Obama insta a Netanyahu a tomar “decisiones difíciles” en el proceso de paz
El primer ministro israelí responsabiliza a Palestina de la falta de interés en las negociaciones
Netanyahu tiene como prioridad el desarme nuclear de Irán
David Alandete / Eva Saiz
Jerusalén / Washington, El País
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha recibido este lunes al primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, dispuesto a impulsar el proceso de paz que el secretario de Estado, John Kerry, reactivó el pasado mes de julio. A lo largo de las tres horas que ha durado el encuentro, el mandatario norteamericano recordó al dirigente israelí que había llegado el momento de tomar decisiones difíciles, una solicitud a la que Netanyahu replicó asegurando que era Palestina y no su país quien no estaba suficientemente involucrado en las negociaciones. Irán y no el diálogo con sus vecinos palestinos, sin embargo, era el punto central que Netanyahu quería abordar en la Casa Blanca, pero la crisis en Ucrania y el firme propósito de Obama de promover la vía diplomática, por la que él mismo ha apostado, con el Gobierno de Teherán, han diluido el empeño del primer ministro.
Obama aseguró que “aún es posible” alcanzar una solución que pase por la convivencia de dos Estados, aunque reconoció que el proceso “será arduo y requerirá el compromiso de ambas partes”. “Va a ser necesario tomar decisiones difíciles”, advirtió. El presidente estadounidense parece dispuesto a involucrarse de manera más directa en un proceso que parece haber llegado a un punto muerto y que Washington quiere reactivar con un plan marco que permita prolongar las negociaciones más allá del 29 de abril, la fecha límite que se impusieron Israel y Palestina cuando reanudaron el diálogo en julio de 2013.
La implicación de Obama no ha generado un mayor optimismo por parte de Netanyahu sobre el futuro del proceso. Repitiendo casi las mismas palabras que pronunció al aterrizar en Washington, el primer ministro ha insistido en que “Israel ha estado cumpliendo con su parte". "Lamento que Palestina no lo haya hecho”, ha señalado. Netanyahu ha denunciado las constantes “provocaciones palestinas” y ha asegurado que hará “lo que sea necesario para que se reconozca el Estado de Israel [….] Si los palestinos quieren que se les reconozca como nación deben hacer lo propio con el Estado judío”.
No es la primera ocasión en la que ambos mandatarios, que conviven en sus puestos actuales desde 2009, muestran una clara divergencia de opiniones e intereses. La sintonía entre ambos no ha sido del todo buena desde que Netanyahu quiso obligar a Obama a apoyarle en un posible ataque contra Irán en 2012, algo a lo que este se resistió, prefiriendo finalmente las negociaciones directas junto a las otras potencias del llamado grupo P5+1, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas más Alemania.
Esas negociaciones con Irán inquietado profundamente a casi todos los aliados de EE UU en Asia Menor, incluida Arabia Saudí, pero Netanyahu ha sido el único que ha expresado sin ambages su oposición a lo que ha calificado de un posible “mal acuerdo”. El primer ministro ha llegado a Washington con el firme propósito de convencer a la Casa Blanca de que la única solución para acabar con la amenaza nuclear iraní es imponer a Teherán el desmantelamiento completo de su programa de enriquecimiento de uranio.
Durante la reunión, Obama ha dejado claro que su prioridad es mantener activa la vía de diálogo abierta desde que Hasan Rohaní llegó al poder. “Vamos a seguir hablando con Irán me comprometo personalmente a garantizar que Irán no desarrollará armas nucleares”, ha asegurado. A lo largo del encuentro, el presidente estadounidense ha defendido ante Netanyahu que el proceso de paz con Palestina y las negociaciones sobre el plan nuclear iraní pueden desarrollarse de manera paralela.
