Gays ugandeses sienten peligro en Kenia

Nairobi, AP
Cuando un tribunal en Uganda revocó este mes la Ley Contra la Homosexualidad, activistas de derechos humanos en el mundo lo consideraron una victoria. No así los gays de Uganda, que han huido de la persecución y viven en un campamento para refugiados en la vecina Kenia.


"La reacción me ha sorprendido. Fui a Uganda. Creí que sería una celebración pero... nada", declaró Brizan Ogollan, fundador de una organización de asistencia que trabaja en el campamento de refugiados de Kakuma en Kenia.

"Se sabía que la decisión tendría consecuencias a nivel internacional y diplomático, pero realmente no a nivel local. Se puede anular la ley, pero no la manera de pensar", agregó.

De los 155.000 refugiados en el campamento de Kakuma, 35 están registrados ante la agencia de refugiados de la ONU como lesbianas, gays, bisexuales y transgénero de Uganda que huyeron de la Ley contra la Homosexualidad decretada en febrero.

La rey revocada contemplaba sentencias de cadena perpetua para quienes fueran declarados culpables de relaciones sexuales homosexuales y criminalizaba vagamente faltas como "intento de homosexualidad" y "fomento de la homosexualidad" en un país donde desde hace mucho tiempo la homosexualidad no está bien vista.

Desde que la ley fue propuesta en 2009, la opinión pública en Uganda ha aumentado su aversión a los gays, dijo Geoffrey Ogwaro, coordinador de la Coalición de la Sociedad Civil para los Derechos Humanos y la Ley Constitucional, con sede en Kampala, la capital de Uganda.

Muchos homosexuales en Uganda viven en constante temor de que los arresten. Algunos han sido enviados a prisión. Los arrendadores han desahuciado a sus inquilinos. Un hombre intentó arrollar con un vehículo a su hijo gay, declaró Ogwaro.

"Desafortunadamente, la revocación de la ley polarizó aún más la sociedad", afirmó Ogwaro.

Los legisladores han reanudado las peticiones para resucitar la ley anulada, aunque, según versiones periodísticas, el presidente Yoweri Museveni ha pedido a los legisladores que reconsideren sus posturas.

Hace tres años, un ugandés de 26 años sorprendido con otro hombre huyó hacia Nairobi después que su padrastro lo amenazó con denunciarlo ante las autoridades.

"Yo pensé que nadie me quería en mi familia", dijo el hombre, que pidió no ser identificado por temor a represalias.

Como tenía poco dinero, no podía sufragar su permanencia en la capital keniana. Se registró ante la agencia para refugiados de la ONU y ha esperado durante tres años en el campamento de Kakuma para que le concedan la condición de refugiado, lo que le daría el derecho de reubicarse en otro país.

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