San Ramón y San Joaquín sufren peores inundaciones
Beni, Fides
Las localidades de San Joaquín y San Ramón soportan la peor inundación de su historia y autoridades de la Gobernación beniana aceleran trabajos para mitigar sus efectos, según el reporte desde esa entidad estatal.
La presión de las aguas del río Mamoré rompió el anillo de circunvalación que protegía a San Joaquín, en tanto que en la otra población no se cuenta con algún sistema de protección.
El informe preliminar de la Gobernación da cuenta de las dificultades que se presentan para atender a los pobladores. El nivel de las aguas superó 1,5 metros por encima de la superficie.
“El hospital de San Ramón se encuentra inundado, no hay cómo atender a la gente. En San Joaquín hay como 800 familias damnificadas”, indicó un reporte.
En ambas poblaciones “no hay un solo lugar seco”, el desborde de las aguas alcanzó a los ambientes de todas las viviendas.
Situación complicada
Un panorama difícil también se vive en la ciudad de Cobija y otras poblaciones menores del departamento de Pando, como efecto de las lluvias.
El periodista Lino Miahuchi de Radio Frontera de Erbol informó sobre inundaciones en varios barrios de la capital, a raíz del desborde del río Acre, que colinda con Brasil.
Autoridades locales ordenaron la evacuación de familias damnificadas de zonas bajas, mientras se coordina una atención con víveres y otros alimentos.
En el departamento de Pando, Bolivia, el desastre transcurrió a través de los ríos Abuná, Beni y Madre de Dios —también importantes afluentes del río Madeira—, dejando sin hogar a más de mil familias que han sido evacuados en condición de damnificados, y otros tantos afectados económicamente por destrucción de sus estradas castañeras y cultivos, dice Sol de Pando.
En Pando son 2.000 las familias que enfrentan las inundaciones en la cuenca del Madera, según su gobernador Luis Flores Roberts. Sesenta comunidades ribereñas de este departamento boliviano sufrieron el impacto de la gigante cuenca colapsada a escasos 80 kilómetros, en Porto Velho.
El siguiente paso sería el Mamoré, que nace en el noreste fronterizo de Pando en confluencia con el río Abuná y atraviesa principalmente el municipio de Guayaramerín, en la provincia Vaca Diez del Beni, donde su Alcalde, horrorizado ante la pérdida de riqueza piscícola en la orilla boliviana de este río, declaró Alerta Naranja al poblado el pasado 8 de febrero.
Entre las fotografías que respaldan aquella declaratoria municipal de alerta, los peritos adjuntaron la imagen de la locomotora que el “rey del caucho” Nicolás Suárez disponía para movilizar sus cargas entre los puertos de la goma.
Esa reliquia de inicios del siglo XX ahora cubierta de agua se halla a 40 kilómetros de Guayaramerín, en el cantón de Cachuela Esperanza, la veta de oro turística del municipio, donde un consorcio chino que negoció con ENDE el pasado año habría iniciado estudios de prefactibilidad para construir una represa similar a la de Jirau y San Antonio.
Las aguas del Mamoré en la zona de Guayaramerín ya están en mayor crecida después de un mes de la Alerta Naranja, y devastaron otros monumentos históricos como la centenaria capilla que Nicolás Suárez había hecho construir también en Cachuela Esperanza, según reportó Erbol en la víspera.
El biólogo Vincent Boss, investigador del CIPCA-Riberalta, tomó entre otras, el pasado 27 de febrero, una imagen sobrecogedoras del interior de aquel patrimonio arquitectónico que es silenciosa y lentamente devorado por las aguas del río.
Las localidades de San Joaquín y San Ramón soportan la peor inundación de su historia y autoridades de la Gobernación beniana aceleran trabajos para mitigar sus efectos, según el reporte desde esa entidad estatal.
La presión de las aguas del río Mamoré rompió el anillo de circunvalación que protegía a San Joaquín, en tanto que en la otra población no se cuenta con algún sistema de protección.
El informe preliminar de la Gobernación da cuenta de las dificultades que se presentan para atender a los pobladores. El nivel de las aguas superó 1,5 metros por encima de la superficie.
“El hospital de San Ramón se encuentra inundado, no hay cómo atender a la gente. En San Joaquín hay como 800 familias damnificadas”, indicó un reporte.
En ambas poblaciones “no hay un solo lugar seco”, el desborde de las aguas alcanzó a los ambientes de todas las viviendas.
Situación complicada
Un panorama difícil también se vive en la ciudad de Cobija y otras poblaciones menores del departamento de Pando, como efecto de las lluvias.
El periodista Lino Miahuchi de Radio Frontera de Erbol informó sobre inundaciones en varios barrios de la capital, a raíz del desborde del río Acre, que colinda con Brasil.
Autoridades locales ordenaron la evacuación de familias damnificadas de zonas bajas, mientras se coordina una atención con víveres y otros alimentos.
En el departamento de Pando, Bolivia, el desastre transcurrió a través de los ríos Abuná, Beni y Madre de Dios —también importantes afluentes del río Madeira—, dejando sin hogar a más de mil familias que han sido evacuados en condición de damnificados, y otros tantos afectados económicamente por destrucción de sus estradas castañeras y cultivos, dice Sol de Pando.
En Pando son 2.000 las familias que enfrentan las inundaciones en la cuenca del Madera, según su gobernador Luis Flores Roberts. Sesenta comunidades ribereñas de este departamento boliviano sufrieron el impacto de la gigante cuenca colapsada a escasos 80 kilómetros, en Porto Velho.
El siguiente paso sería el Mamoré, que nace en el noreste fronterizo de Pando en confluencia con el río Abuná y atraviesa principalmente el municipio de Guayaramerín, en la provincia Vaca Diez del Beni, donde su Alcalde, horrorizado ante la pérdida de riqueza piscícola en la orilla boliviana de este río, declaró Alerta Naranja al poblado el pasado 8 de febrero.
Entre las fotografías que respaldan aquella declaratoria municipal de alerta, los peritos adjuntaron la imagen de la locomotora que el “rey del caucho” Nicolás Suárez disponía para movilizar sus cargas entre los puertos de la goma.
Esa reliquia de inicios del siglo XX ahora cubierta de agua se halla a 40 kilómetros de Guayaramerín, en el cantón de Cachuela Esperanza, la veta de oro turística del municipio, donde un consorcio chino que negoció con ENDE el pasado año habría iniciado estudios de prefactibilidad para construir una represa similar a la de Jirau y San Antonio.
Las aguas del Mamoré en la zona de Guayaramerín ya están en mayor crecida después de un mes de la Alerta Naranja, y devastaron otros monumentos históricos como la centenaria capilla que Nicolás Suárez había hecho construir también en Cachuela Esperanza, según reportó Erbol en la víspera.
El biólogo Vincent Boss, investigador del CIPCA-Riberalta, tomó entre otras, el pasado 27 de febrero, una imagen sobrecogedoras del interior de aquel patrimonio arquitectónico que es silenciosa y lentamente devorado por las aguas del río.