Las divisiones detrás del secuestro masivo en Nigeria
Chibok, Reuters
Cuando residentes locales alertaron que cientos de militantes islámicos se encaminaban hacia su remoto pueblo de Chibok, en el noreste de Nigeria, Danuma Mphur se precipitó a buscar ayuda.
Como presidente de la Asociación de Padres y Maestros de la escuela del pueblo, Mphur temía por la seguridad de los niños que estaban en el lugar tomando exámenes.
Los 15 soldados nigerianos en Chibok no eran un obstáculo para las fuerzas de Boko Haram, un grupo militante que lleva adelante una campaña para crear un estado islámico en la región.
Se necesitaban refuerzos, y rápido. Mphur dice que llamó a la policía y al presidente del gobierno local.
A su vez, el presidente del gobierno local también llamó a la policía y contactó al comandante militar en Chibok entre las 21.30 y las 22.00 de ese día, según Kashim Shettima, el gobernador del estado de Borno, que incluye a Chibok.
"¿Podemos ir más allá de eso?", dijo Shettima, insinuando que no había mucho más que los locales pudieran hacer más allá que pedir ayuda.
El apoyo nunca llegó. El Ejército dijo en un comunicado que no recibió ninguna alerta del ataque. Añadió que cuando se enviaron refuerzos, éstos fueron emboscados en el "tortuoso y accidentado camino de 120 kilómetros" desde Maiduguri, la capital estatal, y retrasados.
El presidente del gobierno de Chibok no pudo ser contactado para que realizara declaraciones.
De cualquier manera, unas tres horas después de que Mphur pidiera ayuda, militantes de Boko Haram llegaron a Chibok y secuestraron a 276 niñas de la escuela. Aunque 57 escaparon, según el Gobierno estatal, la mayoría está aún cautiva y el grupo ha amenazado con venderlas "en el mercado".
Pese a que el Ejército de Nigeria dijo el lunes que sabe dónde están las niñas, descartó usar la fuerza para intentar rescatarlas.
El secuestro masivo en la noche del 14 de abril acaparó los titulares en todo el mundo, pero estaba lejos de ser el primer tropiezo de Nigeria en su guerra contra Boko Haram.
Entrevistas con testigos del secuestro, militares nigerianos y funcionarios de seguridad, diplomáticos occidentales y expertos en contraterrorismo señalan una serie de fracasos de políticos y el Ejército en la lucha contra el grupo, no sólo en las horas previas al ataque contra la escuela, sino durante varios años.
Las divisiones, baja moral y corrupción dentro de las fuerzas militares han permitido que los militantes islamistas tomen el control de extensas áreas del noreste de Nigeria. Desde una revuelta inicial en el 2009, la campaña de Boko Haram para crear un estado islámico se ha acelerado. Ya ha causado la muerte de más de 5.000 personas, de ellas 1.800 sólo este año.
Una amarga batalla entre el gobierno federal en Abuya y al menos dos gobernadores estatales en el noreste ha dificultado coordinar una respuesta contra el grupo, dicen analistas y fuentes de seguridad.
El presidente nigeriano, Goodluck Jonathan, quien llegó al poder en el 2010 y se espera se presente el año próximo para un segundo mandato, es un cristiano del sur del país. Muchas personas en el norte, de mayoría musulmana y que es menos desarrollado y más pobre que el sur, se sienten abandonados por su Gobierno.
En Chibok, donde fragmentos quemados de las literas del dormitorio se ven entre los restos de la escuela, Mphur cree que el secuestro masivo podría haberse impedido. El hombre dijo a Reuters: "Lo que sucedió (...) se podría haber evitado si el Gobierno hubiera tomado los pasos necesarios".
RELACIONES GLACIALES
En la lengua hausa del noreste de Nigeria, Boko Haram podría traducirse como "la educación occidental está prohibida", y en el 2012 el grupo militante anunció que atacaría específicamente a escuelas.
Desde entonces, militantes de Boko Haram han quemado varias instituciones escolares y secuestrado o asesinado a cientos de niños, según una fuente de seguridad de alto rango de Nigeria.
