El teatro de Londres siniestrado cumplía la normativa de seguridad

Otros establecimientos históricos del West End acometen nuevas verificaciones sobre su solidez "como medida de precaución"

Patricia Tubella
Londres, El País
Las autoridades británicas han abierto una investigación de urgencia para determinar las causas del derrumbe del techo de un teatro londinense en plena función del jueves por la noche, con un balance de setenta y seis heridos entre el público que abarrotaba el aforo. La filtración del agua de una tormenta que asoló aquel día la capital británica es una de las primeras hipótesis que se ha planteado sobre el siniestro del Apollo, uno de los legendarios escenarios del West End que data de 1901.


Si bien los responsables del Apollo habían cumplido todas las normas de seguridad que exige la ley, tal como acaba de confirmar el ayuntamiento del distrito de Westminster, las estructuras del edificio han sido objeto esta mañana de una profunda revisión, que acaba de determinar que no existen nuevos riegos. Otros establecimientos históricos están acometiendo, al tiempo, nuevas verificaciones sobre su solidez “como medida de precaución”.

El desplome del enyesado interior del Apollo mientras se representaba la obra The Curious Incident Of the Dog in the Night-Time, uno de los grandes éxitos de la temporada, ha conmocionado al mundillo del West End, el corazón de la escena de Londres plagado de sedes eduardianas y victorianas con muchas décadas de desgaste a sus espaldas. Tres cuartas partes de los teatros del West End –la mayor concentración del mundo en un solo barrio- son edificios catalogados de históricos. Las propuestas para una completa regeneración de ese legado, que hace una década ya apuntaban un coste global estimado en los 200 millones de libras, nunca acabaron de consumarse porque al tratarse de establecimientos comerciales los subsidios públicos a los que se puede apelar son mínimos.

Enclavado en la Shaftesbury Avenue, a pocos minutos a pie de la célebre plaza de Piccadilly Circus, el teatro Apollo atravesaba un momento empresarial óptimo gracias al traspaso desde el Teatro Nacional de la obra sobre un adolescente con el síndrome de Asperger que el año pasado arrasó en los premios Olivier. Las excelentes críticas recabadas por The Curious Incident Of the Dog in the Night-Time, junto a la tradición londinense de llenar los teatros en época prenavideña, se tradujeron el pasado jueves en un aforo casi al completo de 720 personas.

El público no percibió el ruido provocado por el inicio del desprendimiento, dado que la representación integra efectos especiales sonoros, pero los actores en escena sí se percataron inmediatamente, detuvieron la función y señalaron hacia el techo. En un breve lapso de tiempo, una lluvia de cascotes y polvo se cernió sobre los espectadores, algunos de los cuales quedaron enterrados bajo los escombros. Entre los rescatados –siete de ellos heridos de gravedad- no se ha registrado ninguna víctima mortal, circunstancia que la Brigada de Incendios de Londres considera casi milagrosa. La reacción de los servicios de emergencia se produjo a los pocos minutos, e incluso tres autobuses de línea participaron en el traslado de los heridos a los hospitales más cercanos.

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