Los paraísos fiscales esquivan el cerco
En los centros ‘offshore’ se acumula una riqueza valorada en 24 billones de euros
El negocio de estos territorios opacos crecerá un 30% hasta 2017
El País
El vertiginoso crecimiento de la economía china tiene sus agujeros negros. Una parte de los negocios generados por el país asiático se oculta bajo los paraísos fiscales. El 73% de su comercio internacional pasa por centros offshore, según Richard Murphy, director del Tax Research, un instituto de investigación fiscal del Reino Unido.
La investigación impulsada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) ha desvelado que más de 22.000 ciudadanos de China y Hong Kong tienen registros en sociedades vinculadas a paraísos fiscales. Las Islas Vírgenes Británicas se ha convertido en el segundo inversor directo en China, según datos oficiales. El 10% de la inversión que recibe el gigante asiático procede de este paraíso fiscal del Caribe en un movimiento de ida y vuelta, con escala en Hong Kong, que permite beneficiarse de los privilegios que Pekín concede a los inversores extranjeros.
Los territorios offshore permiten ocultar grandes sumas de dinero del control oficial a través de sociedades pantallas o cuentas bancarias secretas. La elusión fiscal —buscar fisuras en las legislaciones para rebajar la tributación—, la evasión de impuestos o la fuga de dinero negro son los tres engranajes que mantienen en marcha el flujo de capitales hacía estos refugios de capitales, según explica Nicholas Shaxson en Treasure Islands (Las islas del tesoro), sobre el origen de estas jurisdicciones opacas.
El país más poblado del mundo no es una excepción en el universo de los negocios. La OCDE —el club de los países más ricos del mundo— calcula que más de la mitad de las transacciones internacionales están vinculadas a jurisdicciones opacas. Europa es el origen de la mayor parte de los flujos de dinero hacía estas guaridas fiscales. La OCDE calcula que una décima parte de la economía mundial fluye por la alambicada estructura de cañerías que el sistema financiero evacua en estas islas.
Estos limbos fiscales resguardan hasta 24 billones de euros [24 veces el PIB España], según Tax Justice Network (TJN), una organización sin ánimo de lucro dedicada a vigilar los abusos fiscales, que en 2012 publicó un informe (The price of Offshore revisited) sobre la riqueza oculta en estas guaridas. El cálculo de TJN es conservador porque asegura que no recoge el valor de propiedades inmobiliarias, yates y otros bienes no financieros.
El auge del comercio mundial ha alimentado el negocio de los paraísos fiscales pese a la crisis financiera. La riqueza oculta en estos agujeros negros aumentó un 6,1% durante 2012, según datos de la consultora Boston Global Consulting. Esta organización calcula que la riqueza depositada en los paraísos fiscales crecerá un 30% entre 2012 y 2017. Pronostica, además, que los centros offshore de Asia, como Singapur y Hong Kong, recibirán la mayor parte de la nueva riqueza que se destine a estos refugios de capital.
La creciente competencia fiscal también ha animado la actividad en estas islas del tesoro y ha propiciado que la mayoría de las multinacionales haya desembarcado en ellas. Las empresas globales buscan resquicios en las legislaciones tributarias para rebajar su factura fiscal trasladando los ingresos a países con menos tributación y los gastos a aquellos con más deducciones. Ahí aparecen los precios de transferencia —una treta contable por la cual una empresa puede trasladar el grueso de sus gastos o ingresos a una filial en función de su conveniencia fiscal—. El 82% de las grandes compañías estadounidenses que cotizan en Bolsa tienen sucursales en paraísos fiscales y utilizan estas técnicas para rebajar su factura tributaria. Entre ellas, Google, Microsoft, Apple, Facebook o Amazon, por citar a algunas.
La falta de un acuerdo global para definir las bases imponibles consolidadas en el impuesto de sociedades aumenta las oportunidades para que las multinacionales desplacen sus beneficios a paraísos fiscales, explica John Christensen, director de TJN. "Existe un considerable aumento del uso de los derechos de propiedad intelectual —licencias, marcas, concesiones— para trasladar beneficios a estas jurisdicciones", añade.
