Berlín celebra el giro de Washington pero exige un pacto antiespionaje
Alemania cree que las reticencias estadounidenses impiden la colaboración
Juan Gómez
Berlín, El País
La canciller Angela Merkel celebra que el presidente de EE UU, Barack Obama, anunciara en su discurso de este viernes inminentes restricciones a las prácticas de espionaje de sus servicios de inteligencia. Tras dar la bienvenida al discurso, el portavoz de Merkel Steffen Seibert recordó que "en territorio alemán debe aplicarse la ley alemana". Admitió que Berlín necesita "más tiempo" para analizar con detalle las palabras de Obama. Servirán, dijo, de orientación para que continúen las "conversaciones en busca de una nueva base de colaboración" con los servicios secretos estadounidenses.
Se refiere Seibert a las negociaciones entre Berlín y Washington para lograr un acuerdo de no espionaje mutuo. Alemania dio dicho convenio por cosa segura hasta que, según reconocieron esta semana representantes de los servicios secretos alemanes, "encalló" a causa de las reticencias estadounidenses. La Casa Blanca quiere evitar un precedente que lleve a otros socios y aliados a pedir condiciones similares.
La mermada oposición al nuevo Gobierno de Merkel acusa a la canciller de haber fracasado en su aspiración de acotar mediante dicho acuerdo el espionaje de EE UU en Alemania. El partido La Izquierda (Die Linke) calificó de "vagos" los compromisos anunciados por Obama. Se trata, según su diputado Stefan Liebich, de "una marcha atrás leve y poco decidida". El parlamentario de Los Verdes Konstantin von Notz dijo que las promesas de Obama "no cambiarán casi nada" para los ciudadanos que están siendo objeto de la vigilancia masiva de los servicios secretos estadounidenses y británicos. Merkel, dijo el viernes Von Notz, "se jugó todo a la carta única" del acuerdo de no espionaje mutuo con Washington, pero "ha perdido la mano".
Según el próximo coordinador alemán para asuntos trasatlánticos, el democristiano Philipp Missfelder (CDU), este posible fracaso llevó las relaciones entre EE UU y su aliado alemán a momentos aún más tensos que durante la Guerra de Irak hace 11 años. Cree Missfelder que muchos alemanes sintieron una "decepción" con las políticas de Obama, agravada esta semana por la negativa de Washington a aceptar el acuerdo de no espionaje impulsado por Alemania.
Está por ver ahora el efecto del discurso presidencial, en el que Obama admite uno de los puntos que demandaba Alemania: EE UU no espiará a los líderes de los países más próximos. No especificó quiénes son los agraciados pero, según fuentes estadounidenses citadas por Reuters, "docenas" de dirigentes políticos dejarán de ser espiados. Las revelaciones sobre el espionaje masivo de EE UU realizadas por el exanalista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) Edward Snowden alcanzaron su apogeo con la publicación en octubre por el semanario Der Spiegel, de que la NSA vigilaba el teléfono móvil de la canciller Angela Merkel por la NSA. La jefa del Gobierno llamó entonces a la Casa Blanca para protestar. En Washington aseguraron que sus espías "ni vigilan ni vigilarán" el teléfono personal de Merkel, pero no aclararon si lo habían hecho en el pasado. Tampoco Obama ofreció este viernes mayores detalles.
El flamante ministro de Exteriores del nuevo Gobierno de Merkel, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier (SPD), dijo este viernes que confía "en que EE UU tendrá la fortaleza suficiente para buscar un equilibrio entre la seguridad y los derechos civiles" de los ciudadanos. El problema del contraespionaje europeo es, en primer término, su dramática dependencia de las informaciones que reciben de las mucho más potentes y capaces agencias de EE UU y Reino Unido.
Además de negarse a dar por perdidas las negociaciones con Washington, Merkel ha impulsado un acuerdo paralelo de no espionaje mutuo entre socios de la Unión Europea. Londres es, según se ha sabido esta semana, el socio más reacio a firmar un acuerdo vinculante. Según diversos documentos de Snowden publicados en Der Spiegel, su servicio de espionaje GCHQ intercepta a gran escala las comunicaciones de internet y de teléfono.
Precisamente la reacción de la Comisión Europea al discurso de Obama, aunque celebra que vaya a abordar la recogida masiva de datos por parte de la NSA, emplaza de manera explícita a EE UU a abordar asuntos pendientes. Bruselas cita en particular la necesidad de reforzar "la confianza en la transferencia de datos trasatlántica en el sector comercial" y la "rápida conclusión de un acuerdo marco sobre protección de datos" que garantice los derechos de los ciudadanos europeos, de manera que permita a los europeos no residentes en EE UU acudir a los tribunales.
