Letonia, el nuevo socio del euro
El país es la segunda república exsoviética que se adhiere a la Unión Monetaria
En el camino a la divisa única se ha empobrecido a niveles de hace cinco años
El Gobierno trata de esprenderse de las sospechas de paraíso fiscal y de ser la nueva Chipre
Adrián Soto
Riga, El País
Sin mucho entusiasmo entre sus ciudadanos, Letonia, la pequeña república báltica donde viven 2,1 millones de personas, se convirtió este miércoles, 1 de enero, en el socio número 18 de la eurozona. El país, que anunció su intención de ingresar en la eurozona cuando pasó a ser miembro de la Unión Europea en 2004, se convierte así el segundo país exsoviético que adopta la moneda única. El primero fue su vecina Estonia, que lo hizo el pasado 2011.
Según las últimas encuestas sobre la opinión de los letones, solo un 39% de la población está a favor del euro y la desaparición del lat, la moneda local. Por el contrario, un 57% rechaza la divisa al temer que venga acompañada de subidas de precios. Letonia sufrió una profunda crisis entre 2008 y 2010 que supuso la destrucción de un 24% del PIB. A partir de aquel año y con la vista puesta en alcanzar las condiciones para la integración en el euro, el Gobierno de centro derecha encabezado por Valdis Dombrovskis —dimitido tras el trágico derrumbe de un supermercado— ha llevado a cabo una devaluación interna que, a cambio de los severos recortes, ha permitido el regreso de Letonia a tasas positivas de crecimiento.
Letonia entra en el euro
Dos lecciones bálticas
Así, Letonia, aunque sea a costa de volver a ser igual de pobre que hace un lustro, ha podido presentar sus cartas para entrar en el euroclub: el déficit presupuestario es del 1%, muy por debajo del límite del 3% de Bruselas, y la deuda pública está también lejos de los topes europeos con un 39% del PIB. La inflación, por su parte, casa con la tasa oficial del 2% al situarse en el 2,1%. Las proyecciones de crecimiento para 2013 son de un avance del 4,1% y, para 2014, del 4,3%, lo que supone un ritmo mucho más intenso que el de la media europea. No obstante, según los últimos datos de Eurostat, la renta per cápita de Letonia es del 64% con respecto a la media comunitaria, superior solo a la de Croacia, Rumanía y Bulgaria.
Para el comisario de Asuntos Económicos de la Unión Europea, Olli Rehn, el ingreso de Letonia en el euro "es el resultado del encomiable esfuerzo y determinación del pueblo y las autoridades letonas". "Gracias a estos esfuerzos Letonia puede entrar a la Eurozona por la puerta grande: Tiene una sólida política fiscal y una de las deudas públicas más bajas de la UE, además de una economía flexible", aseguró Rehn en una reciente visita a Riga, la capital letona.
Cesión al BCE
Con su incorporación a la eurozona, Letonia concluye una corta época de soberanía plena ya que a partir de ahora cede la política monetaria al Banco Central Europeo. Para Mãrtiņŝ Kasãks, economista jefe del Swedbank, la principal institución financiera del país, estaba claro desde el ingreso en la Unión Europea que la adhesión al euro era una decisión tanto geopolítica como económica para marcar distancias con Moscú. “Rusia será siempre nuestro vecino, por supuesto, pero debemos integrarnos en Europa para no permanecer en el limbo en el que está Ucrania”, explica Kasãks.
A pesar del deseo de anclarse en la Europa occidental, Letonia sigue dependiendo de la energía rusa, algo extensible al resto de las repúblicas bálticas. En su caso particular, el 100% del gas proviene de los gasoductos de Gazprom , el gigante energético ruso. También un 40% de la electricidad viene de Rusia.
