Curdos emergen como ganadores entre caos en Irak
Muka Abdula, AP
Entre campos de trigo, con sonido de metralletas a la distancia, combatientes curdos patrullan una nueva frontera de su región autónoma en el norte de Irak, a decenas de miles de kilómetros de su frontera oficial. Frente a ellos hay combatientes islámicos, atrás de ellos se encuentra el nuevo premio capturado, un territorio rico en yacimientos de petróleo.
En medio del caos en Irak, los curdos han emergido como unos ganadores significativos; y sus victorias están alimentando entre su población el sentimiento de declarar una independencia de manera absoluta.
Conforme rebeldes sunís se iban apoderando de gran parte del norte de Irak en su trayecto a Bagdad durante las dos últimas semanas, combatientes curdos conocidos como peshmerga se han apoderado por su cuenta de territorio, expandiendo eficazmente la región de gobierno curdo hacia áreas que han reclamado desde hace mucho tiempo. En particular, se han apoderado del centro petrolífero de Kirkuk. Y en contraste con el gobierno chií en Bagdad, que está en medio de una agitación, los curdos están obteniendo más confianza y prometiendo aumentar las ventas de petróleo de manera independiente al gobierno central.
Los triunfos han traído además a los curdos retos poco imaginables hace unos días. Deben defender una nueva frontera de 1.000 kilómetros (620 millas) contra rebeldes suníes, encabezados por un grupo disidente de al-Qaida, el Estado Islámico para Irak y el Levante. Aproximadamente 300.000 iraquíes que huyeron del avance de la insurgencia han inundado las áreas curdas, siendo una carga adicional para un gobierno autónomo escaso de recursos.
Y los curdos enfrentan el riesgo de un contragolpe. En Kirkuk, árabes suníes y miembros de los pueblos túrquicos —quienes se han opuesto desde hace mucho tiempo a los reclamos curdos sobre la ciudad— amenazaron con una revuelta si los curdos no comparten la administración de la ciudad y de los ingresos por petróleo.
No obstante, la percepción de abundancia es palpable entre los curdos, quienes representan 20% de la población mayoritariamente árabe de Irak.
"Ahora que los peshmerga recuperaron nuestras áreas disputadas, deberíamos tener nuestra propia nación. La merecemos", dijo Jaled Ismail en la zona curda de Jazer.
El estudiante de 19 años quiere la independencia para que el Curdistán pueda vender su propio petróleo y tener el estatus que traer consigo la condición de ser un Estado, como un pasaporte, representación internacional y... un equipo nacional de fútbol. "Si tuviéramos un equipo curdo en la Copa Mundial, sería grandioso", agregó.
Entre campos de trigo, con sonido de metralletas a la distancia, combatientes curdos patrullan una nueva frontera de su región autónoma en el norte de Irak, a decenas de miles de kilómetros de su frontera oficial. Frente a ellos hay combatientes islámicos, atrás de ellos se encuentra el nuevo premio capturado, un territorio rico en yacimientos de petróleo.
En medio del caos en Irak, los curdos han emergido como unos ganadores significativos; y sus victorias están alimentando entre su población el sentimiento de declarar una independencia de manera absoluta.
Conforme rebeldes sunís se iban apoderando de gran parte del norte de Irak en su trayecto a Bagdad durante las dos últimas semanas, combatientes curdos conocidos como peshmerga se han apoderado por su cuenta de territorio, expandiendo eficazmente la región de gobierno curdo hacia áreas que han reclamado desde hace mucho tiempo. En particular, se han apoderado del centro petrolífero de Kirkuk. Y en contraste con el gobierno chií en Bagdad, que está en medio de una agitación, los curdos están obteniendo más confianza y prometiendo aumentar las ventas de petróleo de manera independiente al gobierno central.
Los triunfos han traído además a los curdos retos poco imaginables hace unos días. Deben defender una nueva frontera de 1.000 kilómetros (620 millas) contra rebeldes suníes, encabezados por un grupo disidente de al-Qaida, el Estado Islámico para Irak y el Levante. Aproximadamente 300.000 iraquíes que huyeron del avance de la insurgencia han inundado las áreas curdas, siendo una carga adicional para un gobierno autónomo escaso de recursos.
Y los curdos enfrentan el riesgo de un contragolpe. En Kirkuk, árabes suníes y miembros de los pueblos túrquicos —quienes se han opuesto desde hace mucho tiempo a los reclamos curdos sobre la ciudad— amenazaron con una revuelta si los curdos no comparten la administración de la ciudad y de los ingresos por petróleo.
No obstante, la percepción de abundancia es palpable entre los curdos, quienes representan 20% de la población mayoritariamente árabe de Irak.
"Ahora que los peshmerga recuperaron nuestras áreas disputadas, deberíamos tener nuestra propia nación. La merecemos", dijo Jaled Ismail en la zona curda de Jazer.
El estudiante de 19 años quiere la independencia para que el Curdistán pueda vender su propio petróleo y tener el estatus que traer consigo la condición de ser un Estado, como un pasaporte, representación internacional y... un equipo nacional de fútbol. "Si tuviéramos un equipo curdo en la Copa Mundial, sería grandioso", agregó.