Rusia y Ucrania disputan a huérfanos ucranianos
Donetsk, AP
La vida de Tamara Popova y sus compañeros del orfanato está llena de incertidumbre, pero de algo están seguros: No quieren que se los lleven a Rusia.
Pero los separatistas armados que dirigen esta ciudad del este de Ucrania no piden opiniones. Son ellos quienes dan las órdenes.
Mientras los enfrentamientos entre insurgentes y tropas gubernamentales se acercan a la ciudad, los aproximadamente 130 niños que viven en el Orfanato número 1 de Donetsk están en medio de un jaloneo. Los insurgentes sostienen que los niños estarían mejor en Rusia, pero Ucrania señala que sacarlos del país sería equivalente a un secuestro.
"La gente normal nos pediría nuestra opinión", dijo Popova, de 16 años, mientras otros huérfanos asienten. "Les dijimos que esto va contra la ley, que tenemos hermanos y hermanas aquí".
En el orfanato viven niños de edades que van de los 7 años a la adolescencia. Está limpio y bien ordenado. En las paredes de un cuarto hay carteles con las figuras de los jugadores del club de fútbol local, el Shakhtar. Otro está decorado con cuadros de cuentos de hadas. Las habitaciones de las chicas están decoradas con tapiz rosado y tienen cortinas con motivos florales.
Es una imagen pacífica socavada por la amenaza de violencia. Hombres armados con fusiles automáticos llegaron un día y dijeron que querían llevarlos a Rusia, aterrorizando a todos.
Yelena Im, de 16 años, se mofa del señalamiento de que los insurgentes están preocupados por los intereses de los huérfanos.
"Si actúan así cuando quieren llevarnos con ellos —todos estaban llorando— no sé cómo van a tratarnos allá", dijo Im. "Nos quitaron nuestros pasaportes. Les pedimos que nos devolvieran nuestros documentos porque los necesitamos. ¿Qué derecho tienen para llevárselos? Pero no respondieron, simplemente se voltearon y volvieron a gritar".
Al parecer ambas partes usan a los huérfanos para su propaganda.
"Bajo la ley ucraniana, las acciones de estos canallas deberían calificarse como delitos", señaló en un comunicado el ministerio de Exteriores ucraniano.
Rusia, entre tanto, exhibe la gran cantidad de menores de edad refugiados que se dirigen a Rusia como evidencia de que Ucrania no puede hacerse cargo de ellos.
Pavel Astajov, defensor de los derechos de los niños en Rusia, dijo el domingo que hay 22.000 niños refugiados en Rusia y pidió al presidente ucraniano Petro Poroshenko que "defienda a quienes están más indefensos, los huérfanos de Ucrania".
La vida de Tamara Popova y sus compañeros del orfanato está llena de incertidumbre, pero de algo están seguros: No quieren que se los lleven a Rusia.
Pero los separatistas armados que dirigen esta ciudad del este de Ucrania no piden opiniones. Son ellos quienes dan las órdenes.
Mientras los enfrentamientos entre insurgentes y tropas gubernamentales se acercan a la ciudad, los aproximadamente 130 niños que viven en el Orfanato número 1 de Donetsk están en medio de un jaloneo. Los insurgentes sostienen que los niños estarían mejor en Rusia, pero Ucrania señala que sacarlos del país sería equivalente a un secuestro.
"La gente normal nos pediría nuestra opinión", dijo Popova, de 16 años, mientras otros huérfanos asienten. "Les dijimos que esto va contra la ley, que tenemos hermanos y hermanas aquí".
En el orfanato viven niños de edades que van de los 7 años a la adolescencia. Está limpio y bien ordenado. En las paredes de un cuarto hay carteles con las figuras de los jugadores del club de fútbol local, el Shakhtar. Otro está decorado con cuadros de cuentos de hadas. Las habitaciones de las chicas están decoradas con tapiz rosado y tienen cortinas con motivos florales.
Es una imagen pacífica socavada por la amenaza de violencia. Hombres armados con fusiles automáticos llegaron un día y dijeron que querían llevarlos a Rusia, aterrorizando a todos.
Yelena Im, de 16 años, se mofa del señalamiento de que los insurgentes están preocupados por los intereses de los huérfanos.
"Si actúan así cuando quieren llevarnos con ellos —todos estaban llorando— no sé cómo van a tratarnos allá", dijo Im. "Nos quitaron nuestros pasaportes. Les pedimos que nos devolvieran nuestros documentos porque los necesitamos. ¿Qué derecho tienen para llevárselos? Pero no respondieron, simplemente se voltearon y volvieron a gritar".
Al parecer ambas partes usan a los huérfanos para su propaganda.
"Bajo la ley ucraniana, las acciones de estos canallas deberían calificarse como delitos", señaló en un comunicado el ministerio de Exteriores ucraniano.
Rusia, entre tanto, exhibe la gran cantidad de menores de edad refugiados que se dirigen a Rusia como evidencia de que Ucrania no puede hacerse cargo de ellos.
Pavel Astajov, defensor de los derechos de los niños en Rusia, dijo el domingo que hay 22.000 niños refugiados en Rusia y pidió al presidente ucraniano Petro Poroshenko que "defienda a quienes están más indefensos, los huérfanos de Ucrania".