EEUU dice que deportación de mujeres y niños hondureños fue un mensaje
Washington, Reuters
La Casa Blanca dijo el martes que la deportación de un grupo de mujeres y niños hondureños en la víspera debe ser vista en Centroamérica como un mensaje claro de que el presidente de Estados Unidos habla en serio cuando dice que los inmigrantes ilegales serán devueltos a sus países.
El vuelo desde Nuevo México a San Pedro Sula en Honduras, la ciudad con la mayor tasa de homicidios del mundo, llevó de vuelta a 17 mujeres hondureñas, 12 niñas y nueve niños, entre los 18 meses y los 15 años.
El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, dijo que el regreso de los hondureños tiene que ser una señal clara para quienes estén pensando en cruzar la frontera de que "tienen derecho a un debido proceso, pero no serán recibidos en el país con los brazos abiertos".
El vuelo de los hondureños fue el ejemplo más visible de los esfuerzos de Obama para atajar una crisis fronteriza que está superando las capacidades de las instituciones migratorias y generando protestas en muchas ciudades por el albergue de los inmigrantes ilegales.
Organizaciones que trabajan con inmigrantes ilegales y niños hondureños dijeron, sin embargo, que el vuelo era principalmente simbólico y que tendrá poco impacto en los niños hondureños que buscan escapar del país asolado por la violencia de las pandillas.
"Este es un problema del país, de las condiciones en el país", dijo Gerardo Rivera, investigador de Casa Alianza, una organización de jóvenes en Honduras. "Lo que están buscando es una salida de una situación peligrosa, una salida a la pobreza y la falta de oportunidades", agregó.
La cantidad de deportados es ínfima frente a la ola de inmigrantes que ha cruzado la frontera entre México y Estados Unidos. Más de 52.000 menores de América Central que viajan sin acompañantes han sido capturados desde octubre, el doble que hace un año.
Los funcionarios de inmigración de Estados Unidos han dicho que más gente será deportada a Honduras, Guatemala y El Salvador en los próximos días, pero no quisieron dar detalles del ritmo de las deportaciones.
Obama está tratando de conciliar dos intereses contrapuestos: Asegurar a los estadounidenses que los inmigrantes, muchos de ellos niños sin compañía que cruzaron a Texas desde México, serán devueltos a sus países, pero al mismo tiempo dando garantías de que habrá un proceso justo.
PROTESTAS EN ARIZONA
Ondeando banderas de Estados Unidos y tocando música patriótica, unos 65 manifestantes se reunieron cerca de la pequeña ciudad de Oracle, en Arizona, para protestar contra la llegada de niños inmigrantes indocumentados para ser procesados en un centro cerca de la frontera.
Una contra protesta en apoyo a los inmigrantes tuvo lugar a unos 3 kilómetros, con pancartas donde podía leerse la palabra "bienvenidos".
El alguacil del condado de Pinal, Paul Babeu, un duro crítico de la política fronteriza del Gobierno de Barack Obama, había dicho que unos 40 niños inmigrantes iban a ser enviados en autobús a una academia en el norte de Tucson, aunque los vecinos no los quieren allí.
"No necesitamos un problema adicional aquí cuando tenemos nuestras manos llenas con traficantes de drogas y otros que pasan por nuestro condado", dijo Babeu a los manifestantes.
Un funcionario de la oficina del congresista Raul Grijalva, que representa a la zona, dijo que desde el Departamento de Salud y Servicios Humanos le contaron que el autobús no sería enviado el martes.
Decenas de miles de inmigrantes sin acompañantes han entrado a Estados Unidos contaminando un debate sobre si aprobar una amplia reforma de inmigración, que cubra a 11 millones de personas sin documentos en el país.
La reforma es una prioridad de Obama, pero no tiene perspectivas hasta las elecciones legislativas de noviembre.
La Casa Blanca dijo el martes que la deportación de un grupo de mujeres y niños hondureños en la víspera debe ser vista en Centroamérica como un mensaje claro de que el presidente de Estados Unidos habla en serio cuando dice que los inmigrantes ilegales serán devueltos a sus países.
El vuelo desde Nuevo México a San Pedro Sula en Honduras, la ciudad con la mayor tasa de homicidios del mundo, llevó de vuelta a 17 mujeres hondureñas, 12 niñas y nueve niños, entre los 18 meses y los 15 años.
El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, dijo que el regreso de los hondureños tiene que ser una señal clara para quienes estén pensando en cruzar la frontera de que "tienen derecho a un debido proceso, pero no serán recibidos en el país con los brazos abiertos".
El vuelo de los hondureños fue el ejemplo más visible de los esfuerzos de Obama para atajar una crisis fronteriza que está superando las capacidades de las instituciones migratorias y generando protestas en muchas ciudades por el albergue de los inmigrantes ilegales.
Organizaciones que trabajan con inmigrantes ilegales y niños hondureños dijeron, sin embargo, que el vuelo era principalmente simbólico y que tendrá poco impacto en los niños hondureños que buscan escapar del país asolado por la violencia de las pandillas.
"Este es un problema del país, de las condiciones en el país", dijo Gerardo Rivera, investigador de Casa Alianza, una organización de jóvenes en Honduras. "Lo que están buscando es una salida de una situación peligrosa, una salida a la pobreza y la falta de oportunidades", agregó.
La cantidad de deportados es ínfima frente a la ola de inmigrantes que ha cruzado la frontera entre México y Estados Unidos. Más de 52.000 menores de América Central que viajan sin acompañantes han sido capturados desde octubre, el doble que hace un año.
Los funcionarios de inmigración de Estados Unidos han dicho que más gente será deportada a Honduras, Guatemala y El Salvador en los próximos días, pero no quisieron dar detalles del ritmo de las deportaciones.
Obama está tratando de conciliar dos intereses contrapuestos: Asegurar a los estadounidenses que los inmigrantes, muchos de ellos niños sin compañía que cruzaron a Texas desde México, serán devueltos a sus países, pero al mismo tiempo dando garantías de que habrá un proceso justo.
PROTESTAS EN ARIZONA
Ondeando banderas de Estados Unidos y tocando música patriótica, unos 65 manifestantes se reunieron cerca de la pequeña ciudad de Oracle, en Arizona, para protestar contra la llegada de niños inmigrantes indocumentados para ser procesados en un centro cerca de la frontera.
Una contra protesta en apoyo a los inmigrantes tuvo lugar a unos 3 kilómetros, con pancartas donde podía leerse la palabra "bienvenidos".
El alguacil del condado de Pinal, Paul Babeu, un duro crítico de la política fronteriza del Gobierno de Barack Obama, había dicho que unos 40 niños inmigrantes iban a ser enviados en autobús a una academia en el norte de Tucson, aunque los vecinos no los quieren allí.
"No necesitamos un problema adicional aquí cuando tenemos nuestras manos llenas con traficantes de drogas y otros que pasan por nuestro condado", dijo Babeu a los manifestantes.
Un funcionario de la oficina del congresista Raul Grijalva, que representa a la zona, dijo que desde el Departamento de Salud y Servicios Humanos le contaron que el autobús no sería enviado el martes.
Decenas de miles de inmigrantes sin acompañantes han entrado a Estados Unidos contaminando un debate sobre si aprobar una amplia reforma de inmigración, que cubra a 11 millones de personas sin documentos en el país.
La reforma es una prioridad de Obama, pero no tiene perspectivas hasta las elecciones legislativas de noviembre.