Bruselas da el primer golpe a la banca
La Comisión Europea impone una multa de 1.710 millones a seis grandes entidades financieras internacionales por manipular los tipos de interés en su provecho
Claudi Pérez
Bruselas, El País
Lo que suelen hacer los grandes banqueros para dar explicaciones sobre la crisis financiera es mascullar alguna excusa —preferiblemente en privado— en la línea de “los incentivos fueron perversos”. Pero cada vez está más claro que había algo más oscuro tras el huracán: la Comisión Europea acaba de asestar un primer golpe de mano a media docena de grandes bancos por violar repetidamente las normas más elementales de competencia.
Seis de las principales entidades financieras del mundo se han visto obligadas a admitir que actuaban como un cartel para manipular a su antojo los tipos de interés de referencia que se aplican a millones de hipotecados, ahorradores y empresas, a través de productos derivados vinculados a índices como el euríbor. El vicepresidente Joaquín Almunia impuso por todo ello una multa de 1.712 millones de euros, la mayor aplicada nunca por cartel, y la primera sanción a la banca en Europa por prácticas anticompetitivas. Los sancionados son Deutsche Bank, Société Générale, Royal Bank of Scotland, JP Morgan y Citigroup, además del bróker RP Martin.
Esos seis bancos actuaron entre septiembre de 2005 y mayo de 2008 —hasta apenas tres meses antes de la quiebra de Lehman Brothers— para amañar los tipos de interés vinculados al euríbor, lo que en principio les permitió ganar aún más dinero que otros bancos que no estaban al corriente de esos chanchullos. Hubo también componendas para modificar el líbor y el tíbor, los índices de referencia en Londres y Tokio. Competencia admite que incluso había otros bancos en la pomada: está demostrado que el británico Barclays y el grupo suizo UBS participaron en la manipulación, pero se libran de las multas gracias a haber colaborado en la investigación. Y Bruselas mantiene abierta otra investigación sobre HSBC, JP Morgan y Crédit Agricole.
Esas sanciones son la punta del iceberg de un proceso más general tanto en la Unión Europea como en Estados Unidos para depurar responsabilidades en una crisis tributaria de la exuberancia del sistema financiero, y de un extenso catálogo de malas prácticas. La investigación sobre los índices de referencia ni siquiera está cerrada: puede deparar nuevas sorpresas. La Comisión ha puesto también la lupa en la manipulación del mercado de divisas, en productos denominados en francos suizos y en los seguros de impago de deuda soberana (los denominados CDS, un mercado clave que se reparten apenas unos pocos bancos) y otros derivados financieros. Asimismo, los reguladores europeos acusan a las grandes agencias de calificación (Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch, que pese a sus errores siguen dando lecciones de urbanidad financiera) de conflictos de interés, filtraciones interesadas y “carencia de recursos técnicos y humanos” para hacer su trabajo con la mínima solvencia.
Almunia calificó de “vergonzosas” las conversaciones entre los operadores de las entidades que manipulaban los índices de referencia. Lejos de buscar códigos sofisticados, la sensación de impunidad llevaba a los brókers a acometer sin tapujos esos tejemanejes, según fuentes próximas a la investigación: “¿Puedes decirle a tus chicos que rebajen el euríbor a 12 meses?”. “Ok. Hecho”. (...) “No dudes en decirme si necesitas cualquier otra cosa”, dice una de las comunicaciones interceptadas que han servido como base para el caso. Almunia subrayó que la decisión y la correspondiente multa persiguen “castigar” a los infractores y “disuadir” a otras entidades financieras para evitar que esas prácticas se repitan. “La palabra escarmiento”, que se le sugirió al comisario en la rueda de prensa para describir el dictamen de Competencia, “me suena más a catecismo”.
Y sin embargo, la lista de pecados es extensísima y va más allá de Europa. “Los afectados son miles y miles de clientes, millones y millones de personas cuyo crédito o hipoteca está vinculado a esos índices”, confesó Almunia. “Lo que es impactante en esos escándalos no es solo la manipulación de los índices de referencia, sino también la colaboración entre bancos que deberían competir entre ellos”, dijo. Junto con la multa de la UE (que supone un pellizco de 725 millones para Deutsche Bank, sancionado con el importe más elevado), cuatro entidades —Barclays, RBS, UBS y el holandés Rabobank— y el bróker ICAP están siendo investigados en Reino Unido y Estados Unidos por manipular el líbor, aunque hasta ahora solo RBS ha admitido que violó las reglas de competencia.
“Para los estándares europeos, se trata de multas considerables”, explicó Nicolás Verón, del laboratorio de ideas Bruegel. “Hay claras señales de que han acabado los tiempos en los que solo en Estados Unidos se imponían grandes sanciones”, subrayó. Almunia citó un estudio del propio Bruegel en el que anima a la Comisión a imponer multas mayores. “Vamos a estudiar esa posibilidad”, dijo el vicepresidente como aviso para navegantes.
Pese al acoso de los reguladores, las entidades sancionadas reaccionaron con un poco acostumbrado perfil bajo para lo que es habitual en las grandes finanzas internacionales. Jürgen Fitshen y Anshu Jain, copresidentes ejecutivos de Deutsche Bank, aseguraron que la decisión de la Comisión “obedece a prácticas individuales que suponen violaciones de los valores del propio banco”. “Nos complace dejar esta investigación atrás y continuaremos cooperando con los reguladores”, explicó Citi en un comunicado. Tanto Barclays como Royal Bank of Scotland aseguraron que las prácticas denunciadas por Competencia se circunscribían “a un número muy pequeño de empleados”.