En su carrera por dejar atrás la crisis, uno de los caballos de batalla del Gobierno letón ha sido atraer la inversión extranjera. En 2010, el parlamento aprobó una controvertida ley por la que los extranjeros podían comprar propiedades inmobiliarias por un valor mínimo de 140.000 euros y recibir, a cambio, el derecho de residencia en Letonia y, por tanto, en la Unión Europea. Esta disposición legal es muy similar a la cursada por el Gobierno del PP en España. Desde que la ley entró en vigor hace tres años, los extranjeros han invertido en Letonia unos 400 millones de euros.
Sospechas de paraíso
Otra medida que ha causado cierta polémica ha sido la de modificar la legislación para facilitar los ingresos corporativos. La decisión, que se adoptó a principios de 2013, recibió algunas críticas, sobre todo, de fuera del país. Tal y como declaró recientemente el europarlamentario alemán Sven Giegold, "Letonia se convertirá en el nuevo paraíso fiscal de la Eurozona". Otros, de hecho, apuntan que "Letonia es el nuevo Chipre". Sin embargo, para Kasãks, "son acusaciones sin fundamento". "Es verdad —continúa— que entre el 40 y 50% de los depósitos bancarios pertenecen a extranjeros, pero esto ha sido así durante los últimos 20 años". Además, matiza que el sector bancario letón es pequeño frente al chipriota, ya que si el primero asciende al 130% del PIB, el de Chipre, rescatado en marzo de 2013, llega a multiplicar por siete el volumen de su economía.
También el gobernador del Banco de Letonia, Ilmars Rimsevics, salió al paso de estas acusaciones: "Las comparaciones con Chipre están totalmente fuera de lugar". "Hemos explicado esto con detalle a la Unión Europea", insistió antes de comentar que "una carta y tres reuniones bastaron".
En cualquier caso, el sector bancario de Letonia está compuesto por 20 entidades, una por cada 100.000 habitantes, lo que representa una cifra considerable. De la veintena, al menos una docena son bancos boutique, que atraen capital de los países de la antigua órbita soviética, por lo que reciben una especial vigilancia. "El regulador mantiene a esos bancos bajo un estrecho control", asegura Kasãks. Asimismo, recuerda que dentro de poco, cuando comience su andadura la Unión Bancaria, también los bancos letones estarán bajo el escrutinio del supervisor único.
En el camino a la divisa única se ha empobrecido a niveles de hace cinco años
El Gobierno trata de esprenderse de las sospechas de paraíso fiscal y de ser la nueva Chipre
Adrián Soto
Riga, El País
Sin mucho entusiasmo entre sus ciudadanos, Letonia, la pequeña república báltica donde viven 2,1 millones de personas, se convirtió este miércoles, 1 de enero, en el socio número 18 de la eurozona. El país, que anunció su intención de ingresar en la eurozona cuando pasó a ser miembro de la Unión Europea en 2004, se convierte así el segundo país exsoviético que adopta la moneda única. El primero fue su vecina Estonia, que lo hizo el pasado 2011.
Según las últimas encuestas sobre la opinión de los letones, solo un 39% de la población está a favor del euro y la desaparición del lat, la moneda local. Por el contrario, un 57% rechaza la divisa al temer que venga acompañada de subidas de precios. Letonia sufrió una profunda crisis entre 2008 y 2010 que supuso la destrucción de un 24% del PIB. A partir de aquel año y con la vista puesta en alcanzar las condiciones para la integración en el euro, el Gobierno de centro derecha encabezado por Valdis Dombrovskis —dimitido tras el trágico derrumbe de un supermercado— ha llevado a cabo una devaluación interna que, a cambio de los severos recortes, ha permitido el regreso de Letonia a tasas positivas de crecimiento.
Letonia entra en el euro
Dos lecciones bálticas
Así, Letonia, aunque sea a costa de volver a ser igual de pobre que hace un lustro, ha podido presentar sus cartas para entrar en el euroclub: el déficit presupuestario es del 1%, muy por debajo del límite del 3% de Bruselas, y la deuda pública está también lejos de los topes europeos con un 39% del PIB. La inflación, por su parte, casa con la tasa oficial del 2% al situarse en el 2,1%. Las proyecciones de crecimiento para 2013 son de un avance del 4,1% y, para 2014, del 4,3%, lo que supone un ritmo mucho más intenso que el de la media europea. No obstante, según los últimos datos de Eurostat, la renta per cápita de Letonia es del 64% con respecto a la media comunitaria, superior solo a la de Croacia, Rumanía y Bulgaria.
