Sin sustituto para Maliki, suníes y kurdos abandonan parlamento iraquí
Bagdad, Reuters
Suníes y kurdos abandonaron el martes la primera sesión del nuevo parlamento iraquí después de que los chiitas no pudieron nombrar a un primer ministro para reemplazar a Nuri al Maliki, minando cualquier perspectiva de un gobierno de unidad nacional para salvar a Irak del colapso.
Estados Unidos, Naciones Unidas, Irán y los propios clérigos chiitas de Irak presionaron a los políticos para que formaran un gobierno inclusivo que impidiera la desintegración de la nación mientras los insurgentes suníes se acercan a Bagdad.
El líder de la rama de Al Qaeda que lidera el levantamiento, el Estado Islámico, declaró un "califato" en las tierras que ha tomado en Irak y Siria. El martes prometió vengar lo que calificó como injusticias contra los musulmanes en todo el mundo.
A pesar de la urgencia, la primera sesión del parlamento iraquí desde las elecciones de abril fracasó cuando suníes y kurdos se negaron a volver a la cámara tras un receso después de que los chiitas no lograron nombrar a un primer ministro.
No es probable que el parlamento se vuelta a reunir en por lo menos una semana, dejando a Irak en un limbo político y a Maliki aferrado al poder como interino, aunque sea rechazado por sunitas y kurdos.
En el sistema de gobierno instaurado tras la caída de Saddam Hussein, el primer ministro siempre fue un miembro de la mayoría chiita, el líder del parlamento suní y el presidente, un puesto básicamente ceremonial, un kurdo.
El bloque chiita conocido como Alianza Nacional, en el que la coalición Estado de Derecho de Maliki es el grupo más grande, ha mantenido varias reuniones en los últimos días para negociar sobre la jefatura del Gobierno, pero no ha logrado apoyo para un tercer mandato de Maliki ni tampoco nombrar a otro candidato.
Menos de un tercio de los legisladores volvieron al Parlamento tras el receso.
Los partidos sunitas dijeron que no presentarían a su candidato a líder del parlamento hasta que los chiitas no escojan un primer ministro. Los kurdos tienen que nombrar todavía a su presidente.
Osama al-Nujaifi, un importante político suní, ex portavoz y fuerte enemigo de Maliki, advirtió que "sin una solución política, el sonido de las armas será alto, y el país entrará en un túnel negro".
SIGUE LA VIOLENCIA
Bagdad no puede permitirse más retrasos.
Fuerzas gubernamentales llevan tres semanas luchando contra insurgentes liderados por el grupo antes conocido como Estado Islámico en Irak y el Levante (ISIL, por sus siglas en inglés).
Esta semana acortó su nombre a Estado Islámico y declaró a su líder "califa", título histórico de los sucesores del profeta Mahona que gobernó todo el mundo islámico.
Hablando por primera vez desde entonces, el líder del grupo, Abu Bakr al Baghdadi, prometió revancha para lo que describió como injusticias cometidas contra los musulmanes, llamando a los insurgentes a vengarlos.
"Vuestros hermanos, en cada pedazo de esta tierra, están esperando que los rescaten", dijo supuestamente Baghdadi en un mensaje de audio que fue colgado en Internet, nombrando a una serie de países desde República Centroafricana a Birmania donde dijo que se estaban cometiendo violaciones contra musulmanes.
"Por Alá, tomaremos revancha. Por Alá, tomaremos revancha, incluso después de un tiempo", dijo en el mensaje con motivo de la fiesta de Ramadán.
Baghdadi pidió también a los musulmanes que emigren al "Estado islámico", diciendo que era su deber.
Los enfrentamientos se intensificaron en los últimos días cerca de la ciudad natal del ex dictador Sadam Husein, Tikrit, al norte de Bagdad.
ISIL también controla los suburbios al oeste de la capital y estallaron choques en el sur, dejando a la ciudad de 7 millones de habitantes amenazada por tres frentes.
Naciones Unidas dijo el martes que más de 2.400 iraquíes murieron en junio, el mes más sangriento desde el peor momento de la guerra sectaria durante la ofensiva de Estados Unidos en 2007.
