Fuerte relación entre la obesidad y el gen de "descomposición" de los carbohidratos
Madrid, EP
Las personas con un menor número de copias de un gen que codifica una enzima que digiere los carbohidratos pueden tener un mayor riesgo de obesidad, según concluye un estudio realizado por expertos del 'Kings College London' y el 'Imperial College London'. Los resultados, publicados en 'Nature Genetics', sugieren que el asesoramiento dietético puede necesitar adaptarse más al sistema digestivo de un individuo, en función de si tienen la predisposición genética y las enzimas necesarias para digerir alimentos diferentes.
La amilasa salival juega un papel importante en la descomposición de los hidratos de carbono en la boca al inicio del proceso de digestión. El nuevo trabajo sugiere que las personas con un menor número de copias del gen AMY1 presentan menores niveles de esta enzima y, por tanto, registran más dificultades para descomponer los hidratos de carbono que las que tienen más copias.
Investigaciones anteriores han hallado una relación genética entre la obesidad y el apetito, pero este hallazgo pone de relieve un nuevo vínculo genético entre el metabolismo y la obesidad, sugiriendo que los cuerpos de las personas pueden reaccionar de manera diferente a un mismo tipo y cantidad de alimentos, lo que lleva al aumento de peso en algunos y en otros no.
Los investigadores midieron los patrones de expresión de genes en 149 familias suecas con diferencias en los niveles de obesidad y encontraron patrones inusuales alrededor de dos genes de amilasa (AMY1 y amy2), que codifican la amilasa salival y pancreática. Esto plantea que una variación en el número de copias tiene relación directa con la obesidad.
El hallazgo se replicó de forma importante en 972 gemelos de TwinsUK, el registro de gemelos adultos más grande de Reino Unido, que encontró un patrón similar de expresión. Luego, los investigadores calcularon el número de copias exactas del gen de la amilasa en el ADN de otros 481 sujetos suecos, 1.479 sujetos de TwinsUK y 2.137 sujetos del proyecto Desir.
El equipo de colaboración encontró que el número de copias del gen AMY1 (amilasa salival) estaba consistentemente relacionado con la obesidad. Además, el análisis en pacientes franceses y chinos con y sin obesidad mostró los mismos patrones.
Un menor número de copias de AMY1 mostró un aumento significativo del riesgo de obesidad en todas las muestras, lo que se tradujo en una diferencia aproximada de ocho veces el riesgo de obesidad entre los sujetos con el mayor número de copias del gen y los que tienen la menor cifra.
"Estos resultados son muy emocionantes. Aunque los estudios hasta la fecha han encontrado principalmente pequeños genes de efectos que alteran la conducta alimentaria, descubrimos que las 'herramientas' digestivas en el metabolismo que varían entre las personas, y los genes que las codifican, pueden tener una gran influencia sobre su peso", subraya el investigador principal del equipo, Tim Spector, director del Departamento de Doble Investigación y Epidemiología Genética del 'Kings College London'.
"En el futuro, puede usarse un sencillo análisis de sangre o saliva para medir los niveles de las enzimas clave, como la amilasa, en el cuerpo y, por lo tanto, realizar el consejo dietético para las personas tanto con sobrepeso como con bajo peso. Los tratamientos están muy lejos, pero éste es un paso importante para darse cuenta de que todos digerimos y metabolizamos los alimentos de manera diferente y se puede pasar de una dieta para todas las tallas a enfoques más personalizados", concluye.
Las personas con un menor número de copias de un gen que codifica una enzima que digiere los carbohidratos pueden tener un mayor riesgo de obesidad, según concluye un estudio realizado por expertos del 'Kings College London' y el 'Imperial College London'. Los resultados, publicados en 'Nature Genetics', sugieren que el asesoramiento dietético puede necesitar adaptarse más al sistema digestivo de un individuo, en función de si tienen la predisposición genética y las enzimas necesarias para digerir alimentos diferentes.
La amilasa salival juega un papel importante en la descomposición de los hidratos de carbono en la boca al inicio del proceso de digestión. El nuevo trabajo sugiere que las personas con un menor número de copias del gen AMY1 presentan menores niveles de esta enzima y, por tanto, registran más dificultades para descomponer los hidratos de carbono que las que tienen más copias.
Investigaciones anteriores han hallado una relación genética entre la obesidad y el apetito, pero este hallazgo pone de relieve un nuevo vínculo genético entre el metabolismo y la obesidad, sugiriendo que los cuerpos de las personas pueden reaccionar de manera diferente a un mismo tipo y cantidad de alimentos, lo que lleva al aumento de peso en algunos y en otros no.
Los investigadores midieron los patrones de expresión de genes en 149 familias suecas con diferencias en los niveles de obesidad y encontraron patrones inusuales alrededor de dos genes de amilasa (AMY1 y amy2), que codifican la amilasa salival y pancreática. Esto plantea que una variación en el número de copias tiene relación directa con la obesidad.
El hallazgo se replicó de forma importante en 972 gemelos de TwinsUK, el registro de gemelos adultos más grande de Reino Unido, que encontró un patrón similar de expresión. Luego, los investigadores calcularon el número de copias exactas del gen de la amilasa en el ADN de otros 481 sujetos suecos, 1.479 sujetos de TwinsUK y 2.137 sujetos del proyecto Desir.
El equipo de colaboración encontró que el número de copias del gen AMY1 (amilasa salival) estaba consistentemente relacionado con la obesidad. Además, el análisis en pacientes franceses y chinos con y sin obesidad mostró los mismos patrones.
Un menor número de copias de AMY1 mostró un aumento significativo del riesgo de obesidad en todas las muestras, lo que se tradujo en una diferencia aproximada de ocho veces el riesgo de obesidad entre los sujetos con el mayor número de copias del gen y los que tienen la menor cifra.
"Estos resultados son muy emocionantes. Aunque los estudios hasta la fecha han encontrado principalmente pequeños genes de efectos que alteran la conducta alimentaria, descubrimos que las 'herramientas' digestivas en el metabolismo que varían entre las personas, y los genes que las codifican, pueden tener una gran influencia sobre su peso", subraya el investigador principal del equipo, Tim Spector, director del Departamento de Doble Investigación y Epidemiología Genética del 'Kings College London'.
"En el futuro, puede usarse un sencillo análisis de sangre o saliva para medir los niveles de las enzimas clave, como la amilasa, en el cuerpo y, por lo tanto, realizar el consejo dietético para las personas tanto con sobrepeso como con bajo peso. Los tratamientos están muy lejos, pero éste es un paso importante para darse cuenta de que todos digerimos y metabolizamos los alimentos de manera diferente y se puede pasar de una dieta para todas las tallas a enfoques más personalizados", concluye.