Tres fuentes occidentales de inteligencia en Nigeria estiman que Boko Haram retenía entre 200 y 300 niñas como esclavas antes del ataque en Chibok.
Decenas han escapado, pero las fuerzas de seguridad de Nigeria no han entrevistado a muchos sobrevivientes pese a que su información podría ayudar a combatir al grupo o a hallar a las niñas aún cautivas, dijeron víctimas y fuentes de seguridad.
Una niña que escapó tras ser secuestrada por Boko Haram en una región montañosa cerca de Camerún el año pasado dijo a Reuters: "Nadie vino nunca a interrogarme luego de que escapé. Yo podría haber ayudado a encontrar a otros".
Las diferencias políticas entre regiones y la pobre organización de las fuerzas de seguridad son dos de los problemas.
Borno tiene algunos de los indicadores económicos más bajos del país, y los inversores evitan al Estado debido a su escasa seguridad. Pese a esos problemas, el presidente ha visitado la región sólo una vez durante sus cuatro años en el poder.
Jonathan y Shettima, el gobernador de Borno, tienen una relación poco amigable. Shettima es una destacada figura en el partido opositor All Progressives Congress y ha sido un duro crítico del Gobierno del presidente.
Según fuentes cercanas al mandatario, Shettima enfureció a Jonathan en febrero al decir que Boko Haram era más fuerte y estaba mejor equipado que el Ejército.
Aunque Nigeria destina aproximadamente 1 billón de nairas (6.500 millones de dólares) para la seguridad cada año, los soldados en el noreste están exigidos, dijeron varias fuentes de seguridad.
La extendida corrupción se traduce en una falta de inversión en capacitación y en un fracaso en mantener el equipamiento. El dinero es con frecuencia malgastado. Nigeria compró aviones no tripulados de vigilancia israelíes en el 2006 que podrían haber sido usados para buscar a las niñas, pero un pobre mantenimiento los ha dejado en tierra, dijo el fabricante de los aparatos.
En cambio, los combatientes de Boko Haram están bien armados y determinados.
En decenas de ataques de militantes el año pasado, los soldados fueron superados por los militantes que llegaban en camiones, motocicletas y a veces hasta en vehículos blindados robados, disparando granadas propulsadas por cohetes de las que se apoderaron durante redadas a instalaciones militares.
En números, Boko Haram es inferior. Tiene unos 6.000 a 8.000 miembros, dijeron tres fuentes de seguridad, mientras que un destacamento nigeriano en el estado de Borno tiene unos 12.000, incluyendo a soldados y policías.
Pero soldados dijeron a Reuters que la moral es baja. Sus comandantes se quedan con algo de sus salarios, con frecuencia no tienen suficiente para comer y viven atemorizados de un ataque de Boko Haram, señalaron algunos.
"Ellos (Boko Haram) están mejor equipados", dijo un soldado a Reuters por teléfono y añadió que no podía hacer frente a un ataque de Boko Haram en su puesto de seguridad.
CIERRE DE ESCUELA
En diciembre, Boko Haram organizó un asalto a gran escala contra la base de la fuerza aérea de Maiduguri, inutilizando a dos helicópteros y tres aeronaves militares, dijo el Ejército en ese momento.
Los restantes helicópteros artillados fueron trasladados a los aeropuertos de Makurdi y Port Harcourt, un vuelo de al menos tres horas desde Chibok, limitando la capacidad del Ejército de realizar tareas de vigilancia y transporte de tropas, dijeron dos fuentes de seguridad.
La debilidad del Ejército fue evidente otra vez en febrero cuando decenas de combatientes leales a Boko Haram llegaron a un remoto puesto militar en las colinas de Gwoza, a unos 100 kilómetros al este de Chibok.
Los combatientes atacaron usando camionetas Hilux armados con ametralladoras en un terreno que ofrecía poco lugar para guarecerse, dijo una fuente de seguridad.