No existe una lista negra oficial de paraísos fiscales pero medio centenar de jurisdicciones son consideradas opacas. Muchas son islas paradisíacas en el Caribe como Bahamas, Caimán, Aruba, las Vírgenes Británicas o las Antillas holandesas, pero también son clasificados como tal los estados de Delaware o Miami en Estados Unidos; jurisdicciones del Canal de la Mancha como Jersey o Guernsey; o países europeos como Suiza, Luxemburgo y otros territorios en Asia, que se caracterizan por tener un sistema financiero sobredimensiado.
La investigación realizada sobre la base de datos de dos intermediarias que operan en las Islas Vírgenes Británicas muestra que con menos de 1.000 dólares (unos 700 euros) se puede crear una sociedad pantalla con una cuenta bancaria en este centro offshore. A partir de ahí, basta un clic de ratón para operar en cualquier rincón del mundo sin revelar la identidad del titular. Una de estas intermediarias, Portcullis Trustnet, aloja en un apartado de correos de Tortola, la principal de las Islas Vírgenes Británicas, miles de entidades, empresas y fideicomisos. Es algo habitual en estas firmas offshore. Ugland House, un pequeño edificio en las Islas Caimán, es famoso por ser el domicilio social de unas 18.000 sociedades de este tipo. En los paraísos fiscales hay registradas más de 3,5 millones de empresas, miles de cuentas bancarias, compañías de seguros y más de la mitad de los grandes cargueros del mundo. Abrir una empresa en uno de estos búnkeres no es ilegal. Lo ilícito es el origen del dinero o usarlas para evadir impuestos, explica José María Peláez, miembro de la Organización de Inspectores de Hacienda (IHE).
Los grandes bancos mundiales tienen filiales en estos refugios fiscales. A través de ellas ayudan a sus clientes a crear sociedades pantalla. La investigación realizada a partir de la base de datos a la que ha tenido el ICIJ pone de manifiesto que entidades como UBS, Deutsche Bank o Credit Suisse, intermediaron en favor de sus clientes en la constitución de empresas en las Islas Vírgenes Británicas. Esta práctica forma parte de lo que se llama banca en la sombra. Solo el 5% de los que tienen cuentas bancarias en paraísos fiscales las declaran, según un informe de Norad, la agencia de desarrollo de Noruega. "Todas estas jurisdicciones están vinculadas con la banca en la sombra. Realizan operaciones financieras en microsegundos desde la City londinense, Hong Kong o Wall Street que pasan por estos paraísos fiscales", explica Juan Hernández Vigueras, autor de El casino que nos gobierna: trampas y juegos financieros a lo claro.
Parte del dinero que circula por estas islas tiene un origen aún más oscuro. "Aunque la mayoría llega para evadir impuestos, hay una parte que procede de actividades criminales vinculadas con la corrupción, el narcotráfico, venta de armas...", indica Susana Ruiz de Intermón Oxfam, que advierte de que el problema "no es solo de dinero, sino que estos territorios sirven para saltarse las reglas de otros países". Ruiz pone como ejemplo el caso de Delaware donde están domiciliadas casi todas las compañías de tarjetas de crédito de Estados Unidos porque permite cobrar intereses más altos ante los descubiertos de sus clientes.
Las principales organizaciones internacionales se han conjurado para acabar con los paraísos fiscales. Tanto la OCDE como el G20 —el grupo de las 20 mayores economías— han impulsado acuerdos para intercambiar información y poner luz sobre la opacidad de estos búnkeres. Pero los territorios offshore terminan esquivando estos controles. El requisito para salir de la lista negra de la OCDE pasaba por suscribir 12 acuerdos de intercambio de información con otros países. La mayoría de los refugios fiscales firmó los acuerdos con otros paraísos y salió de la lista. Además, estas jurisdicciones opacas suelen poner trabas para facilitar la información requerida.
El nuevo reto propuesto por el G20 pasa por un acuerdo automático de información. Pero muchos recelan de la propuesta. "La mayoría de las medidas promovidas por la OCDE para controlar la evasión fiscal se basan en normas débiles", sostiene Christensen de TJN, quien destaca los acuerdos de intercambio de información como un ejemplo de la debilidad del sistema que "ni ayuda con la detección de la evasión fiscal transfronteriza ni disuade a los evasores de usar paraísos fiscales en el extranjero.
Desde la Organización de Inspectores de Hacienda del Estado, Peláez considera que "el camino está trazado pero tardará mucho en recorrerse". Y concluye: "Mientras no haya un sistema de sanciones para los que incumplan, no servirá de nada".