Claudi Pérez
Bruselas, El País
Lo que suelen hacer los grandes banqueros para dar explicaciones sobre la crisis financiera es mascullar alguna excusa —preferiblemente en privado— en la línea de “los incentivos fueron perversos”. Pero cada vez está más claro que había algo más oscuro tras el huracán: la Comisión Europea acaba de asestar un primer golpe de mano a media docena de grandes bancos por violar repetidamente las normas más elementales de competencia.
Seis de las principales entidades financieras del mundo se han visto obligadas a admitir que actuaban como un cartel para manipular a su antojo los tipos de interés de referencia que se aplican a millones de hipotecados, ahorradores y empresas, a través de productos derivados vinculados a índices como el euríbor. El vicepresidente Joaquín Almunia impuso por todo ello una multa de 1.712 millones de euros, la mayor aplicada nunca por cartel, y la primera sanción a la banca en Europa por prácticas anticompetitivas. Los sancionados son Deutsche Bank, Société Générale, Royal Bank of Scotland, JP Morgan y Citigroup, además del bróker RP Martin.
Esos seis bancos actuaron entre septiembre de 2005 y mayo de 2008 —hasta apenas tres meses antes de la quiebra de Lehman Brothers— para amañar los tipos de interés vinculados al euríbor, lo que en principio les permitió ganar aún más dinero que otros bancos que no estaban al corriente de esos chanchullos. Hubo también componendas para modificar el líbor y el tíbor, los índices de referencia en Londres y Tokio. Competencia admite que incluso había otros bancos en la pomada: está demostrado que el británico Barclays y el grupo suizo UBS participaron en la manipulación, pero se libran de las multas gracias a haber colaborado en la investigación. Y Bruselas mantiene abierta otra investigación sobre HSBC, JP Morgan y Crédit Agricole.
Esas sanciones son la punta del iceberg de un proceso más general tanto en la Unión Europea como en Estados Unidos para depurar responsabilidades en una crisis tributaria de la exuberancia del sistema financiero, y de un extenso catálogo de malas prácticas. La investigación sobre los índices de referencia ni siquiera está cerrada: puede deparar nuevas sorpresas. La Comisión ha puesto también la lupa en la manipulación del mercado de divisas, en productos denominados en francos suizos y en los seguros de impago de deuda soberana (los denominados CDS, un mercado clave que se reparten apenas unos pocos bancos) y otros derivados financieros. Asimismo, los reguladores europeos acusan a las grandes agencias de calificación (Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch, que pese a sus errores siguen dando lecciones de urbanidad financiera) de conflictos de interés, filtraciones interesadas y “carencia de recursos técnicos y humanos” para hacer su trabajo con la mínima solvencia.
Almunia calificó de “vergonzosas” las conversaciones entre los operadores de las entidades que manipulaban los índices de referencia. Lejos de buscar códigos sofisticados, la sensación de impunidad llevaba a los brókers a acometer sin tapujos esos tejemanejes, según fuentes próximas a la investigación: “¿Puedes decirle a tus chicos que rebajen el euríbor a 12 meses?”. “Ok. Hecho”. (...) “No dudes en decirme si necesitas cualquier otra cosa”, dice una de las comunicaciones interceptadas que han servido como base para el caso. Almunia subrayó que la decisión y la correspondiente multa persiguen “castigar” a los infractores y “disuadir” a otras entidades financieras para evitar que esas prácticas se repitan. “La palabra escarmiento”, que se le sugirió al comisario en la rueda de prensa para describir el dictamen de Competencia, “me suena más a catecismo”.
Y sin embargo, la lista de pecados es extensísima y va más allá de Europa. “Los afectados son miles y miles de clientes, millones y millones de personas cuyo crédito o hipoteca está vinculado a esos índices”, confesó Almunia. “Lo que es impactante en esos escándalos no es solo la manipulación de los índices de referencia, sino también la colaboración entre bancos que deberían competir entre ellos”, dijo. Junto con la multa de la UE (que supone un pellizco de 725 millones para Deutsche Bank, sancionado con el importe más elevado), cuatro entidades —Barclays, RBS, UBS y el holandés Rabobank— y el bróker ICAP están siendo investigados en Reino Unido y Estados Unidos por manipular el líbor, aunque hasta ahora solo RBS ha admitido que violó las reglas de competencia.
“Para los estándares europeos, se trata de multas considerables”, explicó Nicolás Verón, del laboratorio de ideas Bruegel. “Hay claras señales de que han acabado los tiempos en los que solo en Estados Unidos se imponían grandes sanciones”, subrayó. Almunia citó un estudio del propio Bruegel en el que anima a la Comisión a imponer multas mayores. “Vamos a estudiar esa posibilidad”, dijo el vicepresidente como aviso para navegantes.
Pese al acoso de los reguladores, las entidades sancionadas reaccionaron con un poco acostumbrado perfil bajo para lo que es habitual en las grandes finanzas internacionales. Jürgen Fitshen y Anshu Jain, copresidentes ejecutivos de Deutsche Bank, aseguraron que la decisión de la Comisión “obedece a prácticas individuales que suponen violaciones de los valores del propio banco”. “Nos complace dejar esta investigación atrás y continuaremos cooperando con los reguladores”, explicó Citi en un comunicado. Tanto Barclays como Royal Bank of Scotland aseguraron que las prácticas denunciadas por Competencia se circunscribían “a un número muy pequeño de empleados”.