En una batalla que duró horas, 50 insurgentes y nueve soldados nigerianos murieron, dijo la fuente. Pese a las bajas, los militantes saquearon la base y se llevaron 200 bombas de mortero, 50 granadas propulsadas por cohetes y cientos de municiones.
Dos semanas después, combatientes de Boko Haram atacaron un colegio en Buni Yadi, en el estado de Yobe, que limita con Borno. Mataron a 59 varones adolescentes y dos fuentes de seguridad dijeron que también secuestraron a 11 niñas.
Luego de ello, el gobierno del estado de Borno cerró todas sus escuelas. Simeon Nwakaudu, portavoz del Ministerio Federal de Educación, que cae bajo la jurisdicción de Jonathan, dijo a Reuters que el ministerio había enviado una advertencia al gobernador estatal recomendando que los exámenes fueran trasladados a una ubicación más segura.
Nwakaudu, quien no mostró a Reuters una copia de la carta, dijo que el ataque de Chibok "podría haber sido evitado" si Shettima hubiera considerado la advertencia.
Shettima niega haber recibido tal advertencia. En cambio, decidió reabrir la escuela en Chibok para tomar los exámenes.
"Estábamos tranquilos con la situación de seguridad en Chibok en el momento que tomamos la decisión", dijo Shettima a Reuters. Afirmó que la responsabilidad de la seguridad era del Gobierno federal, que controla a las fuerzas de seguridad. "Tenemos fuerzas de seguridad en cada gobierno local en todo el estado. Nos podían haber advertido".
Al mismo tiempo, el Ministerio de Educación estaba sin un liderazgo claro. Jonathan había despedido a Ruqayyatu Rufai de la cartera junto a otros ocho ministros en un recambio de gabinete en septiembre, y desde entonces no cubrió el cargo.
El viceministro de Educación, Nyesom Wike, tenía otros temas en su mente: se pasó los últimos seis meses haciendo una campaña no oficial para ser gobernador de un estado sureño.
El presidente quiere que uno de sus aliados políticos gane el cargo contra un gobernador en ejercicio que es uno de los rivales del mandatario.
Para los padres de los niños secuestrados, tanto las autoridades locales como federales fallaron a la hora de hacer lo suficiente en Chibok. Esther Kabu, cuya hija Dorcas es una de las secuestradas, dijo que nunca hubo una discusión sobre realizar los exámenes en otro lugar.
"Lo que más me molesta es que no nos consultaron a nosotros, los padres de la escuela, cuando decidieron que las niñas deberían volver para sus exámenes", dijo la mujer. "Temía por la seguridad en el hostal. Ellos deberían haber brindado más seguridad a la escuela", agregó.
EL ATAQUE
El 14 de abril, combatientes de Boko Haram llegaron a Chibok a las 23.00 hora local, según Mphur.
Los residentes huyeron a los alrededores del pueblo. Los hombres armados, vestidos con uniformes militares y con rifles AK47 y granadas propulsadas por cohetes, se desplazaron hasta la escuela que queda a poco más de un kilómetros y medio de la localidad, donde engañaron a las estudiantes diciéndoles que eran soldados que las iban a proteger de Boko Haram.
Lydia Powu, de 16 años, recuerda el momento en que se dio cuenta de que los hombres que la sacaron de la cama no eran soldados. "Empezaron a quemar la escuela y nos rodearon. Nos agarraron a mí y a mi hermana y nos llevaron de la escuela a otro pueblo, donde nos subieron a camiones", dijo la adolescente.
"Así que le pregunté a mi hermana mayor, '¿qué vamos a hacer ahora?' Nos miramos y supimos. Saltamos del camión. Me golpeé la espalda al caer pero me olvidé del dolor y corrimos y corrimos", recordó.
En las horas siguientes al ataque, ningún funcionario del Gobierno o de los militares llegó al pueblo a realizar una investigación, dijeron los residentes.
"La gente de seguridad del Gobierno llegó a interrogarnos tres días después, así se preocupan por nosotros y nuestros niños", dijo Mphur.