Obama ha dejado patente que el tiempo para negociar se acaba. Se lo ha dicho al mandatario israelí y lo declaró el domingo en una entrevista a la agencia de noticias Bloomberg. “Llega un momento en que uno no puede seguir gestionando esto por más tiempo, y debe comenzar a tomar decisiones muy difíciles”, dijo el presidente. “¿Se va a resignar a lo que finalmente equivale una ocupación permanente de Cisjordania? ¿Es ese el carácter de Israel como Estado por un periodo prolongado de tiempo? ¿Va a perpetuar, a lo largo de una o dos décadas más y más políticas restrictivas en lo que respecta al movimiento de palestinos?”
Estas palabras marcan un cambio en la actitud reciente de Obama respecto al proceso de paz. Desde el inicio de su segundo mandato había dejado a Kerry que mediara entre las partes, algo que este hizo con especial empeño, con 10 viajes a Jerusalén y Ramala en solo un año. Kerry logró reanudar las negociaciones y ahora está elaborando un acuerdo marco que presentará por iniciativa propia a ambas partes en las próximas semanas. En su primer viaje como presidente a Israel y Cisjordania, hace un año, Obama evitó escrupulosamente mediar en el proceso de paz, más allá de algunas cuantas menciones a la necesidad de crear un Estado palestino y de garantizar la seguridad de Israel.
El propósito del presidente estadounidense es sondear al primer ministro israelí y luego repetir la operación con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, quien visitará la Casa Blanca el próximo 17 de marzo, y obtener de ambos un compromiso sobre el plan elaborado por Kerry antes de que finalice este mes.
Netanyahu seguirá insistiendo sobre la necesidad de que la comunidad internacional mantenga duras sanciones a Irán si no renuncia enriquecer uranio. Lo ha hecho en privado en el Congreso con los líderes de la mayoría demócrata y la minoría republicana en el Senado, Harry Reid y Mitch McConnell, con el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, y con su predecesora demócrata, Nancy Pelosy, tras su reunión en la Casa Blanca y lo hará el martes durante su discurso ante el Comité de Asuntos Públicos America-Israel, el grupo de presión de mayor influencia en el Capitolio. Es muy probable, sin embargo, que tanto allí como en el Capitolio, el Primer Ministro israelí se encuentre a unos interlocutores más preocupados por la crisis en Ucrania y el último desafío del presidente ruso Vladimir Putin a la autoridad de EE UU, que por la amenaza iraní.
Netanyahu tiene como prioridad el desarme nuclear de Irán
David Alandete / Eva Saiz
Jerusalén / Washington, El País
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha recibido este lunes al primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, dispuesto a impulsar el proceso de paz que el secretario de Estado, John Kerry, reactivó el pasado mes de julio. A lo largo de las tres horas que ha durado el encuentro, el mandatario norteamericano recordó al dirigente israelí que había llegado el momento de tomar decisiones difíciles, una solicitud a la que Netanyahu replicó asegurando que era Palestina y no su país quien no estaba suficientemente involucrado en las negociaciones. Irán y no el diálogo con sus vecinos palestinos, sin embargo, era el punto central que Netanyahu quería abordar en la Casa Blanca, pero la crisis en Ucrania y el firme propósito de Obama de promover la vía diplomática, por la que él mismo ha apostado, con el Gobierno de Teherán, han diluido el empeño del primer ministro.
Obama aseguró que “aún es posible” alcanzar una solución que pase por la convivencia de dos Estados, aunque reconoció que el proceso “será arduo y requerirá el compromiso de ambas partes”. “Va a ser necesario tomar decisiones difíciles”, advirtió. El presidente estadounidense parece dispuesto a involucrarse de manera más directa en un proceso que parece haber llegado a un punto muerto y que Washington quiere reactivar con un plan marco que permita prolongar las negociaciones más allá del 29 de abril, la fecha límite que se impusieron Israel y Palestina cuando reanudaron el diálogo en julio de 2013.
La implicación de Obama no ha generado un mayor optimismo por parte de Netanyahu sobre el futuro del proceso. Repitiendo casi las mismas palabras que pronunció al aterrizar en Washington, el primer ministro ha insistido en que “Israel ha estado cumpliendo con su parte". "Lamento que Palestina no lo haya hecho”, ha señalado. Netanyahu ha denunciado las constantes “provocaciones palestinas” y ha asegurado que hará “lo que sea necesario para que se reconozca el Estado de Israel [….] Si los palestinos quieren que se les reconozca como nación deben hacer lo propio con el Estado judío”.
