Los líderes europeos pactan el fin del secreto bancario en la UE
Austria y Luxemburgo acceden a intercambiar información financiera
Lucía Abellán
Bruselas, El País
En medio de las urgencias ucranias, los líderes europeos han dado un enorme paso adelante en la lucha contra la evasión fiscal en la UE. Los jefes de Estado y de Gobierno vencieron el viernes las últimas resistencias de Austria y Luxemburgo para aplicar la nueva directiva del ahorro, que acaba con el secreto bancario en el seno comunitario. El acuerdo abre la vía también para extender el intercambio de información a otros territorios opacos como Suiza o Andorra.
El club comunitario lleva años sosteniendo un doble rasero para el fraude fiscal de alta gama. Por un lado, apremia a los paraísos fiscales a que proporcionen información automática sobre contribuyentes europeos que puedan estar sorteando al fisco de sus países. Por otra, permite a dos de sus Estados miembros –Austria y Luxemburgo- eludir la obligación de transparencia en los rendimientos fiscales de otros ciudadanos comunitarios mediante el pago de una tasa sobre los fondos allí depositados. Tras varios meses de presión intensa para acabar con esa incongruencia, los dos países han accedido a entrar en ese intercambio directo a partir de 2015.
“Se ha avanzado más en la lucha contra el fraude en los últimos 18 meses que en los últimos 18 años”, resume un diplomático europeo. Aunque el alcance de estas nuevas herramientas en la lucha contra el fraude dependerá mucho del modo en que se apliquen, lo cierto es que los Estados miembros recibirán, por primera vez, información sobre los intereses de cuentas, fondos y otros instrumentos financieros más novedosos (los más utilizados por quienes pretenden evadir impuestos) que tengan sus ciudadanos en otros países. También se incluyen dividendos o ganancias de capital.
Desde el año 2005 existía ya la obligación de ofrecer a otros socios comunitarios la información fiscal de sus residentes con cuentas en el extranjero, pero el funcionamiento de esta norma era limitado. Además, quedaban fuera de esa obligación los dos Estados con información más jugosa (por su carácter cercano a los paraísos fiscales): Austria y Luxemburgo. Bruselas extenderá, además, esos nuevos requisitos de transparencia a otros tipos de ingresos diferentes del ahorro: rendimientos del trabajo, honorarios de directivos, seguros, pensiones e inmuebles.
Con la crisis económica mermando los recursos de los Estados, la Comisión Europea planteó en 2012 la necesidad de tomar medidas más agresivas para luchar contra el fraude, que drena un billón de euros al año en toda la UE, según estimaciones del Ejecutivo comunitario. Pero el impulso definitivo ha venido de fuera, de la iniciativa estadounidense para exigir transparencia fiscal a los países extranjeros bajo amenaza de gravar con un 30% los flujos financieros procedentes de Washington.
Casi todos los países europeos han suscrito acuerdos bilaterales con la Administración de Barack Obama para suministrar esos datos y evitar la penalización. Con esos pactos en vigor, se daba la paradoja de que las capitales pudieran proporcionar más información financiera al socio estadounidense que la que compartían con sus propios socios comunitarios. Lo acordado el viernes equipara ambos niveles de transparencia. Las novedades europeas se estructuran en dos textos legislativos: una directiva sobre la fiscalidad del ahorro y otra sobre cooperación administrativa.
Solventada la cuestión doméstica, la UE prevé acordar un marco similar con Suiza, Liechtenstein, Andorra, Mónaco y San Marino a finales de año. Las autoridades suizas saben desde hace tiempo con que el secreto bancario toca a su fin y se disponen a pactar con la UE un marco de intercambios automáticos como primer paso para desterrarlo. Exigen, eso sí, un requisito: que lo acordado no se limite a criterios comunitarios, sino que se ajuste a los niveles de transparencia fiscal internacional que está promoviendo la OCDE, el club de los países más ricos del mundo.
Lucía Abellán
Bruselas, El País
En medio de las urgencias ucranias, los líderes europeos han dado un enorme paso adelante en la lucha contra la evasión fiscal en la UE. Los jefes de Estado y de Gobierno vencieron el viernes las últimas resistencias de Austria y Luxemburgo para aplicar la nueva directiva del ahorro, que acaba con el secreto bancario en el seno comunitario. El acuerdo abre la vía también para extender el intercambio de información a otros territorios opacos como Suiza o Andorra.
El club comunitario lleva años sosteniendo un doble rasero para el fraude fiscal de alta gama. Por un lado, apremia a los paraísos fiscales a que proporcionen información automática sobre contribuyentes europeos que puedan estar sorteando al fisco de sus países. Por otra, permite a dos de sus Estados miembros –Austria y Luxemburgo- eludir la obligación de transparencia en los rendimientos fiscales de otros ciudadanos comunitarios mediante el pago de una tasa sobre los fondos allí depositados. Tras varios meses de presión intensa para acabar con esa incongruencia, los dos países han accedido a entrar en ese intercambio directo a partir de 2015.
“Se ha avanzado más en la lucha contra el fraude en los últimos 18 meses que en los últimos 18 años”, resume un diplomático europeo. Aunque el alcance de estas nuevas herramientas en la lucha contra el fraude dependerá mucho del modo en que se apliquen, lo cierto es que los Estados miembros recibirán, por primera vez, información sobre los intereses de cuentas, fondos y otros instrumentos financieros más novedosos (los más utilizados por quienes pretenden evadir impuestos) que tengan sus ciudadanos en otros países. También se incluyen dividendos o ganancias de capital.
Desde el año 2005 existía ya la obligación de ofrecer a otros socios comunitarios la información fiscal de sus residentes con cuentas en el extranjero, pero el funcionamiento de esta norma era limitado. Además, quedaban fuera de esa obligación los dos Estados con información más jugosa (por su carácter cercano a los paraísos fiscales): Austria y Luxemburgo. Bruselas extenderá, además, esos nuevos requisitos de transparencia a otros tipos de ingresos diferentes del ahorro: rendimientos del trabajo, honorarios de directivos, seguros, pensiones e inmuebles.
Con la crisis económica mermando los recursos de los Estados, la Comisión Europea planteó en 2012 la necesidad de tomar medidas más agresivas para luchar contra el fraude, que drena un billón de euros al año en toda la UE, según estimaciones del Ejecutivo comunitario. Pero el impulso definitivo ha venido de fuera, de la iniciativa estadounidense para exigir transparencia fiscal a los países extranjeros bajo amenaza de gravar con un 30% los flujos financieros procedentes de Washington.
Casi todos los países europeos han suscrito acuerdos bilaterales con la Administración de Barack Obama para suministrar esos datos y evitar la penalización. Con esos pactos en vigor, se daba la paradoja de que las capitales pudieran proporcionar más información financiera al socio estadounidense que la que compartían con sus propios socios comunitarios. Lo acordado el viernes equipara ambos niveles de transparencia. Las novedades europeas se estructuran en dos textos legislativos: una directiva sobre la fiscalidad del ahorro y otra sobre cooperación administrativa.
Solventada la cuestión doméstica, la UE prevé acordar un marco similar con Suiza, Liechtenstein, Andorra, Mónaco y San Marino a finales de año. Las autoridades suizas saben desde hace tiempo con que el secreto bancario toca a su fin y se disponen a pactar con la UE un marco de intercambios automáticos como primer paso para desterrarlo. Exigen, eso sí, un requisito: que lo acordado no se limite a criterios comunitarios, sino que se ajuste a los niveles de transparencia fiscal internacional que está promoviendo la OCDE, el club de los países más ricos del mundo.