Eso puede ser en gran parte porque el gobierno federal tenía otro incidente del que ocuparse. En la mañana del ataque en Chibok, Boko Haram detonó una potente bomba en las afueras de Abuya, la capital del país. La explosión dejó 75 muertos.
"GUERRA TOTAL"
El presidente se tomó más de dos semanas para hablar públicamente sobre el secuestro masivo. Cuando la presión internacional aumentó, impulsada por una campaña en los medios sociales conocida como #BringBackOurGirls, Jonathan finalmente aceptó ayuda de inteligencia y vigilancia de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y China.
Su comprensión de la situación ha sido poco firme. Recientemente en abril, dijo que la amenaza de Boko Haram era "temporal".
En una reunión internacional para discutir el tema en París el 18 de mayo, el presidente pareció cambiar de opinión, describiendo al grupo como una "parte integral de Al Qaeda". Expertos en seguridad creen que la secta sigue siendo mayormente una insurgencia doméstica.
En la reunión de París, los países de Africa Occidental prometieron hacer una "guerra total" contra Boko Haram, mientras que naciones extranjeras ofrecieron ayuda técnica y capacitación para un nuevo esfuerzo regional africano contra militantes islamistas.
Unos 80 soldados estadounidenses fueron enviados a Chad para ayudar con las operaciones contra Boko Haram.
Pero el Ejército nigeriano sigue desconfiando de la participación occidental. Y el Ministerio de Educación, como comentó un funcionario occidental que trabaja con el Gobierno del país, continúa apartado del tema.
"El ministerio debería crear un plan de cómo evitar que se repita lo de Chibok", dijo la fuente. "Pero está sin timón", agregó.
En Chibok, las razones de los secuestros son secundarias a la pérdida. En la casa de sus padres, Happy Yakub, de 13 años, aún espera el regreso de su hermana.
"No volveré a la escuela hasta que mi hermana vuelva a casa", dijo Yakub. "La extraño. Solía trenzar mi cabello y jugábamos juntas. Ahora no hay nadie con quién jugar".
Cuando residentes locales alertaron que cientos de militantes islámicos se encaminaban hacia su remoto pueblo de Chibok, en el noreste de Nigeria, Danuma Mphur se precipitó a buscar ayuda.
Como presidente de la Asociación de Padres y Maestros de la escuela del pueblo, Mphur temía por la seguridad de los niños que estaban en el lugar tomando exámenes.
Los 15 soldados nigerianos en Chibok no eran un obstáculo para las fuerzas de Boko Haram, un grupo militante que lleva adelante una campaña para crear un estado islámico en la región.
Se necesitaban refuerzos, y rápido. Mphur dice que llamó a la policía y al presidente del gobierno local.
A su vez, el presidente del gobierno local también llamó a la policía y contactó al comandante militar en Chibok entre las 21.30 y las 22.00 de ese día, según Kashim Shettima, el gobernador del estado de Borno, que incluye a Chibok.
"¿Podemos ir más allá de eso?", dijo Shettima, insinuando que no había mucho más que los locales pudieran hacer más allá que pedir ayuda.
El apoyo nunca llegó. El Ejército dijo en un comunicado que no recibió ninguna alerta del ataque. Añadió que cuando se enviaron refuerzos, éstos fueron emboscados en el "tortuoso y accidentado camino de 120 kilómetros" desde Maiduguri, la capital estatal, y retrasados.
El presidente del gobierno de Chibok no pudo ser contactado para que realizara declaraciones.
De cualquier manera, unas tres horas después de que Mphur pidiera ayuda, militantes de Boko Haram llegaron a Chibok y secuestraron a 276 niñas de la escuela. Aunque 57 escaparon, según el Gobierno estatal, la mayoría está aún cautiva y el grupo ha amenazado con venderlas "en el mercado".
Pese a que el Ejército de Nigeria dijo el lunes que sabe dónde están las niñas, descartó usar la fuerza para intentar rescatarlas.
