El Banco Mundial prevé una aceleración de la economía mundial

Latinoamérica crecerá el 2,9% este año y el 3,1% en 2015
La subida de tipos en EE UU puede frenar los flujos de capital

Sandro Pozzi
Nueva York, El País
El Banco Mundial tiene más confianza en sus previsiones, tanto para los países en desarrollo como en las economías más potentes del planeta. Su previsión ahora es que el crecimiento global repunte al 3,2% este año, ocho décimas más robusto que en 2013, para estabilizarse en el 3,4% en 2015 y 2016. Es un ritmo muy similar al que crecerá América Latina. El organismo cree así que finalmente se está dejando atrás cinco años de crisis.


Pero aunque ve que las economías en desarrollo se beneficiarán de una aceleración del crecimiento en los países con las rentas más altas por vía de un incremento de las importaciones, también ve puntos de vulnerabilidad. Se refiere al efecto del alza de tipos de interés y a la volatilidad en los flujos del capital tras la Reserva Federal iniciar la transición hacia la normalidad monetaria.

De hecho, el Banco Mundial indica que gran parte del repunte se atribuye a que las economías desarrolladas superan la recesión. Para este grupo, el crecimiento para este año es del 2,2%, casi un punto más que en 2013. En los dos años sucesivos rondaría el 2,4%. EE UU va por delante, con un crecimiento que rondará el 3%. Para la zona euro, el crecerá un 1,1% este año y un 1,5% para 2016.

En el caso de los países en desarrollo, el crecimiento será menor de lo esperado. Ahora se proyecta que repunte del 4,8% en 2013 al 5,3% en 2014, para de ahí subir dos décimas más en 2015 y llegar al 5,7% en 2016. Este rendimiento es dos puntos porcentuales inferior al registrado antes de la crisis. Pese a ello, desde el Banco Mundial dicen que “no hay motivos para preocuparse”.

Primero, señala que el potencial de crecimiento de las economías emergentes casi no se vio afectado. Segundo, recuerda que este ritmo sigue siendo un 60% más robusto que las dos décadas previas. Aunque como añade Kaushik Basu, economista jefe del Banco Mundial, “no hay que ser particularmente inteligente para percibir los peligros que acechan bajo la superficie”.

Se refiere, por un lado, a la moderación en el precio de las materias primas. Por otro, a las “perturbaciones” por el efecto de una política monetaria más restrictiva. “Si los tipos suben demasiado rápido, el flujo de capital hacia los países en desarrollo podría caer un 50% y provocar crisis en las economías más vulnerables”, advierte el organismo.

Son dos riesgos que el Banco Mundial dice pueden afectar a América Latina. El pasado fue ya un año complicado para muchos países de la región. Su proyección ahora es de un crecimiento del 2,9% este año, frente al 2,5% en 2013, y del 3,1% en 2015, antes de acelerarse al 3,7% en 2016. Es decir, es un rendimiento dos puntos inferior al de los países en desarrollo aunque próximo al global.

Los economistas señalan que estas tasas de crecimiento a medio plazo se ajustan a su potencial, aunque sea también inferior a los años previos a la crisis. El principal motor del repunte en América Latina será México, al que le eleva su tasa de expansión del 1,4% en 2013 al 4,2% para esa fecha. En su caso el rendimiento de la economía dependerá de la recuperación en EE UU.

El incremento de las exportaciones y del consumo interno deberían impulsar el crecimiento de Brasil desde el 2,2% el año pasado hasta el 3,7% en 2016. Argentina, por su parte, seguirá la tendencia opuesta. De crecer un 5% en 2013, su ritmo de expansión se habrá recortado a la mitad para 2016. Colombia y Ecuador son vulnerable a un abaratamiento de las exportaciones.

El Fondo Monetario Internacional tiene previsto presentar dentro de una semana su actualización general de las proyecciones de crecimiento para la economía mundial. Christine Lagarde, su directora gerente, ya dijo días atrás que habrá una revisión al alza. En la proyección más reciente el pasado otoño, anticipó una expansión del 3,6% para este año.

Jim Yong Kim, presidente del organismo, señala que el repunte del crecimiento es solo un factor más para acelerar la reducción de la pobreza. Además, indica, para cumplir sus promesas “las naciones en desarrollo necesitan adoptar reformas estructurales para incentivar la creación de empleo, reforzar sus sistemas financieros y mejorar la estructura de protección social de los ciudadanos”.

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