El negocio de estos territorios opacos crecerá un 30% hasta 2017
El País
El vertiginoso crecimiento de la economía china tiene sus agujeros negros. Una parte de los negocios generados por el país asiático se oculta bajo los paraísos fiscales. El 73% de su comercio internacional pasa por centros offshore, según Richard Murphy, director del Tax Research, un instituto de investigación fiscal del Reino Unido.
La investigación impulsada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) ha desvelado que más de 22.000 ciudadanos de China y Hong Kong tienen registros en sociedades vinculadas a paraísos fiscales. Las Islas Vírgenes Británicas se ha convertido en el segundo inversor directo en China, según datos oficiales. El 10% de la inversión que recibe el gigante asiático procede de este paraíso fiscal del Caribe en un movimiento de ida y vuelta, con escala en Hong Kong, que permite beneficiarse de los privilegios que Pekín concede a los inversores extranjeros.
Los territorios offshore permiten ocultar grandes sumas de dinero del control oficial a través de sociedades pantallas o cuentas bancarias secretas. La elusión fiscal —buscar fisuras en las legislaciones para rebajar la tributación—, la evasión de impuestos o la fuga de dinero negro son los tres engranajes que mantienen en marcha el flujo de capitales hacía estos refugios de capitales, según explica Nicholas Shaxson en Treasure Islands (Las islas del tesoro), sobre el origen de estas jurisdicciones opacas.
El país más poblado del mundo no es una excepción en el universo de los negocios. La OCDE —el club de los países más ricos del mundo— calcula que más de la mitad de las transacciones internacionales están vinculadas a jurisdicciones opacas. Europa es el origen de la mayor parte de los flujos de dinero hacía estas guaridas fiscales. La OCDE calcula que una décima parte de la economía mundial fluye por la alambicada estructura de cañerías que el sistema financiero evacua en estas islas.
Estos limbos fiscales resguardan hasta 24 billones de euros [24 veces el PIB España], según Tax Justice Network (TJN), una organización sin ánimo de lucro dedicada a vigilar los abusos fiscales, que en 2012 publicó un informe (The price of Offshore revisited) sobre la riqueza oculta en estas guaridas. El cálculo de TJN es conservador porque asegura que no recoge el valor de propiedades inmobiliarias, yates y otros bienes no financieros.
El auge del comercio mundial ha alimentado el negocio de los paraísos fiscales pese a la crisis financiera. La riqueza oculta en estos agujeros negros aumentó un 6,1% durante 2012, según datos de la consultora Boston Global Consulting. Esta organización calcula que la riqueza depositada en los paraísos fiscales crecerá un 30% entre 2012 y 2017. Pronostica, además, que los centros offshore de Asia, como Singapur y Hong Kong, recibirán la mayor parte de la nueva riqueza que se destine a estos refugios de capital.
La creciente competencia fiscal también ha animado la actividad en estas islas del tesoro y ha propiciado que la mayoría de las multinacionales haya desembarcado en ellas. Las empresas globales buscan resquicios en las legislaciones tributarias para rebajar su factura fiscal trasladando los ingresos a países con menos tributación y los gastos a aquellos con más deducciones. Ahí aparecen los precios de transferencia —una treta contable por la cual una empresa puede trasladar el grueso de sus gastos o ingresos a una filial en función de su conveniencia fiscal—. El 82% de las grandes compañías estadounidenses que cotizan en Bolsa tienen sucursales en paraísos fiscales y utilizan estas técnicas para rebajar su factura tributaria. Entre ellas, Google, Microsoft, Apple, Facebook o Amazon, por citar a algunas.
La falta de un acuerdo global para definir las bases imponibles consolidadas en el impuesto de sociedades aumenta las oportunidades para que las multinacionales desplacen sus beneficios a paraísos fiscales, explica John Christensen, director de TJN. "Existe un considerable aumento del uso de los derechos de propiedad intelectual —licencias, marcas, concesiones— para trasladar beneficios a estas jurisdicciones", añade.
