Ejército libanés avanza en batalla fronteriza contra islamistas
Arsal, Reuters
El Ejército libanés avanzó el lunes dentro de un pueblo fronterizo que el fin de semana había sido atacado por islamistas, en la repercusión más seria de la guerra civil siria en El Líbano, y el Gobierno en Beirut dijo que el asalto no quedaría impune.
Mientras los refuerzos del Ejército llegaban a Arsal, el primer ministro Tammam Salam, un musulmán suní, dijo que no podría haber "soluciones políticas" con los radicales suníes identificados como miembros del Frente Nusra y el Estado Islámico, que capturó vastas áreas de Siria e Irak.
"La única solución propuesta hoy es el retiro de los militantes de Arsal y el área circundante", dijo Salam, el suní de rango más alto en el Gobierno libanés.
Flanqueado por el resto del gabinete, Salam acusó a los militantes de pretender "llevar sus prácticas insanas a El Líbano".
"Confirmamos que el ataque sobre la dignidad nacional libanesa no quedará impune", declaró.
El Líbano, que sigue reconstruyéndose tras su propia guerra civil que duró de 1975 hasta 1990, fue alcanzado por la violencia relacionada con el conflicto sirio, incluyendo ataques de cohetes, atentados suicidas con bombas y enfrentamientos armados.
Pero esta fue la primera incursión grande de los militantes suníes, que se han convertido en actores principales en la violencia suní-chií que se declaró en todo el Levante, desestabilizando a El Líbano al inflamar sus propias tensiones sectarias.
Los soldados que avanzaban en Arsal encontraron los cuerpos de 50 militantes, dijo un oficial de seguridad libanés.
El Ejército dijo que 14 soldados habían muerto, con otros 22 desaparecidos y 86 heridos en los combates que empezaron después de que las fuerzas de seguridad arrestaron a un comandante rebelde islamista sirio, Emad Jumaa, el sábado.
Más de una decena de otros miembros de las fuerzas de seguridad han sido tomados como rehenes.
El Ejército describió la incursión de los islamistas como un ataque que había sido planeado con tiempo. Políticos locales dicen que marca un intento de extender la influencia del Estado Islámico en El Líbano.
Los militantes han sido rechazados en el área fronteriza en el último año por fuerzas del Gobierno sirio respaldadas por Hezbollah, el movimiento político y militar chií libanés. Se estima que hay unos 3.000 combatientes en la zona fronteriza.
El Ejército libanés avanzó el lunes dentro de un pueblo fronterizo que el fin de semana había sido atacado por islamistas, en la repercusión más seria de la guerra civil siria en El Líbano, y el Gobierno en Beirut dijo que el asalto no quedaría impune.
Mientras los refuerzos del Ejército llegaban a Arsal, el primer ministro Tammam Salam, un musulmán suní, dijo que no podría haber "soluciones políticas" con los radicales suníes identificados como miembros del Frente Nusra y el Estado Islámico, que capturó vastas áreas de Siria e Irak.
"La única solución propuesta hoy es el retiro de los militantes de Arsal y el área circundante", dijo Salam, el suní de rango más alto en el Gobierno libanés.
Flanqueado por el resto del gabinete, Salam acusó a los militantes de pretender "llevar sus prácticas insanas a El Líbano".
"Confirmamos que el ataque sobre la dignidad nacional libanesa no quedará impune", declaró.
El Líbano, que sigue reconstruyéndose tras su propia guerra civil que duró de 1975 hasta 1990, fue alcanzado por la violencia relacionada con el conflicto sirio, incluyendo ataques de cohetes, atentados suicidas con bombas y enfrentamientos armados.
Pero esta fue la primera incursión grande de los militantes suníes, que se han convertido en actores principales en la violencia suní-chií que se declaró en todo el Levante, desestabilizando a El Líbano al inflamar sus propias tensiones sectarias.
Los soldados que avanzaban en Arsal encontraron los cuerpos de 50 militantes, dijo un oficial de seguridad libanés.
El Ejército dijo que 14 soldados habían muerto, con otros 22 desaparecidos y 86 heridos en los combates que empezaron después de que las fuerzas de seguridad arrestaron a un comandante rebelde islamista sirio, Emad Jumaa, el sábado.
Más de una decena de otros miembros de las fuerzas de seguridad han sido tomados como rehenes.
El Ejército describió la incursión de los islamistas como un ataque que había sido planeado con tiempo. Políticos locales dicen que marca un intento de extender la influencia del Estado Islámico en El Líbano.
Los militantes han sido rechazados en el área fronteriza en el último año por fuerzas del Gobierno sirio respaldadas por Hezbollah, el movimiento político y militar chií libanés. Se estima que hay unos 3.000 combatientes en la zona fronteriza.