Argentina apura la fecha límite de la suspensión de pagos
El ministro de Economía, Axel Kicillof, viaja de forma sorpresiva a Nueva York para encabezar las negociaciones con el mediador en el litigio de los 'fondos buitre'
Francisco Peregil
Buenos Aires, El País
El ministro de Economía de Argentina, Axel Kicillof, viajó el martes por la tarde de forma sorpresiva desde Caracas a Nueva York para encabezar las negociaciones en el litigio contra varios fondos buitre que demandan 1.500 millones de dólares al Gobierno argentino. La causa bien merecía un viaje relámpago. Se trababa de evitar que Argentina cayese en una suspensión de pago. Kicillof se encontraba el martes por la mañana en Venezuela junto a la presidenta, Cristina Fernández, en la cumbre del Mercosur que celebró desde por la mañana en Caracas. Mientras tanto, tres miembros de su equipo habían iniciado una reunión en Nueva York al mediodía con Daniel con Daniel Pollack, el mediador designado por el juez Thomas Griesa para negociar de forma indirecta con los fondos buitre.
La reunión se interrumpió a las 15:00 (16:00 en Argentina). Y a las 18.35 llegaba Kicillof a las oficinas con que cuenta Daniel Pollack en Manhattan. Acompañaban al ministro los tres funcionarios que habían negociado durante la mañana y los mismos que habían mantenido cuatro reuniones con el mediador a lo largo de las últimas semanas: la procuradora del Tesoro, Angelina Abbona; el secretario de Finanzas, Pablo López y el secretario de Legal y Administrativo del Ministerio de Economía, Federico Thea.
La prensa argentina siguió paso a paso cada gesto del Gobierno. Era una de esas situaciones en la que todo el mundo pretende infundir tranquilidad, pero cada vez resuena con más estruendo el tictac del reloj. Y el reloj seguía avanzando hacia la medianoche del miércoles 30 de julio, cuando expira el mes de gracia concedido para lograr un acuerdo entre el Gobierno y los fondos litigantes que evite la suspensión de pagos.
El viaje de Kicillof a Nueva York parecía un buen síntoma de que el acuerdo era posible. Pero también había indicios que hacían pensar en lo contrario. Por ejemplo: horas antes de que Kicillof aterrizase en Nueva York para reunirse con el mediador asignado por Thomas Griesa, Cristina Fernández criticaba al juez desde Caracas. Dijo que Griesa no actúa conforme a derecho. “Un juez debería ser alguien que es imparcial entre dos partes y es neutral y decide de acuerdo a derecho. Esto no es lo que está sucediendo. (…) Autoriza a pagar a unos sí y a otros no. Una de las claves del derecho es que ante igual situación igual derecho. Esto no sucede. Y fue lo que permitió escribir a un columnista del New York Times que decisiones y actuaciones de esta naturaleza desprestigian el sistema legal estadounidense. (…) Intentan asustarnos con que si no hacemos lo que nos dicen se van a venir las 10 plagas de Egipto. Las 10 plagas ya las vivimos en 2001, cuando otro Gobierno hizo exactamente lo que le dictaban desde afuera", señaló.
Horas antes, el diario estadounidense The Wall Street Journal publicaba un editorial muy crítico con el Gobierno argentino: “Es temeraria la acusación de que las Cortes estadounidenses son corruptas, viniendo de un país que pisotea los derechos de propiedad a su antojo. Recuerde la confiscación argentina de los activos locales de Repsol, la petrolera española. (…) La Argentina se ganó su posición como el país que se mueve más hacia abajo en el mundo y ahora el Gobierno de Kirchner parece listo para dañar más su economía y el bienestar de sus ciudadanos".
Un juez debería ser alguien que es imparcial entre dos partes y es neutral y decide de acuerdo a derecho. Esto no es lo que está sucediendo
Cristina Fernández
Fernández y su Gobierno han desarrollado una intensa campaña política para buscar adhesiones a sus planteamientos. Pero ninguno de esos apoyos, ni las críticas que ha vertido de forma constante hacia el juez Griesa, ni las críticas que el mismo juez ha recibido desde el New York Times o el Financial Times, influyeron hasta el martes en el magistrado, que rechazó en dos ocasiones a lo largo del último mes sendas peticiones del Gobierno argentino para aplazar el cumplimiento de la sentencia.