No existe una lista negra oficial de paraísos fiscales pero medio centenar de jurisdicciones son consideradas opacas. Muchas son islas paradisíacas en el Caribe como Bahamas, Caimán, Aruba, las Vírgenes Británicas o las Antillas holandesas, pero también son clasificados como tal los estados de Delaware o Miami en Estados Unidos; jurisdicciones del Canal de la Mancha como Jersey o Guernsey; o países europeos como Suiza, Luxemburgo y otros territorios en Asia, que se caracterizan por tener un sistema financiero sobredimensiado.
La investigación realizada sobre la base de datos de dos intermediarias que operan en las Islas Vírgenes Británicas muestra que con menos de 1.000 dólares (unos 700 euros) se puede crear una sociedad pantalla con una cuenta bancaria en este centro offshore. A partir de ahí, basta un clic de ratón para operar en cualquier rincón del mundo sin revelar la identidad del titular. Una de estas intermediarias, Portcullis Trustnet, aloja en un apartado de correos de Tortola, la principal de las Islas Vírgenes Británicas, miles de entidades, empresas y fideicomisos. Es algo habitual en estas firmas offshore. Ugland House, un pequeño edificio en las Islas Caimán, es famoso por ser el domicilio social de unas 18.000 sociedades de este tipo. En los paraísos fiscales hay registradas más de 3,5 millones de empresas, miles de cuentas bancarias, compañías de seguros y más de la mitad de los grandes cargueros del mundo. Abrir una empresa en uno de estos búnkeres no es ilegal. Lo ilícito es el origen del dinero o usarlas para evadir impuestos, explica José María Peláez, miembro de la Organización de Inspectores de Hacienda (IHE).
Los grandes bancos mundiales tienen filiales en estos refugios fiscales. A través de ellas ayudan a sus clientes a crear sociedades pantalla. La investigación realizada a partir de la base de datos a la que ha tenido el ICIJ pone de manifiesto que entidades como UBS, Deutsche Bank o Credit Suisse, intermediaron en favor de sus clientes en la constitución de empresas en las Islas Vírgenes Británicas. Esta práctica forma parte de lo que se llama banca en la sombra. Solo el 5% de los que tienen cuentas bancarias en paraísos fiscales las declaran, según un informe de Norad, la agencia de desarrollo de Noruega. "Todas estas jurisdicciones están vinculadas con la banca en la sombra. Realizan operaciones financieras en microsegundos desde la City londinense, Hong Kong o Wall Street que pasan por estos paraísos fiscales", explica Juan Hernández Vigueras, autor de El casino que nos gobierna: trampas y juegos financieros a lo claro.
Parte del dinero que circula por estas islas tiene un origen aún más oscuro. "Aunque la mayoría llega para evadir impuestos, hay una parte que procede de actividades criminales vinculadas con la corrupción, el narcotráfico, venta de armas...", indica Susana Ruiz de Intermón Oxfam, que advierte de que el problema "no es solo de dinero, sino que estos territorios sirven para saltarse las reglas de otros países". Ruiz pone como ejemplo el caso de Delaware donde están domiciliadas casi todas las compañías de tarjetas de crédito de Estados Unidos porque permite cobrar intereses más altos ante los descubiertos de sus clientes.
Las principales organizaciones internacionales se han conjurado para acabar con los paraísos fiscales. Tanto la OCDE como el G20 —el grupo de las 20 mayores economías— han impulsado acuerdos para intercambiar información y poner luz sobre la opacidad de estos búnkeres. Pero los territorios offshore terminan esquivando estos controles. El requisito para salir de la lista negra de la OCDE pasaba por suscribir 12 acuerdos de intercambio de información con otros países. La mayoría de los refugios fiscales firmó los acuerdos con otros paraísos y salió de la lista. Además, estas jurisdicciones opacas suelen poner trabas para facilitar la información requerida.
El nuevo reto propuesto por el G20 pasa por un acuerdo automático de información. Pero muchos recelan de la propuesta. "La mayoría de las medidas promovidas por la OCDE para controlar la evasión fiscal se basan en normas débiles", sostiene Christensen de TJN, quien destaca los acuerdos de intercambio de información como un ejemplo de la debilidad del sistema que "ni ayuda con la detección de la evasión fiscal transfronteriza ni disuade a los evasores de usar paraísos fiscales en el extranjero.
Desde la Organización de Inspectores de Hacienda del Estado, Peláez considera que "el camino está trazado pero tardará mucho en recorrerse". Y concluye: "Mientras no haya un sistema de sanciones para los que incumplan, no servirá de nada".