Tripulante peruana del Costa Concordia confesó que la obligaron a mentirle a los pasajeros
Roma, EFE
Una de las ayudantes del director del siniestrado crucero Costa Concordia, la peruana Jacqueline Elisabeth Abad Quine, aseguró hoy entre lágrimas que recibió las órdenes de comunicar a los pasajeros que todo estaba bajo control, al testificar en el proceso contra el capitán Francesco Schettino.
La peruana hizo estas declaraciones durante una nueva audiencia en Grossetto (centro de Italia) del juicio contra Schettino, en el que se le acusa del naufragio del Concordia el 13 de enero de 2012 frente a las cosas de la isla italiana de Il Giglio y en el que perdieron la vida 32 personas, entre ellas dos peruanos y un español.
“Me ordenaron que dijera a los pasajeros que había habido un apagón eléctrico y que debían volver a las cabinas”, testificó Abad al reconstruir los momentos previos al naufragio.
La peruana explicó: “los pasajeros estaban asustados y querían subir en los botes salvavidas, pero nosotros no podíamos ayudarles porque se nos había ordenado lo contrario”.
El fiscal mostró hoy un vídeo grabado por uno de los pasajeros en el que se puede ver a la miembro de la tripulación comunicando en italiano que “todo está bajo control, se volverá pronto a la normalidad” e indicaba a los pasajeros que volvieran a sus camarotes o al interior de la embarcación.
Asimismo, la testigo, que rompió a llorar durante su testimonio, aseguró que la orden del abandono de la nave la dio el segundo comandante de a bordo, Francesca Bosio, y que ella misma facilitó a los pasajeros la posibilidad de embarcarse en un bote salvavidas, aunque el resto de la tripulación continuaba sin haber recibido la orden.
Finalmente, Abad dijo que contribuyó a formar una “cadena humana” con más de 150 personas para embarcar en las lanchas, que añadió “estaban repletas”.
El juicio contra Schettino comenzó el pasado 17 julio y el capitán se enfrenta a una posible condena de 20 años al ser acusado de homicidio culposo múltiple, abandono de la nave, naufragio y de no haber informado a las autoridades portuarias inmediatamente de la colisión contra un escollo frente a la isla.
El pasado 20 de julio, en un proceso paralelo sobre el naufragio del Concordia, se dictaminaron las penas de 23 meses y 18 meses a los oficiales Ciro Ambrosio y Silvia Coronica, respectivamente; de 20 meses al timonel Jacob Rusli; de 30 al jefe de a bordo, Manrico Giampedroni, y de 34 meses a Roberto Ferrarini, jefe de la unidad de crisis en tierra de Costa Cruceros, la naviera propietaria.
Una de las ayudantes del director del siniestrado crucero Costa Concordia, la peruana Jacqueline Elisabeth Abad Quine, aseguró hoy entre lágrimas que recibió las órdenes de comunicar a los pasajeros que todo estaba bajo control, al testificar en el proceso contra el capitán Francesco Schettino.
La peruana hizo estas declaraciones durante una nueva audiencia en Grossetto (centro de Italia) del juicio contra Schettino, en el que se le acusa del naufragio del Concordia el 13 de enero de 2012 frente a las cosas de la isla italiana de Il Giglio y en el que perdieron la vida 32 personas, entre ellas dos peruanos y un español.
“Me ordenaron que dijera a los pasajeros que había habido un apagón eléctrico y que debían volver a las cabinas”, testificó Abad al reconstruir los momentos previos al naufragio.
La peruana explicó: “los pasajeros estaban asustados y querían subir en los botes salvavidas, pero nosotros no podíamos ayudarles porque se nos había ordenado lo contrario”.
El fiscal mostró hoy un vídeo grabado por uno de los pasajeros en el que se puede ver a la miembro de la tripulación comunicando en italiano que “todo está bajo control, se volverá pronto a la normalidad” e indicaba a los pasajeros que volvieran a sus camarotes o al interior de la embarcación.
Asimismo, la testigo, que rompió a llorar durante su testimonio, aseguró que la orden del abandono de la nave la dio el segundo comandante de a bordo, Francesca Bosio, y que ella misma facilitó a los pasajeros la posibilidad de embarcarse en un bote salvavidas, aunque el resto de la tripulación continuaba sin haber recibido la orden.
Finalmente, Abad dijo que contribuyó a formar una “cadena humana” con más de 150 personas para embarcar en las lanchas, que añadió “estaban repletas”.
El juicio contra Schettino comenzó el pasado 17 julio y el capitán se enfrenta a una posible condena de 20 años al ser acusado de homicidio culposo múltiple, abandono de la nave, naufragio y de no haber informado a las autoridades portuarias inmediatamente de la colisión contra un escollo frente a la isla.
El pasado 20 de julio, en un proceso paralelo sobre el naufragio del Concordia, se dictaminaron las penas de 23 meses y 18 meses a los oficiales Ciro Ambrosio y Silvia Coronica, respectivamente; de 20 meses al timonel Jacob Rusli; de 30 al jefe de a bordo, Manrico Giampedroni, y de 34 meses a Roberto Ferrarini, jefe de la unidad de crisis en tierra de Costa Cruceros, la naviera propietaria.