Para el comisario de Asuntos Económicos de la Unión Europea, Olli Rehn, el ingreso de Letonia en el euro "es el resultado del encomiable esfuerzo y determinación del pueblo y las autoridades letonas". "Gracias a estos esfuerzos Letonia puede entrar a la Eurozona por la puerta grande: Tiene una sólida política fiscal y una de las deudas públicas más bajas de la UE, además de una economía flexible", aseguró Rehn en una reciente visita a Riga, la capital letona.
Cesión al BCE
Con su incorporación a la eurozona, Letonia concluye una corta época de soberanía plena ya que a partir de ahora cede la política monetaria al Banco Central Europeo. Para Mãrtiņŝ Kasãks, economista jefe del Swedbank, la principal institución financiera del país, estaba claro desde el ingreso en la Unión Europea que la adhesión al euro era una decisión tanto geopolítica como económica para marcar distancias con Moscú. “Rusia será siempre nuestro vecino, por supuesto, pero debemos integrarnos en Europa para no permanecer en el limbo en el que está Ucrania”, explica Kasãks.
A pesar del deseo de anclarse en la Europa occidental, Letonia sigue dependiendo de la energía rusa, algo extensible al resto de las repúblicas bálticas. En su caso particular, el 100% del gas proviene de los gasoductos de Gazprom , el gigante energético ruso. También un 40% de la electricidad viene de Rusia.
En su carrera por dejar atrás la crisis, uno de los caballos de batalla del Gobierno letón ha sido atraer la inversión extranjera. En 2010, el parlamento aprobó una controvertida ley por la que los extranjeros podían comprar propiedades inmobiliarias por un valor mínimo de 140.000 euros y recibir, a cambio, el derecho de residencia en Letonia y, por tanto, en la Unión Europea. Esta disposición legal es muy similar a la cursada por el Gobierno del PP en España. Desde que la ley entró en vigor hace tres años, los extranjeros han invertido en Letonia unos 400 millones de euros.
Sospechas de paraíso
Otra medida que ha causado cierta polémica ha sido la de modificar la legislación para facilitar los ingresos corporativos. La decisión, que se adoptó a principios de 2013, recibió algunas críticas, sobre todo, de fuera del país. Tal y como declaró recientemente el europarlamentario alemán Sven Giegold, "Letonia se convertirá en el nuevo paraíso fiscal de la Eurozona". Otros, de hecho, apuntan que "Letonia es el nuevo Chipre". Sin embargo, para Kasãks, "son acusaciones sin fundamento". "Es verdad —continúa— que entre el 40 y 50% de los depósitos bancarios pertenecen a extranjeros, pero esto ha sido así durante los últimos 20 años". Además, matiza que el sector bancario letón es pequeño frente al chipriota, ya que si el primero asciende al 130% del PIB, el de Chipre, rescatado en marzo de 2013, llega a multiplicar por siete el volumen de su economía.
También el gobernador del Banco de Letonia, Ilmars Rimsevics, salió al paso de estas acusaciones: "Las comparaciones con Chipre están totalmente fuera de lugar". "Hemos explicado esto con detalle a la Unión Europea", insistió antes de comentar que "una carta y tres reuniones bastaron".
En cualquier caso, el sector bancario de Letonia está compuesto por 20 entidades, una por cada 100.000 habitantes, lo que representa una cifra considerable. De la veintena, al menos una docena son bancos boutique, que atraen capital de los países de la antigua órbita soviética, por lo que reciben una especial vigilancia. "El regulador mantiene a esos bancos bajo un estrecho control", asegura Kasãks. Asimismo, recuerda que dentro de poco, cuando comience su andadura la Unión Bancaria, también los bancos letones estarán bajo el escrutinio del supervisor único.