El secuestro masivo en la noche del 14 de abril acaparó los titulares en todo el mundo, pero estaba lejos de ser el primer tropiezo de Nigeria en su guerra contra Boko Haram.
Entrevistas con testigos del secuestro, militares nigerianos y funcionarios de seguridad, diplomáticos occidentales y expertos en contraterrorismo señalan una serie de fracasos de políticos y el Ejército en la lucha contra el grupo, no sólo en las horas previas al ataque contra la escuela, sino durante varios años.
Las divisiones, baja moral y corrupción dentro de las fuerzas militares han permitido que los militantes islamistas tomen el control de extensas áreas del noreste de Nigeria. Desde una revuelta inicial en el 2009, la campaña de Boko Haram para crear un estado islámico se ha acelerado. Ya ha causado la muerte de más de 5.000 personas, de ellas 1.800 sólo este año.
Una amarga batalla entre el gobierno federal en Abuya y al menos dos gobernadores estatales en el noreste ha dificultado coordinar una respuesta contra el grupo, dicen analistas y fuentes de seguridad.
El presidente nigeriano, Goodluck Jonathan, quien llegó al poder en el 2010 y se espera se presente el año próximo para un segundo mandato, es un cristiano del sur del país. Muchas personas en el norte, de mayoría musulmana y que es menos desarrollado y más pobre que el sur, se sienten abandonados por su Gobierno.
En Chibok, donde fragmentos quemados de las literas del dormitorio se ven entre los restos de la escuela, Mphur cree que el secuestro masivo podría haberse impedido. El hombre dijo a Reuters: "Lo que sucedió (...) se podría haber evitado si el Gobierno hubiera tomado los pasos necesarios".
RELACIONES GLACIALES
En la lengua hausa del noreste de Nigeria, Boko Haram podría traducirse como "la educación occidental está prohibida", y en el 2012 el grupo militante anunció que atacaría específicamente a escuelas.
Desde entonces, militantes de Boko Haram han quemado varias instituciones escolares y secuestrado o asesinado a cientos de niños, según una fuente de seguridad de alto rango de Nigeria.
Tres fuentes occidentales de inteligencia en Nigeria estiman que Boko Haram retenía entre 200 y 300 niñas como esclavas antes del ataque en Chibok.
Decenas han escapado, pero las fuerzas de seguridad de Nigeria no han entrevistado a muchos sobrevivientes pese a que su información podría ayudar a combatir al grupo o a hallar a las niñas aún cautivas, dijeron víctimas y fuentes de seguridad.
Una niña que escapó tras ser secuestrada por Boko Haram en una región montañosa cerca de Camerún el año pasado dijo a Reuters: "Nadie vino nunca a interrogarme luego de que escapé. Yo podría haber ayudado a encontrar a otros".
Las diferencias políticas entre regiones y la pobre organización de las fuerzas de seguridad son dos de los problemas.
Borno tiene algunos de los indicadores económicos más bajos del país, y los inversores evitan al Estado debido a su escasa seguridad. Pese a esos problemas, el presidente ha visitado la región sólo una vez durante sus cuatro años en el poder.
Jonathan y Shettima, el gobernador de Borno, tienen una relación poco amigable. Shettima es una destacada figura en el partido opositor All Progressives Congress y ha sido un duro crítico del Gobierno del presidente.
Según fuentes cercanas al mandatario, Shettima enfureció a Jonathan en febrero al decir que Boko Haram era más fuerte y estaba mejor equipado que el Ejército.
Aunque Nigeria destina aproximadamente 1 billón de nairas (6.500 millones de dólares) para la seguridad cada año, los soldados en el noreste están exigidos, dijeron varias fuentes de seguridad.
La extendida corrupción se traduce en una falta de inversión en capacitación y en un fracaso en mantener el equipamiento. El dinero es con frecuencia malgastado. Nigeria compró aviones no tripulados de vigilancia israelíes en el 2006 que podrían haber sido usados para buscar a las niñas, pero un pobre mantenimiento los ha dejado en tierra, dijo el fabricante de los aparatos.
