Xi Jinping evita tomar partido en la crisis ucraniana
Berlín, EP
El presidente de China, Xi Jinping, ha asegurado que su país no tomará partido por nadie en la crisis de Ucrania y se ha limitado a instar a "todas las partes implicadas" a que trabajen para lograr una resolución política.
"China no tiene ningún interés particular en la cuestión de Ucrania", ha declarado su presidente en una rueda de prensa en Berlín junto a la canciller alemana, Angela Merkel. "Todas las partes implicadas deberían trabajar por una solución política y diplomática del conflicto", ha dicho.
El mandatario chino ha evitado de esta forma posicionarse del lado de Estados Unidos y la Unión Europea o de Rusia, uno de sus más firmes aliados en la comunidad internacional.
Pekín ha esquivado en estas semanas las alusiones directas al referéndum de la península de Crimea, temeroso de que dé alas a las aspiraciones secesionistas del Tíbet. En la ONU, China ha optado por la abstención en las votaciones sobre la condena al referéndum.
"Si fuese Rusia, no estaría satisfecha con los votos logrados", ha apuntado Merkel durante la comparecencia, en la que ha advertido de que la votación celebrada el jueves en la Asamblea General de la ONU y que declaró inválido el referéndum de Crimea demuestra "que la comunidad internacional no está muy contenta con lo que ha hecho Rusia".
El delicado equilibrio en el que se mueve Pekín también ha llevado a su Gobierno a abogar públicamente por una "cooperación amistosa" con Kiev y a querer sumarse, con un "papel constructivo", en la ayuda financiera que aspiran a recibir las nuevas autoridades ucranianas.
"Apoyamos los esfuerzos constructivos de la comunidad internacional para relajar la situación y estamos abiertos a cualquier concepto que sirva para calmarla y alcanzar una solución política", ha afirmado Xi en Berlín.
El mandatario chino, de gira por Europa, ha insistido en que su país "respeta los principios de las relaciones internacionales y la no intervención en los asuntos internos de otros Estados".
DERECHOS HUMANOS
Alemania y China mantienen unas relaciones comerciales que, al año, mueven alrededor de 140.000 millones de euros. Sin embargo, además de la economía en la reunión entre Merkel y Xi se han colado otros asuntos de la actualidad internacional como Ucrania y aspectos habitualmente espinosos como los Derechos Humanos.
La canciller alemana ha insistido públicamente en que un país debe respetar la "libertad de expresión", ya que es "un elemento muy importante para promover la creatividad de la sociedad, sea en investigación, cultura o sociedad civil".
Xi, por su parte, ha aprovechado su parada en Berlín para recordar las atrocidades cometidas por Japón durante la guerra como la invasión de la ciudad de Nanjing y ha aseverado que estos hechos siguen "frescos en la memoria" de los chinos.
Japón ocupó partes de China en la década de los 30 y los 40 del siglo pasado y, en diciembre, las relaciones entre Pekín y Tokio vivieron un momento de especial tensión después de que el primer ministro nipón, Shinzo Abe, visitó un santuario que honra a los caídos durante la invasión.
"Los chinos tenemos la idea de que no debemos hacer a los demás lo que no queremos para nosotros. China necesita paz al igual que el ser humano necesita aire y las plantas agua", ha declarado Xi.
En este sentido, el mandatario chino ha descartado que su país quiera "provocar problema" al reivindicar la soberanía de varias áreas del mar de la China meridional. Ha insistido en que sólo trata de salvaguardar sus "intereses" y ha mostrado su temor a que sean "otros" quienes causen tensiones.
El presidente de China, Xi Jinping, ha asegurado que su país no tomará partido por nadie en la crisis de Ucrania y se ha limitado a instar a "todas las partes implicadas" a que trabajen para lograr una resolución política.
"China no tiene ningún interés particular en la cuestión de Ucrania", ha declarado su presidente en una rueda de prensa en Berlín junto a la canciller alemana, Angela Merkel. "Todas las partes implicadas deberían trabajar por una solución política y diplomática del conflicto", ha dicho.
El mandatario chino ha evitado de esta forma posicionarse del lado de Estados Unidos y la Unión Europea o de Rusia, uno de sus más firmes aliados en la comunidad internacional.
Pekín ha esquivado en estas semanas las alusiones directas al referéndum de la península de Crimea, temeroso de que dé alas a las aspiraciones secesionistas del Tíbet. En la ONU, China ha optado por la abstención en las votaciones sobre la condena al referéndum.
"Si fuese Rusia, no estaría satisfecha con los votos logrados", ha apuntado Merkel durante la comparecencia, en la que ha advertido de que la votación celebrada el jueves en la Asamblea General de la ONU y que declaró inválido el referéndum de Crimea demuestra "que la comunidad internacional no está muy contenta con lo que ha hecho Rusia".
El delicado equilibrio en el que se mueve Pekín también ha llevado a su Gobierno a abogar públicamente por una "cooperación amistosa" con Kiev y a querer sumarse, con un "papel constructivo", en la ayuda financiera que aspiran a recibir las nuevas autoridades ucranianas.
"Apoyamos los esfuerzos constructivos de la comunidad internacional para relajar la situación y estamos abiertos a cualquier concepto que sirva para calmarla y alcanzar una solución política", ha afirmado Xi en Berlín.
El mandatario chino, de gira por Europa, ha insistido en que su país "respeta los principios de las relaciones internacionales y la no intervención en los asuntos internos de otros Estados".
DERECHOS HUMANOS
Alemania y China mantienen unas relaciones comerciales que, al año, mueven alrededor de 140.000 millones de euros. Sin embargo, además de la economía en la reunión entre Merkel y Xi se han colado otros asuntos de la actualidad internacional como Ucrania y aspectos habitualmente espinosos como los Derechos Humanos.
La canciller alemana ha insistido públicamente en que un país debe respetar la "libertad de expresión", ya que es "un elemento muy importante para promover la creatividad de la sociedad, sea en investigación, cultura o sociedad civil".
Xi, por su parte, ha aprovechado su parada en Berlín para recordar las atrocidades cometidas por Japón durante la guerra como la invasión de la ciudad de Nanjing y ha aseverado que estos hechos siguen "frescos en la memoria" de los chinos.
Japón ocupó partes de China en la década de los 30 y los 40 del siglo pasado y, en diciembre, las relaciones entre Pekín y Tokio vivieron un momento de especial tensión después de que el primer ministro nipón, Shinzo Abe, visitó un santuario que honra a los caídos durante la invasión.
"Los chinos tenemos la idea de que no debemos hacer a los demás lo que no queremos para nosotros. China necesita paz al igual que el ser humano necesita aire y las plantas agua", ha declarado Xi.
En este sentido, el mandatario chino ha descartado que su país quiera "provocar problema" al reivindicar la soberanía de varias áreas del mar de la China meridional. Ha insistido en que sólo trata de salvaguardar sus "intereses" y ha mostrado su temor a que sean "otros" quienes causen tensiones.