Juan Gómez
Berlín, El País
La canciller Angela Merkel celebra que el presidente de EE UU, Barack Obama, anunciara en su discurso de este viernes inminentes restricciones a las prácticas de espionaje de sus servicios de inteligencia. Tras dar la bienvenida al discurso, el portavoz de Merkel Steffen Seibert recordó que "en territorio alemán debe aplicarse la ley alemana". Admitió que Berlín necesita "más tiempo" para analizar con detalle las palabras de Obama. Servirán, dijo, de orientación para que continúen las "conversaciones en busca de una nueva base de colaboración" con los servicios secretos estadounidenses.
Se refiere Seibert a las negociaciones entre Berlín y Washington para lograr un acuerdo de no espionaje mutuo. Alemania dio dicho convenio por cosa segura hasta que, según reconocieron esta semana representantes de los servicios secretos alemanes, "encalló" a causa de las reticencias estadounidenses. La Casa Blanca quiere evitar un precedente que lleve a otros socios y aliados a pedir condiciones similares.
La mermada oposición al nuevo Gobierno de Merkel acusa a la canciller de haber fracasado en su aspiración de acotar mediante dicho acuerdo el espionaje de EE UU en Alemania. El partido La Izquierda (Die Linke) calificó de "vagos" los compromisos anunciados por Obama. Se trata, según su diputado Stefan Liebich, de "una marcha atrás leve y poco decidida". El parlamentario de Los Verdes Konstantin von Notz dijo que las promesas de Obama "no cambiarán casi nada" para los ciudadanos que están siendo objeto de la vigilancia masiva de los servicios secretos estadounidenses y británicos. Merkel, dijo el viernes Von Notz, "se jugó todo a la carta única" del acuerdo de no espionaje mutuo con Washington, pero "ha perdido la mano".
Según el próximo coordinador alemán para asuntos trasatlánticos, el democristiano Philipp Missfelder (CDU), este posible fracaso llevó las relaciones entre EE UU y su aliado alemán a momentos aún más tensos que durante la Guerra de Irak hace 11 años. Cree Missfelder que muchos alemanes sintieron una "decepción" con las políticas de Obama, agravada esta semana por la negativa de Washington a aceptar el acuerdo de no espionaje impulsado por Alemania.
Está por ver ahora el efecto del discurso presidencial, en el que Obama admite uno de los puntos que demandaba Alemania: EE UU no espiará a los líderes de los países más próximos. No especificó quiénes son los agraciados pero, según fuentes estadounidenses citadas por Reuters, "docenas" de dirigentes políticos dejarán de ser espiados. Las revelaciones sobre el espionaje masivo de EE UU realizadas por el exanalista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) Edward Snowden alcanzaron su apogeo con la publicación en octubre por el semanario Der Spiegel, de que la NSA vigilaba el teléfono móvil de la canciller Angela Merkel por la NSA. La jefa del Gobierno llamó entonces a la Casa Blanca para protestar. En Washington aseguraron que sus espías "ni vigilan ni vigilarán" el teléfono personal de Merkel, pero no aclararon si lo habían hecho en el pasado. Tampoco Obama ofreció este viernes mayores detalles.
El flamante ministro de Exteriores del nuevo Gobierno de Merkel, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier (SPD), dijo este viernes que confía "en que EE UU tendrá la fortaleza suficiente para buscar un equilibrio entre la seguridad y los derechos civiles" de los ciudadanos. El problema del contraespionaje europeo es, en primer término, su dramática dependencia de las informaciones que reciben de las mucho más potentes y capaces agencias de EE UU y Reino Unido.
Además de negarse a dar por perdidas las negociaciones con Washington, Merkel ha impulsado un acuerdo paralelo de no espionaje mutuo entre socios de la Unión Europea. Londres es, según se ha sabido esta semana, el socio más reacio a firmar un acuerdo vinculante. Según diversos documentos de Snowden publicados en Der Spiegel, su servicio de espionaje GCHQ intercepta a gran escala las comunicaciones de internet y de teléfono.
Precisamente la reacción de la Comisión Europea al discurso de Obama, aunque celebra que vaya a abordar la recogida masiva de datos por parte de la NSA, emplaza de manera explícita a EE UU a abordar asuntos pendientes. Bruselas cita en particular la necesidad de reforzar "la confianza en la transferencia de datos trasatlántica en el sector comercial" y la "rápida conclusión de un acuerdo marco sobre protección de datos" que garantice los derechos de los ciudadanos europeos, de manera que permita a los europeos no residentes en EE UU acudir a los tribunales.