En cambio, los combatientes de Boko Haram están bien armados y determinados.
En decenas de ataques de militantes el año pasado, los soldados fueron superados por los militantes que llegaban en camiones, motocicletas y a veces hasta en vehículos blindados robados, disparando granadas propulsadas por cohetes de las que se apoderaron durante redadas a instalaciones militares.
En números, Boko Haram es inferior. Tiene unos 6.000 a 8.000 miembros, dijeron tres fuentes de seguridad, mientras que un destacamento nigeriano en el estado de Borno tiene unos 12.000, incluyendo a soldados y policías.
Pero soldados dijeron a Reuters que la moral es baja. Sus comandantes se quedan con algo de sus salarios, con frecuencia no tienen suficiente para comer y viven atemorizados de un ataque de Boko Haram, señalaron algunos.
"Ellos (Boko Haram) están mejor equipados", dijo un soldado a Reuters por teléfono y añadió que no podía hacer frente a un ataque de Boko Haram en su puesto de seguridad.
CIERRE DE ESCUELA
En diciembre, Boko Haram organizó un asalto a gran escala contra la base de la fuerza aérea de Maiduguri, inutilizando a dos helicópteros y tres aeronaves militares, dijo el Ejército en ese momento.
Los restantes helicópteros artillados fueron trasladados a los aeropuertos de Makurdi y Port Harcourt, un vuelo de al menos tres horas desde Chibok, limitando la capacidad del Ejército de realizar tareas de vigilancia y transporte de tropas, dijeron dos fuentes de seguridad.
La debilidad del Ejército fue evidente otra vez en febrero cuando decenas de combatientes leales a Boko Haram llegaron a un remoto puesto militar en las colinas de Gwoza, a unos 100 kilómetros al este de Chibok.
Los combatientes atacaron usando camionetas Hilux armados con ametralladoras en un terreno que ofrecía poco lugar para guarecerse, dijo una fuente de seguridad.
En una batalla que duró horas, 50 insurgentes y nueve soldados nigerianos murieron, dijo la fuente. Pese a las bajas, los militantes saquearon la base y se llevaron 200 bombas de mortero, 50 granadas propulsadas por cohetes y cientos de municiones.
Dos semanas después, combatientes de Boko Haram atacaron un colegio en Buni Yadi, en el estado de Yobe, que limita con Borno. Mataron a 59 varones adolescentes y dos fuentes de seguridad dijeron que también secuestraron a 11 niñas.
Luego de ello, el gobierno del estado de Borno cerró todas sus escuelas. Simeon Nwakaudu, portavoz del Ministerio Federal de Educación, que cae bajo la jurisdicción de Jonathan, dijo a Reuters que el ministerio había enviado una advertencia al gobernador estatal recomendando que los exámenes fueran trasladados a una ubicación más segura.
Nwakaudu, quien no mostró a Reuters una copia de la carta, dijo que el ataque de Chibok "podría haber sido evitado" si Shettima hubiera considerado la advertencia.
Shettima niega haber recibido tal advertencia. En cambio, decidió reabrir la escuela en Chibok para tomar los exámenes.
"Estábamos tranquilos con la situación de seguridad en Chibok en el momento que tomamos la decisión", dijo Shettima a Reuters. Afirmó que la responsabilidad de la seguridad era del Gobierno federal, que controla a las fuerzas de seguridad. "Tenemos fuerzas de seguridad en cada gobierno local en todo el estado. Nos podían haber advertido".
Al mismo tiempo, el Ministerio de Educación estaba sin un liderazgo claro. Jonathan había despedido a Ruqayyatu Rufai de la cartera junto a otros ocho ministros en un recambio de gabinete en septiembre, y desde entonces no cubrió el cargo.
El viceministro de Educación, Nyesom Wike, tenía otros temas en su mente: se pasó los últimos seis meses haciendo una campaña no oficial para ser gobernador de un estado sureño.
El presidente quiere que uno de sus aliados políticos gane el cargo contra un gobernador en ejercicio que es uno de los rivales del mandatario.
