Putin llama a Obama: ¿nueva oportunidad diplomática en la crisis de Crimea?
Riad, dpa
A última hora de la tarde sonó el teléfono del presidente estadounidense, Barack Obama, cuando se encontraba en pleno viaje a Riad: era su homólogo ruso, Vladimir Putin, que quería hablar de la crisis de Crimea. El mundo se pregunta ahora si esa llamada podría constituir el inicio de una solución diplomática o si se trata sólo de una nueva maniobra de distracción.
Durante la última semana, durante sus visitas a La Haya, Bruselas, Roma o Riad, Obama no ha dejado de criticar duramente al jefe del Kremlin por la anexión de la península ucraniana de Crimea: movió al G8 a excluir a Rusia de la cumbre prevista en junio en Sochi, que se reducirá a un G7 en Bruselas, denunció ante la pareja real belga el “martirio” inmoral al que Rusia somete a un país débil y amenazó abiertamente a Putin con nuevas sanciones.
En una entrevista concedida a la cadena estadounidense CBS ayer viernes, Obama pidió a Putin la retirada inmediata de las tropas rusas de la frontera con Ucrania, que consideró la única vía para una distensión de la situación.
Horas más tarde recibió la repentina llamada telefónica de Putin, cuando se encontraba en medio de una importante visita diplomática en Arabia Saudí, y Obama se tomó su tiempo para escuchar la “propuesta de Putin para una solución diplomática en Ucrania”, como se apresuró a comunicar la Casa Blanca a los periodistas que viajaron con la delegación estadounidense a Riad. Los funcionarios estadounidenses tenían la sorpresa escrita en la cara, porque en las últimas ocasiones había sido Obama el que había tomado la iniciativa de las llamadas telefónicas.
Putin se refirió también a ese breve documento de página y media que el jefe de la diplomacia estadounidense llevaba consigo cuando se reunió con Lavrov.
Pese a ello, la desconfianza sigue estando profundamente arraigada en la parte estadounidense. Obama sugirió a Putin que envíe sus propuestas por escrito a la Casa Blanca, como si las palabras de Putin no tuvieran ya valor para él o como si Washington no se quisiera dejar engañar por Moscú en la crisis de Crimea.
Y es que como dijo el propio Obama en la entrevista televisiva del viernes, no está claro qué pretende Rusia con la concentración de tropas en su lado de la frontera con Ucrania, “bajo el pretexto de una operación de entrenamiento”. “Simplemente podría tratarse de un intento de intimidar a Ucrania o quizá tienen otros planes”.
Tampoco las palabras de hoy del ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, en la televisión estatal Rossiya tranquilizaron a los estadounidenses. La petición de que Moscú devuelva Crimea, que constituía la exigencia principal de la propuesta de solución que el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, le entregó por escrito hace unas semanas, es “absolutamente estéril”, señaló.
Durante la llamada, Putin se refirió también a ese breve documento de página y media que el jefe de la diplomacia estadounidense llevaba consido cuando se reunió con Lavrov a comienzos de la semana en La Haya. Sin embargo, al parecer podría tratarse de una versión actualizada, de cuyo contenido concreto no quiso dar detalles la Secretaría de Estado. Llama la atención no obstante que en el comunicado emitido por la Casa Blanca el viernes para informar de la llamada telefónica no aparecía la palabra Crimea.
Es probable que Estados Unidos siga pidiendo a Moscú la retirada de las tropas de la región fronteriza, así como la creación de un grupo de contacto con representantes de los gobiernos ruso, ucraniano, estadounidense y europeos. No está claro que lo vaya a conseguir, pero de momento la puerta diplomática parece volver a estar un poco más abierta. Al menos los dos presidentes acordaron un nuevo encuentro de Kerry y Lavrov para hablar sobre los posibles pasos a adoptar.
A última hora de la tarde sonó el teléfono del presidente estadounidense, Barack Obama, cuando se encontraba en pleno viaje a Riad: era su homólogo ruso, Vladimir Putin, que quería hablar de la crisis de Crimea. El mundo se pregunta ahora si esa llamada podría constituir el inicio de una solución diplomática o si se trata sólo de una nueva maniobra de distracción.
Durante la última semana, durante sus visitas a La Haya, Bruselas, Roma o Riad, Obama no ha dejado de criticar duramente al jefe del Kremlin por la anexión de la península ucraniana de Crimea: movió al G8 a excluir a Rusia de la cumbre prevista en junio en Sochi, que se reducirá a un G7 en Bruselas, denunció ante la pareja real belga el “martirio” inmoral al que Rusia somete a un país débil y amenazó abiertamente a Putin con nuevas sanciones.
En una entrevista concedida a la cadena estadounidense CBS ayer viernes, Obama pidió a Putin la retirada inmediata de las tropas rusas de la frontera con Ucrania, que consideró la única vía para una distensión de la situación.
Horas más tarde recibió la repentina llamada telefónica de Putin, cuando se encontraba en medio de una importante visita diplomática en Arabia Saudí, y Obama se tomó su tiempo para escuchar la “propuesta de Putin para una solución diplomática en Ucrania”, como se apresuró a comunicar la Casa Blanca a los periodistas que viajaron con la delegación estadounidense a Riad. Los funcionarios estadounidenses tenían la sorpresa escrita en la cara, porque en las últimas ocasiones había sido Obama el que había tomado la iniciativa de las llamadas telefónicas.
Putin se refirió también a ese breve documento de página y media que el jefe de la diplomacia estadounidense llevaba consigo cuando se reunió con Lavrov.
Pese a ello, la desconfianza sigue estando profundamente arraigada en la parte estadounidense. Obama sugirió a Putin que envíe sus propuestas por escrito a la Casa Blanca, como si las palabras de Putin no tuvieran ya valor para él o como si Washington no se quisiera dejar engañar por Moscú en la crisis de Crimea.
Y es que como dijo el propio Obama en la entrevista televisiva del viernes, no está claro qué pretende Rusia con la concentración de tropas en su lado de la frontera con Ucrania, “bajo el pretexto de una operación de entrenamiento”. “Simplemente podría tratarse de un intento de intimidar a Ucrania o quizá tienen otros planes”.
Tampoco las palabras de hoy del ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, en la televisión estatal Rossiya tranquilizaron a los estadounidenses. La petición de que Moscú devuelva Crimea, que constituía la exigencia principal de la propuesta de solución que el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, le entregó por escrito hace unas semanas, es “absolutamente estéril”, señaló.
Durante la llamada, Putin se refirió también a ese breve documento de página y media que el jefe de la diplomacia estadounidense llevaba consido cuando se reunió con Lavrov a comienzos de la semana en La Haya. Sin embargo, al parecer podría tratarse de una versión actualizada, de cuyo contenido concreto no quiso dar detalles la Secretaría de Estado. Llama la atención no obstante que en el comunicado emitido por la Casa Blanca el viernes para informar de la llamada telefónica no aparecía la palabra Crimea.
Es probable que Estados Unidos siga pidiendo a Moscú la retirada de las tropas de la región fronteriza, así como la creación de un grupo de contacto con representantes de los gobiernos ruso, ucraniano, estadounidense y europeos. No está claro que lo vaya a conseguir, pero de momento la puerta diplomática parece volver a estar un poco más abierta. Al menos los dos presidentes acordaron un nuevo encuentro de Kerry y Lavrov para hablar sobre los posibles pasos a adoptar.