Argentina apuró a lo largo de los últimos 30 días el plazo de negociación sin que la mayoría de los líderes de la oposición se mostrasen especialmente disconformes. Sin embargo, algunos analistas expresaron su asombro ante la naturalidad con la que el país afrontaba una situación tan anómala. Ese fue el caso de Jorge Fontevecchia, el director del bisemanario Perfil, quien en su edición del sábado 26 de julio escribió: “Quizás el jueves 31 todo se arregle y la inflexibilidad de Griesa, el Gobierno y los holdouts “[fondos buitre] o de alguno de ellos, haya sido solo una forma de negociar. En cualquiera de esos casos, quien más tenía para perder es la Argentina, lo que demuestra un carácter nacional temerario del que en alguna medida todos somos parte. No debe ser casual que el país que enfrentó dos hiperinflaciones pueda ser el mismo que corra el riesgo de enfrentar dos defaults [suspensión de pagos]”. Fontevecchia aludió al “alto umbral de tolerancia a la angustia forjado a lo largo de muchas crisis terminales” padecidas por Argentina. “En el fondo es nuestro estado más normal y en el que hemos sobrevivido durante décadas”, señaló.
Cristina Fernández aumentó su imagen positiva en el país a medida que fue tensando la cuerda de sus declaraciones contra "los buitres". La mayor parte del país se puso de su lado. Sin embargo, algunos consultores económicos, como Dante Sica, se mostraron partidarios de cumplir con los compromisos contraídos: “Si aceptaste la regla y el árbitro, ahora tienes que acatar la decisión del juez”, afirmó Sica en varias ocasiones. Y en ese sentido se pronunció también esta semana el director del diario económico El Cronista, Fernando González: “Si la opción es el default (clásico, táctico o como quieran bautizarlo), las consecuencias se irán aún peores porque volverán a ubicar a la Argentina en un club que nos llevó a triplicar los niveles de pobreza: el club de los países que no respetan sus compromisos”.
Francisco Peregil
Buenos Aires, El País
El ministro de Economía de Argentina, Axel Kicillof, viajó el martes por la tarde de forma sorpresiva desde Caracas a Nueva York para encabezar las negociaciones en el litigio contra varios fondos buitre que demandan 1.500 millones de dólares al Gobierno argentino. La causa bien merecía un viaje relámpago. Se trababa de evitar que Argentina cayese en una suspensión de pago. Kicillof se encontraba el martes por la mañana en Venezuela junto a la presidenta, Cristina Fernández, en la cumbre del Mercosur que celebró desde por la mañana en Caracas. Mientras tanto, tres miembros de su equipo habían iniciado una reunión en Nueva York al mediodía con Daniel con Daniel Pollack, el mediador designado por el juez Thomas Griesa para negociar de forma indirecta con los fondos buitre.
La reunión se interrumpió a las 15:00 (16:00 en Argentina). Y a las 18.35 llegaba Kicillof a las oficinas con que cuenta Daniel Pollack en Manhattan. Acompañaban al ministro los tres funcionarios que habían negociado durante la mañana y los mismos que habían mantenido cuatro reuniones con el mediador a lo largo de las últimas semanas: la procuradora del Tesoro, Angelina Abbona; el secretario de Finanzas, Pablo López y el secretario de Legal y Administrativo del Ministerio de Economía, Federico Thea.
La prensa argentina siguió paso a paso cada gesto del Gobierno. Era una de esas situaciones en la que todo el mundo pretende infundir tranquilidad, pero cada vez resuena con más estruendo el tictac del reloj. Y el reloj seguía avanzando hacia la medianoche del miércoles 30 de julio, cuando expira el mes de gracia concedido para lograr un acuerdo entre el Gobierno y los fondos litigantes que evite la suspensión de pagos.
