La economía ucrania habla ruso
Kiev mantiene una fuerte dependencia de la financiación de la banca de Rusia y de las exportaciones a Moscú
Las ventas a la UE solo suponen un 15% del total
Alicia González
Madrid, El País
El nuevo Gobierno ucranio parece decidido a dar la espalda a Moscú, pero no así su economía. Rusia acapara el 24,1% de las exportaciones ucranias, según datos de Haver Analytics Barclays Research, al que vende principalmente minerales, acero, productos químicos y cereales. Si a esa ecuación se le suman las exportaciones a las antiguas repúblicas soviéticas, como Bielorrusia o Kazajstán, la dependencia ucrania del bloque se eleva al 60%. Las ventas a la Unión Europea, en contraste, apenas suponen el 15% del total.
En el ámbito económico, Rusia lo ocupa casi todo en Ucrania y poco ha cambiado en estos años de independencia. Kiev depende energéticamente del gas ruso como principal fuente de suministro para su población y para su industria, que ya se vio paralizada por los cortes en el suministro que Moscú llevó a cabo en 2006 y, sobre todo, en 2009. “Dependiendo de cómo se interpreten los acontecimientos de aquel verano, Rusia no había utilizado nunca la energía en disputas políticas. No creemos que ahora lo haga”, asegura Erik Nielsen, economista jefe del italiano Unicredit, con intereses en la zona.
Motivado políticamente o no, de lo que no cabe duda es de que un aumento de la factura energética hará aún más difícil la sostenibilidad de las finanzas ucranias, “que ya estaban al borde de la bancarrota”, recuerda Julian Jessop, economista jefe global de Capital Economics, desde Londres. También añadirá presiones al tipo de cambio de la divisa, la grivna, que ha perdido ya el 25% de su valor frente al dólar. Una combinación que complica la financiación exterior. Al cierre de 2013, Ucrania presentaba un déficit por cuenta corriente del 8% del PIB, una necesidad de financiación frente al exterior de unos 14.000 millones de dólares. A esa cuantía hay que sumar la financiación del déficit público, estimado en el 4,5% del PIB —antes del cambio en las condiciones de suministro de Gazprom—, otros 8.000 millones, y la refinanciación de los vencimientos de la deuda. “En total unos 25.000 millones de dólares en el próximo año”, apunta Jessop.
La deuda pública, sin embargo, se mantiene baja para estándares occidentales, en torno al 40% del PIB, por lo que la sostenibilidad de la deuda no está en juego de forma inminente. Aunque cuando Ucrania fue rescatada en 1998 por el Fondo Monetario Internacional (FMI) su deuda pública apenas se situaba en el 42% del PIB. Dada la considerable cuantía de las necesidades financieras ucranias, los expertos estiman que será necesario un rescate multilateral, liderado por el FMI que esta semana inicia las negociaciones con el nuevo Gobierno. “La cuantía de la financiación necesaria en el caso de Ucrania puede ser problemática para el FMI en solitario”, apunta Gilles Edgeworth, de Unicredit. “Un acuerdo con el Fondo debería incluir un acuerdo con los acreedores para refinanciar los vencimientos de deuda, lo que permitiría evitar una bancarrota y reducir la necesidad de financiación que debería aportar el propio FMI”, sostiene el equipo de Barclays Research.
En esa refinanciación de los vencimientos de deuda tendrán mucho que decir los bancos rusos, que dominan el sector financiero ucranio. Sberbank, VTB, Gazprombank y VEB controlan las sucursales de la mayoría de las ciudades del país, según los datos manejados por Barclays Research. De hecho, el anuncio del ruso VTB, realizado la semana pasada, de limitar la concesión de crédito en el país forzó a las autoridades de Kiev a imponer un corralito financiero para las retiradas de efectivo del equivalente a más de 15.000 grivnas en cuentas en divisas. El objetivo no era otro que evitar una fuga de depósitos, con la consiguiente salida de capitales del país. La medida, por ahora, ha frenado la sangría.