No es la primera ocasión en la que ambos mandatarios, que conviven en sus puestos actuales desde 2009, muestran una clara divergencia de opiniones e intereses. La sintonía entre ambos no ha sido del todo buena desde que Netanyahu quiso obligar a Obama a apoyarle en un posible ataque contra Irán en 2012, algo a lo que este se resistió, prefiriendo finalmente las negociaciones directas junto a las otras potencias del llamado grupo P5+1, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas más Alemania.
Esas negociaciones con Irán inquietado profundamente a casi todos los aliados de EE UU en Asia Menor, incluida Arabia Saudí, pero Netanyahu ha sido el único que ha expresado sin ambages su oposición a lo que ha calificado de un posible “mal acuerdo”. El primer ministro ha llegado a Washington con el firme propósito de convencer a la Casa Blanca de que la única solución para acabar con la amenaza nuclear iraní es imponer a Teherán el desmantelamiento completo de su programa de enriquecimiento de uranio.
Durante la reunión, Obama ha dejado claro que su prioridad es mantener activa la vía de diálogo abierta desde que Hasan Rohaní llegó al poder. “Vamos a seguir hablando con Irán me comprometo personalmente a garantizar que Irán no desarrollará armas nucleares”, ha asegurado. A lo largo del encuentro, el presidente estadounidense ha defendido ante Netanyahu que el proceso de paz con Palestina y las negociaciones sobre el plan nuclear iraní pueden desarrollarse de manera paralela.
Obama ha dejado patente que el tiempo para negociar se acaba. Se lo ha dicho al mandatario israelí y lo declaró el domingo en una entrevista a la agencia de noticias Bloomberg. “Llega un momento en que uno no puede seguir gestionando esto por más tiempo, y debe comenzar a tomar decisiones muy difíciles”, dijo el presidente. “¿Se va a resignar a lo que finalmente equivale una ocupación permanente de Cisjordania? ¿Es ese el carácter de Israel como Estado por un periodo prolongado de tiempo? ¿Va a perpetuar, a lo largo de una o dos décadas más y más políticas restrictivas en lo que respecta al movimiento de palestinos?”
Estas palabras marcan un cambio en la actitud reciente de Obama respecto al proceso de paz. Desde el inicio de su segundo mandato había dejado a Kerry que mediara entre las partes, algo que este hizo con especial empeño, con 10 viajes a Jerusalén y Ramala en solo un año. Kerry logró reanudar las negociaciones y ahora está elaborando un acuerdo marco que presentará por iniciativa propia a ambas partes en las próximas semanas. En su primer viaje como presidente a Israel y Cisjordania, hace un año, Obama evitó escrupulosamente mediar en el proceso de paz, más allá de algunas cuantas menciones a la necesidad de crear un Estado palestino y de garantizar la seguridad de Israel.
El propósito del presidente estadounidense es sondear al primer ministro israelí y luego repetir la operación con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, quien visitará la Casa Blanca el próximo 17 de marzo, y obtener de ambos un compromiso sobre el plan elaborado por Kerry antes de que finalice este mes.
Netanyahu seguirá insistiendo sobre la necesidad de que la comunidad internacional mantenga duras sanciones a Irán si no renuncia enriquecer uranio. Lo ha hecho en privado en el Congreso con los líderes de la mayoría demócrata y la minoría republicana en el Senado, Harry Reid y Mitch McConnell, con el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, y con su predecesora demócrata, Nancy Pelosy, tras su reunión en la Casa Blanca y lo hará el martes durante su discurso ante el Comité de Asuntos Públicos America-Israel, el grupo de presión de mayor influencia en el Capitolio. Es muy probable, sin embargo, que tanto allí como en el Capitolio, el Primer Ministro israelí se encuentre a unos interlocutores más preocupados por la crisis en Ucrania y el último desafío del presidente ruso Vladimir Putin a la autoridad de EE UU, que por la amenaza iraní.