El viaje de Kicillof a Nueva York parecía un buen síntoma de que el acuerdo era posible. Pero también había indicios que hacían pensar en lo contrario. Por ejemplo: horas antes de que Kicillof aterrizase en Nueva York para reunirse con el mediador asignado por Thomas Griesa, Cristina Fernández criticaba al juez desde Caracas. Dijo que Griesa no actúa conforme a derecho. “Un juez debería ser alguien que es imparcial entre dos partes y es neutral y decide de acuerdo a derecho. Esto no es lo que está sucediendo. (…) Autoriza a pagar a unos sí y a otros no. Una de las claves del derecho es que ante igual situación igual derecho. Esto no sucede. Y fue lo que permitió escribir a un columnista del New York Times que decisiones y actuaciones de esta naturaleza desprestigian el sistema legal estadounidense. (…) Intentan asustarnos con que si no hacemos lo que nos dicen se van a venir las 10 plagas de Egipto. Las 10 plagas ya las vivimos en 2001, cuando otro Gobierno hizo exactamente lo que le dictaban desde afuera", señaló.
Horas antes, el diario estadounidense The Wall Street Journal publicaba un editorial muy crítico con el Gobierno argentino: “Es temeraria la acusación de que las Cortes estadounidenses son corruptas, viniendo de un país que pisotea los derechos de propiedad a su antojo. Recuerde la confiscación argentina de los activos locales de Repsol, la petrolera española. (…) La Argentina se ganó su posición como el país que se mueve más hacia abajo en el mundo y ahora el Gobierno de Kirchner parece listo para dañar más su economía y el bienestar de sus ciudadanos".
Un juez debería ser alguien que es imparcial entre dos partes y es neutral y decide de acuerdo a derecho. Esto no es lo que está sucediendo
Cristina Fernández
Fernández y su Gobierno han desarrollado una intensa campaña política para buscar adhesiones a sus planteamientos. Pero ninguno de esos apoyos, ni las críticas que ha vertido de forma constante hacia el juez Griesa, ni las críticas que el mismo juez ha recibido desde el New York Times o el Financial Times, influyeron hasta el martes en el magistrado, que rechazó en dos ocasiones a lo largo del último mes sendas peticiones del Gobierno argentino para aplazar el cumplimiento de la sentencia.
Argentina apuró a lo largo de los últimos 30 días el plazo de negociación sin que la mayoría de los líderes de la oposición se mostrasen especialmente disconformes. Sin embargo, algunos analistas expresaron su asombro ante la naturalidad con la que el país afrontaba una situación tan anómala. Ese fue el caso de Jorge Fontevecchia, el director del bisemanario Perfil, quien en su edición del sábado 26 de julio escribió: “Quizás el jueves 31 todo se arregle y la inflexibilidad de Griesa, el Gobierno y los holdouts “[fondos buitre] o de alguno de ellos, haya sido solo una forma de negociar. En cualquiera de esos casos, quien más tenía para perder es la Argentina, lo que demuestra un carácter nacional temerario del que en alguna medida todos somos parte. No debe ser casual que el país que enfrentó dos hiperinflaciones pueda ser el mismo que corra el riesgo de enfrentar dos defaults [suspensión de pagos]”. Fontevecchia aludió al “alto umbral de tolerancia a la angustia forjado a lo largo de muchas crisis terminales” padecidas por Argentina. “En el fondo es nuestro estado más normal y en el que hemos sobrevivido durante décadas”, señaló.
Cristina Fernández aumentó su imagen positiva en el país a medida que fue tensando la cuerda de sus declaraciones contra "los buitres". La mayor parte del país se puso de su lado. Sin embargo, algunos consultores económicos, como Dante Sica, se mostraron partidarios de cumplir con los compromisos contraídos: “Si aceptaste la regla y el árbitro, ahora tienes que acatar la decisión del juez”, afirmó Sica en varias ocasiones. Y en ese sentido se pronunció también esta semana el director del diario económico El Cronista, Fernando González: “Si la opción es el default (clásico, táctico o como quieran bautizarlo), las consecuencias se irán aún peores porque volverán a ubicar a la Argentina en un club que nos llevó a triplicar los niveles de pobreza: el club de los países que no respetan sus compromisos”.