estado Islámico. Se calcula que unos 50.000 yazidíes han huido a las montañas de Sinjar.
Miles de desplazados iraquíes huyeron de su campamento debido al avance de combatientes del grupo extremista Estado Islámico, lo que agravó la crisis humanitaria que se vive en el norte del país, mientras que Estados Unidos llevó a cabo sus primeros bombardeos contra los insurgentes para detener su avance.
A diferencia de la decisión de Washington de invadir Irak hace una década, tanto la entrega de ayuda como la autorización de acciones militares contra el Estado Islámico fueron bien vistos por funcionarios iraquíes y curdos preocupados por el rápido avance de los combatientes.
"Le damos las gracias a Barack Obama", dijo Jalid Yamal Alber, del Ministerio de Asuntos Religiosos del gobierno curdo en el norte de Irak.
El Ministerio para Inmigración y Desplazados de Irak también vio con agrado la entrega de ayuda. El portavoz ministerial Satar Nawruz dijo que la ayuda llegó "justo a tiempo".
El campamento Jazer, ubicado cerca del frente de batalla entre los militantes y combatientes curdos, se veía vacío el viernes. El campamento estaba poblado por iraquíes que huyeron de sus ciudades y poblados cuando fueron tomados por combatientes del Estado Islámico las últimas semanas, y en los últimos días se han visto forzados a huir nuevamente.
Los combatientes han estado avanzado desde sus posiciones en el noroeste de Irak rumbo a Irbil, la capital de la región curda autónoma. Por días, ambos bandos se han enfrentado sobre un río en un puente destruido sobre una vía primaria a 40 kilómetros (25 millas) de Irbil.
Al expandirse desde su bastión en Mosul, la segunda ciudad más grande de Irak, los militantes han capturado varios poblados vecinos e incluso la presa hidroeléctrica más grande del país en las últimas semanas, lo que ha cimentado su control.
Las minorías étnicas y religiosas han huido con la caída de sus poblados.
Los jets de combate de Estados Unidos arrojaron bombas sobre una pieza de artillería y el camión que la remolcaba después que hizo disparos cerca de donde se encontraba personal de Estados Unidos en las afueras de Irbil, dijo el Pentágono.
Un periodista de The Associated Press en Jazer vio al menos otras seis explosiones en el área el viernes, al parecer producto de bombardeos, aunque no se sabe quién los efectuó, ya que la fuerza aérea iraquí también ha estado atacando posiciones del grupo islámico.
Los ataques y la entrega de ayuda humanitaria por parte de Estados Unidos representan el mayor involucramiento norteamericano en Irak desde que las tropas estadounidenses salieron del país a finales de 2011 después de casi una década de guerra.
La medida apunta a ayudar a resolver la creciente crisis generada por los avances del grupo radical suní.
Aviones de carga de Estados Unidos arrojaron el jueves suministros sobre decenas de miles de yazidíes —la mitad de ellos, niños, de acuerdo con la ONU— que han quedado atrapados en una remota montaña del desierto durante días sin comida ni agua después que los extremistas tomaron su villa, Sinjar, cerca de la frontera siria, de acuerdo con testigos locales que pidieron no ser identificados por razones de seguridad.
Los yazidíes pertenecen a una antigua religión que es considerada hereje por el Estado Islámico. Se calcula que unos 50.000 yazidíes han huido a las montañas de Sinjar.