Suníes y kurdos abandonaron el martes la primera sesión del nuevo parlamento iraquí después de que los chiitas no pudieron nombrar a un primer ministro para reemplazar a Nuri al Maliki, minando cualquier perspectiva de un gobierno de unidad nacional para salvar a Irak del colapso.
Estados Unidos, Naciones Unidas, Irán y los propios clérigos chiitas de Irak presionaron a los políticos para que formaran un gobierno inclusivo que impidiera la desintegración de la nación mientras los insurgentes suníes se acercan a Bagdad.
El líder de la rama de Al Qaeda que lidera el levantamiento, el Estado Islámico, declaró un "califato" en las tierras que ha tomado en Irak y Siria. El martes prometió vengar lo que calificó como injusticias contra los musulmanes en todo el mundo.
A pesar de la urgencia, la primera sesión del parlamento iraquí desde las elecciones de abril fracasó cuando suníes y kurdos se negaron a volver a la cámara tras un receso después de que los chiitas no lograron nombrar a un primer ministro.
No es probable que el parlamento se vuelta a reunir en por lo menos una semana, dejando a Irak en un limbo político y a Maliki aferrado al poder como interino, aunque sea rechazado por sunitas y kurdos.
En el sistema de gobierno instaurado tras la caída de Saddam Hussein, el primer ministro siempre fue un miembro de la mayoría chiita, el líder del parlamento suní y el presidente, un puesto básicamente ceremonial, un kurdo.
El bloque chiita conocido como Alianza Nacional, en el que la coalición Estado de Derecho de Maliki es el grupo más grande, ha mantenido varias reuniones en los últimos días para negociar sobre la jefatura del Gobierno, pero no ha logrado apoyo para un tercer mandato de Maliki ni tampoco nombrar a otro candidato.
Menos de un tercio de los legisladores volvieron al Parlamento tras el receso.
Los partidos sunitas dijeron que no presentarían a su candidato a líder del parlamento hasta que los chiitas no escojan un primer ministro. Los kurdos tienen que nombrar todavía a su presidente.
Osama al-Nujaifi, un importante político suní, ex portavoz y fuerte enemigo de Maliki, advirtió que "sin una solución política, el sonido de las armas será alto, y el país entrará en un túnel negro".
SIGUE LA VIOLENCIA
Bagdad no puede permitirse más retrasos.
Fuerzas gubernamentales llevan tres semanas luchando contra insurgentes liderados por el grupo antes conocido como Estado Islámico en Irak y el Levante (ISIL, por sus siglas en inglés).
Esta semana acortó su nombre a Estado Islámico y declaró a su líder "califa", título histórico de los sucesores del profeta Mahona que gobernó todo el mundo islámico.
Hablando por primera vez desde entonces, el líder del grupo, Abu Bakr al Baghdadi, prometió revancha para lo que describió como injusticias cometidas contra los musulmanes, llamando a los insurgentes a vengarlos.
"Vuestros hermanos, en cada pedazo de esta tierra, están esperando que los rescaten", dijo supuestamente Baghdadi en un mensaje de audio que fue colgado en Internet, nombrando a una serie de países desde República Centroafricana a Birmania donde dijo que se estaban cometiendo violaciones contra musulmanes.
"Por Alá, tomaremos revancha. Por Alá, tomaremos revancha, incluso después de un tiempo", dijo en el mensaje con motivo de la fiesta de Ramadán.
Baghdadi pidió también a los musulmanes que emigren al "Estado islámico", diciendo que era su deber.
Los enfrentamientos se intensificaron en los últimos días cerca de la ciudad natal del ex dictador Sadam Husein, Tikrit, al norte de Bagdad.
ISIL también controla los suburbios al oeste de la capital y estallaron choques en el sur, dejando a la ciudad de 7 millones de habitantes amenazada por tres frentes.
Naciones Unidas dijo el martes que más de 2.400 iraquíes murieron en junio, el mes más sangriento desde el peor momento de la guerra sectaria durante la ofensiva de Estados Unidos en 2007.