Fernando Alonso y Allison son piezas clave de Ferrari en 2015
Hockenheim, As
Confío mucho en Allison. Y claro está, en Alonso”. Un piloto que ha hecho historia en nuestro automovilismo pronuncia estas palabras en el paddock de Hockenheim. La carrera ha terminado y Ferrari, una vez más, no estuvo a la altura, lógico en un coche que no nació con una base suficiente para evolucionar y que además tiene fallos en el corazón. La unidad de potencia del monoplaza ofrece cerca de 50 CV menos que la de Mercedes, dato espeluznante que explica muchas cosas. En ese sentido está cerca del Renault, pero la aerodinámica del Red Bull sigue siendo mucho más eficiente y cuida mejor los neumáticos. Entre algunos ingenieros del Mundial crece la teoría de que el equipo de M a r a n e l l o está casi igual que el de Milton Keynes en prestaciones, idea que se desmonta con ver las posiciones de los pilotos de esos equipos en Alemania. Vettel fue cuarto y Ricciardo sexto. Alonso, quinto, y Raikkonen, undécimo. Queda claro que, en esto de la F-1 el piloto también marca la diferencia en ocasiones. Lo cierto es que Ferrari tiene un coche que, en cuanto a velocidad pura, se encuentra por detrás de Mercedes, Williams, Red Bull y McLaren. Mientras, en Maranello la revolución que propugna Mattiacci sigue su curso, lenta pero segura. Y se asienta, paradójicamente, en dos nombres de la era Domenicali: Alonso y James Allison.
El nuevo jefe va ganando seguridad en su puesto y toma decisiones con la velocidad que no tiene su monoplaza. Ya explicamos en este diario el plan de Ferrari para volver a marcar una era en la F-1 y entre los puntos clave estaba la adquisición de técnicos de prestigio más allá de los grandes nombres que estaban en todos los rumores, como Ross Brawn o Adrian Newey.
En Ferrari confían en Allison como gran jefe de la técnica y a partir de ahí están fichando ingenieros de Lotus, sobre todo, pero también de Red Bull y alguno de Mercedes para el área de motores, algo que por otra parte negó Niki Lauda. Más cerca está Bob Bell, que ya trabajó con Allison y Alonso en Renault y que es, aunque ya no esté en la escudería alemana, uno de los artífices del éxito de Mercedes este año. A Allison le han dado plenos poderes. “Está trabajando muy duro en el coche del próximo año, será su primer monoplaza para nosotros y tenemos mucha ilusión”, dice una fuente de Maranello. Otro portavoz echa mano de prudencia: “Allison es muy bueno, pero necesita tiempo, es posible que el próximo año estemos más cerca”. Y es que como ya contamos en estas páginas, el objetivo real de Ferrari es dominar el campeonato en 2016. Mientras confían en Alonso para maquillar este año y ser capaz de luchar por el título en 2015 aunque no tenga el mejor coche. Puede hacerlo, es algo que ya ha demostrado. Por eso intentan convencerle de todas las maneras posibles. Por si tiene la tentación de irse.
Confío mucho en Allison. Y claro está, en Alonso”. Un piloto que ha hecho historia en nuestro automovilismo pronuncia estas palabras en el paddock de Hockenheim. La carrera ha terminado y Ferrari, una vez más, no estuvo a la altura, lógico en un coche que no nació con una base suficiente para evolucionar y que además tiene fallos en el corazón. La unidad de potencia del monoplaza ofrece cerca de 50 CV menos que la de Mercedes, dato espeluznante que explica muchas cosas. En ese sentido está cerca del Renault, pero la aerodinámica del Red Bull sigue siendo mucho más eficiente y cuida mejor los neumáticos. Entre algunos ingenieros del Mundial crece la teoría de que el equipo de M a r a n e l l o está casi igual que el de Milton Keynes en prestaciones, idea que se desmonta con ver las posiciones de los pilotos de esos equipos en Alemania. Vettel fue cuarto y Ricciardo sexto. Alonso, quinto, y Raikkonen, undécimo. Queda claro que, en esto de la F-1 el piloto también marca la diferencia en ocasiones. Lo cierto es que Ferrari tiene un coche que, en cuanto a velocidad pura, se encuentra por detrás de Mercedes, Williams, Red Bull y McLaren. Mientras, en Maranello la revolución que propugna Mattiacci sigue su curso, lenta pero segura. Y se asienta, paradójicamente, en dos nombres de la era Domenicali: Alonso y James Allison.
El nuevo jefe va ganando seguridad en su puesto y toma decisiones con la velocidad que no tiene su monoplaza. Ya explicamos en este diario el plan de Ferrari para volver a marcar una era en la F-1 y entre los puntos clave estaba la adquisición de técnicos de prestigio más allá de los grandes nombres que estaban en todos los rumores, como Ross Brawn o Adrian Newey.
En Ferrari confían en Allison como gran jefe de la técnica y a partir de ahí están fichando ingenieros de Lotus, sobre todo, pero también de Red Bull y alguno de Mercedes para el área de motores, algo que por otra parte negó Niki Lauda. Más cerca está Bob Bell, que ya trabajó con Allison y Alonso en Renault y que es, aunque ya no esté en la escudería alemana, uno de los artífices del éxito de Mercedes este año. A Allison le han dado plenos poderes. “Está trabajando muy duro en el coche del próximo año, será su primer monoplaza para nosotros y tenemos mucha ilusión”, dice una fuente de Maranello. Otro portavoz echa mano de prudencia: “Allison es muy bueno, pero necesita tiempo, es posible que el próximo año estemos más cerca”. Y es que como ya contamos en estas páginas, el objetivo real de Ferrari es dominar el campeonato en 2016. Mientras confían en Alonso para maquillar este año y ser capaz de luchar por el título en 2015 aunque no tenga el mejor coche. Puede hacerlo, es algo que ya ha demostrado. Por eso intentan convencerle de todas las maneras posibles. Por si tiene la tentación de irse.