Entre cenas y amenazas, la doble política del G7 con Vladimir Putin
Rusia, BBC
El mensaje ante el mundo de los líderes del G7 para Vladimir Putin fue contundente: si en un mes no se compromete a poner fin a la crisis de los separatistas en el este de Ucrania, Rusia enfrentará nuevas y más duras sanciones internacionales.
El mensaje ante el mundo de los líderes del G7 para Vladimir Putin fue contundente: si en un mes no se compromete a poner fin a la crisis de los separatistas en el este de Ucrania, Rusia enfrentará nuevas y más duras sanciones internacionales.
Pero tras bambalinas los mandatarios de Francia, Alemania y Reino Unido dejaron en claro su deseo de no marginar al mandatario ruso.
Llegó a tal extremo esa inquietud, que el presidente francés, Francois Hollande, se vio involucrado en una de esas escenas que sólo ocurren en películas: cenó dos veces el jueves en la noche para no ofender a ninguno de sus amigos.
El principal tema de la agenda de la reunión del G7, celebrada en Bruselas, fue Ucrania.
Tras la cumbre, el presidente Barack Obama indicó que tanto él como los otros líderes de las principales naciones industrializadas exigían que Putin reconociera y negociara con el nuevo presidente electo de Ucrania, Petro Poroshenko.
“Rusia continúa teniendo una responsabilidad para convencerlos (a los separatistas) de que pongan fin a la violencia, entreguen sus armas y participen en un diálogo con el gobierno ucraniano”, dijo Obama.
“De lo contrario, si las provocaciones de Rusia continúan, está claro que tras nuestras discusiones aquí las naciones del G7 estamos dispuestas a imponer un costo adicional a Rusia”, declaró el mandatario en una conferencia de prensa con el primer ministro británico, David Cameron.
“Excluido”
Rusia se unió al G7 en 1998. Pero ahora, por primera vez, se le excluyó de la agrupación debido a sus acciones en Crimea y a la crisis en el este de Ucrania.
A pesar de las palabras duras contra Moscú se informó que tanto Hollande, como Cameron y la canciller alemana, Angela Merkel, habían programado reuniones individuales con Vladimir Putin durante la visita de los líderes a Francia para conmemorar el 70 aniversario de la Batalla de Normandía.
Hasta ahora Estados Unidos y Europa han impuesto sanciones limitadas contra individuos rusos y algunas compañías. Pero tal como lo declaró Obama, el siguiente paso será un castigo “mucho más duro”.
No está claro, sin embargo, hasta qué punto están dispuestos los aliados europeos a enemistarse con Moscú.
Francia, Alemania y Reino Unido tienen motivos poderosos -y profundos vínculos económicos- para no hacerlo: Reino Unido tiene fuertes inversiones en Rusia, Alemania cubre casi 35% de sus demandas energéticas con gas natural ruso y Francia tiene un boyante comercio de armas con Moscú.
Lazos financieros
Después de que Obama y Cameron expusieron su “claro y firme conjunto de mensajes” para Putin, se dio a conocer que el primer ministro británico se reunió con el mandatario ruso en un área de la zona de aduanas del aeropuerto parisino Charles de Gaulle.
Esta fue la primer reunión cara a cara de Putin con un líder occidental desde que comenzó la crisis en Ucrania. Y el encuentro dio mucho de qué hablar.
Cameron intentó posteriormente defender la reunión: “Es correcto tener este diálogo, en particular si tenemos un mensaje claro mensaje y un punto claro que exponer”.
“Hay una enorme diferencia entre tener un diálogo con el presidente Putin y excluir a alguien (de la cumbre)”.
Lo cierto es que, tal como explica el editor de asuntos económicos de la BBC, Robert Peston, “si se impusieran sanciones comerciales y financieras a Rusia, el costo para Reino Unido excedería, en mucho, el costo para Rusia”.
“Reino Unido tiene inversiones en Rusia de más de US$77.000 millones en 2011 (los últimos datos disponibles), mucho más que las inversiones de Rusia en el Reino Unido, que suman US$45.000 millones”.
Y no sólo eso. La City (el centro financiero) de Londres ha salido victoriosa gracias la prosperidad de las industrias británicas en Rusia. Según cifras de la cancillería británica, el intercambio de servicios financieros con Rusia estuvo valuado en 2012 en casi US$1.500 millones.
Cena doble
Mientras Putin se reunía con Cameron, el presidente Hollande recibía a Barack Obama en el celebrado restaurante parisino Chiberta, junto al Arco del Triunfo.
Se dijo que Hollande no ordenó postre en Chiberta porque debía regresar de inmediato al Palacio del Elíseo donde lo esperaba otro invitado, Vladimir Putin, para lo que su oficina llamó una “cena ligera”.
“Cuando eres tan impopular en casa como lo es el presidente, un gran jolgorio internacional puede ser un salvavidas. Y los jolgorios rara vez son tan llamativos con éste”, Hugh Schofield
Tal como explica el corresponsal de la BBC en París, Hugh Schofield, “fue una situación inusual para un jefe de Estado y demuestra hasta dónde Hollande está dispuesto a llegar para que estos dos días sean un éxito”.
“Cuando eres tan impopular en casa como lo es el presidente, un gran jolgorio internacional puede ser un salvavidas. Y los jolgorios rara vez son tan llamativos con éste”.
Pero no fue sólo jolgorio: después de la cena ligera se confirmó que Francia seguiría adelante con la polémica venta de dos barcos de guerra a Rusia, con valor de US$1.600 millones.
“Los contratos fueron acordados en 2011. Representan muchos empleos y por lo tanto se llevarán a cabo” declaró el viernes el canciller francés Laurent Fabius.
Se espera que la primera de las embarcaciones sea entregada en la base rusa de Crimea en el Mar Negro a fines de este año.
El acuerdo se llevó a cabo a pesar de que Obama había dicho anteriormente que, a la luz de los hechos en Ucrania, estaba “preocupado” por ésta.
Agenda llena
La esmerada coreografía de encuentros diplomáticos continuó el viernes cuando Putin se reunió, por primera vez, con el nuevo presidente electo ucraniano, Petro Poroshenko.
La reunión de llevó a cabo después de que el mandatario ruso sostuvo una reunión de 60 minutos en Normandía con la canciller alemana, Angela Merkel, en el marco de la conmemoración del Día D.
Merkel declaró que Moscú “tiene una enorme responsabilidad” para lograr la paz en Ucrania y dejó en claro que Alemania es cautelosa ante la ampliación de las sanciones contra Rusia.
Dijo que éstas sólo tendrán efecto “si realmente no se logra ningún progreso en absoluto”.