Las ventas a la UE solo suponen un 15% del total
Alicia González
Madrid, El País
El nuevo Gobierno ucranio parece decidido a dar la espalda a Moscú, pero no así su economía. Rusia acapara el 24,1% de las exportaciones ucranias, según datos de Haver Analytics Barclays Research, al que vende principalmente minerales, acero, productos químicos y cereales. Si a esa ecuación se le suman las exportaciones a las antiguas repúblicas soviéticas, como Bielorrusia o Kazajstán, la dependencia ucrania del bloque se eleva al 60%. Las ventas a la Unión Europea, en contraste, apenas suponen el 15% del total.
En el ámbito económico, Rusia lo ocupa casi todo en Ucrania y poco ha cambiado en estos años de independencia. Kiev depende energéticamente del gas ruso como principal fuente de suministro para su población y para su industria, que ya se vio paralizada por los cortes en el suministro que Moscú llevó a cabo en 2006 y, sobre todo, en 2009. “Dependiendo de cómo se interpreten los acontecimientos de aquel verano, Rusia no había utilizado nunca la energía en disputas políticas. No creemos que ahora lo haga”, asegura Erik Nielsen, economista jefe del italiano Unicredit, con intereses en la zona.
Motivado políticamente o no, de lo que no cabe duda es de que un aumento de la factura energética hará aún más difícil la sostenibilidad de las finanzas ucranias, “que ya estaban al borde de la bancarrota”, recuerda Julian Jessop, economista jefe global de Capital Economics, desde Londres. También añadirá presiones al tipo de cambio de la divisa, la grivna, que ha perdido ya el 25% de su valor frente al dólar. Una combinación que complica la financiación exterior. Al cierre de 2013, Ucrania presentaba un déficit por cuenta corriente del 8% del PIB, una necesidad de financiación frente al exterior de unos 14.000 millones de dólares. A esa cuantía hay que sumar la financiación del déficit público, estimado en el 4,5% del PIB —antes del cambio en las condiciones de suministro de Gazprom—, otros 8.000 millones, y la refinanciación de los vencimientos de la deuda. “En total unos 25.000 millones de dólares en el próximo año”, apunta Jessop.
La deuda pública, sin embargo, se mantiene baja para estándares occidentales, en torno al 40% del PIB, por lo que la sostenibilidad de la deuda no está en juego de forma inminente. Aunque cuando Ucrania fue rescatada en 1998 por el Fondo Monetario Internacional (FMI) su deuda pública apenas se situaba en el 42% del PIB. Dada la considerable cuantía de las necesidades financieras ucranias, los expertos estiman que será necesario un rescate multilateral, liderado por el FMI que esta semana inicia las negociaciones con el nuevo Gobierno. “La cuantía de la financiación necesaria en el caso de Ucrania puede ser problemática para el FMI en solitario”, apunta Gilles Edgeworth, de Unicredit. “Un acuerdo con el Fondo debería incluir un acuerdo con los acreedores para refinanciar los vencimientos de deuda, lo que permitiría evitar una bancarrota y reducir la necesidad de financiación que debería aportar el propio FMI”, sostiene el equipo de Barclays Research.
En esa refinanciación de los vencimientos de deuda tendrán mucho que decir los bancos rusos, que dominan el sector financiero ucranio. Sberbank, VTB, Gazprombank y VEB controlan las sucursales de la mayoría de las ciudades del país, según los datos manejados por Barclays Research. De hecho, el anuncio del ruso VTB, realizado la semana pasada, de limitar la concesión de crédito en el país forzó a las autoridades de Kiev a imponer un corralito financiero para las retiradas de efectivo del equivalente a más de 15.000 grivnas en cuentas en divisas. El objetivo no era otro que evitar una fuga de depósitos, con la consiguiente salida de capitales del país. La medida, por ahora, ha frenado la sangría.