Para los padres de los niños secuestrados, tanto las autoridades locales como federales fallaron a la hora de hacer lo suficiente en Chibok. Esther Kabu, cuya hija Dorcas es una de las secuestradas, dijo que nunca hubo una discusión sobre realizar los exámenes en otro lugar.
"Lo que más me molesta es que no nos consultaron a nosotros, los padres de la escuela, cuando decidieron que las niñas deberían volver para sus exámenes", dijo la mujer. "Temía por la seguridad en el hostal. Ellos deberían haber brindado más seguridad a la escuela", agregó.
EL ATAQUE
El 14 de abril, combatientes de Boko Haram llegaron a Chibok a las 23.00 hora local, según Mphur.
Los residentes huyeron a los alrededores del pueblo. Los hombres armados, vestidos con uniformes militares y con rifles AK47 y granadas propulsadas por cohetes, se desplazaron hasta la escuela que queda a poco más de un kilómetros y medio de la localidad, donde engañaron a las estudiantes diciéndoles que eran soldados que las iban a proteger de Boko Haram.
Lydia Powu, de 16 años, recuerda el momento en que se dio cuenta de que los hombres que la sacaron de la cama no eran soldados. "Empezaron a quemar la escuela y nos rodearon. Nos agarraron a mí y a mi hermana y nos llevaron de la escuela a otro pueblo, donde nos subieron a camiones", dijo la adolescente.
"Así que le pregunté a mi hermana mayor, '¿qué vamos a hacer ahora?' Nos miramos y supimos. Saltamos del camión. Me golpeé la espalda al caer pero me olvidé del dolor y corrimos y corrimos", recordó.
En las horas siguientes al ataque, ningún funcionario del Gobierno o de los militares llegó al pueblo a realizar una investigación, dijeron los residentes.
"La gente de seguridad del Gobierno llegó a interrogarnos tres días después, así se preocupan por nosotros y nuestros niños", dijo Mphur.
Eso puede ser en gran parte porque el gobierno federal tenía otro incidente del que ocuparse. En la mañana del ataque en Chibok, Boko Haram detonó una potente bomba en las afueras de Abuya, la capital del país. La explosión dejó 75 muertos.
"GUERRA TOTAL"
El presidente se tomó más de dos semanas para hablar públicamente sobre el secuestro masivo. Cuando la presión internacional aumentó, impulsada por una campaña en los medios sociales conocida como #BringBackOurGirls, Jonathan finalmente aceptó ayuda de inteligencia y vigilancia de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y China.
Su comprensión de la situación ha sido poco firme. Recientemente en abril, dijo que la amenaza de Boko Haram era "temporal".
En una reunión internacional para discutir el tema en París el 18 de mayo, el presidente pareció cambiar de opinión, describiendo al grupo como una "parte integral de Al Qaeda". Expertos en seguridad creen que la secta sigue siendo mayormente una insurgencia doméstica.
En la reunión de París, los países de Africa Occidental prometieron hacer una "guerra total" contra Boko Haram, mientras que naciones extranjeras ofrecieron ayuda técnica y capacitación para un nuevo esfuerzo regional africano contra militantes islamistas.
Unos 80 soldados estadounidenses fueron enviados a Chad para ayudar con las operaciones contra Boko Haram.
Pero el Ejército nigeriano sigue desconfiando de la participación occidental. Y el Ministerio de Educación, como comentó un funcionario occidental que trabaja con el Gobierno del país, continúa apartado del tema.
"El ministerio debería crear un plan de cómo evitar que se repita lo de Chibok", dijo la fuente. "Pero está sin timón", agregó.
En Chibok, las razones de los secuestros son secundarias a la pérdida. En la casa de sus padres, Happy Yakub, de 13 años, aún espera el regreso de su hermana.
"No volveré a la escuela hasta que mi hermana vuelva a casa", dijo Yakub. "La extraño. Solía trenzar mi cabello y jugábamos juntas. Ahora no hay nadie con quién jugar".