Médicos y psicólogos ayudaron a torturar a terroristas en EEUU
Londres, EP
Médicos y psicólogos que trabajan para el Ejército de Estados Unidos violaron los códigos éticos de su profesión por órdenes del Pentágono y la CIA y participaron en torturas y malos tratos a presuntos terroristas, según ha revelado un estudio independiente respaldado por el Instituto sobre Medicina como Profesión (IMAP) y la Open Society Foundation de George Soros. La CIA y el Pentágono han refutado el documento.
El documento del Grupo de Trabajo sobre la Preservación del Profesionalidad Médica en los Centros de Detención de la Seguridad Nacional llega a la conclusión de que tras los atentados del 11-S, los profesionales sanitarios que trabajan para el Ejército y los servicios de Inteligencia "diseñaron y participaron en el trato cruel, inhumano y degradante y en la tortura de detenidos", según informa este lunes el diario británico 'The Guardian'.
A estos profesionales se les indicó que dado que no estaban tratando a personas enfermas, el principio hipocrático de "lo primero es no hacer daño" no era aplicable en el caso de los presuntos terroristas.
En este sentido, el informe responsabiliza principalmente al Departamento de Defensa y la CIA, que fueron los que exigieron a médicos y psicólogos que dejaran de lado sus escrúpulos frente a los daños que pudieran ocasionar las técnicas empleadas para conseguir información de los detenidos, como el 'waterboarding' (ahogamiento simulado), la privación del sueño o la alimentación forzosa.
El estudio 'Ética abandonada: profesionalidad médica y abuso a detenidos en la guerra contra el terrorismo', trabajo de 19 expertos durante dos años, denuncia que el Pentágono considera que todas las personas que participan en los interrogatorios, incluido personal sanitario, son "oficiales de seguridad".
ALIMENTACIÓN FORZOSA
En concreto, el informe relata que se obligó a médicos y enfermeros a participar en la alimentación forzosa de presos en huelga de hambre en contra de las normas que contempla la Asociación Médica Mundial; se les exigió que quebrantaran la confidencialidad del paciente y compartieran lo que supieran de su estado físico o psicológico con los interrogadores y fueron usados ellos mismos como interrogadores; y tampoco cumplieron con la recomendación del cirujano general del Ejército de informar sobre abusos a detenidos.
La oficina de servicios médicos de la CIA desempeñó un papel clave a la hora de asesorar al Departamento de Justicia que métodos como el 'waterboarding' o la privación del sueño, formas ambas reconocidas como tortura, son aceptables desde el punto de vista médico. De hecho, personal médico de la CIA presenció casos de 'waterboarding'.
El doctor Gerald Thomson, profesor emérito de Medicina de la Universidad de Columbia y que ha participado en la elaboración del informe, ha lamentado que "los médicos fueron transformados en agentes del Ejército y realizaron actos que eran contrarios a la ética y la práctica médica".
LAS PRÁCTICAS SE MANTIENEN
Según los autores del informe, pese a las promesas del Gobierno de Barack Obama de acabar con las torturas, este tipo de prácticas por parte de personal médico continúan. El Departamento de Defensa "sigue manteniendo políticas que minan los estándares de conducta profesional" en los interrogatorios, las huelgas de hambre y a la hora de informar sobre abusos.
Así las cosas, el Grupo de Trabajo ha solicitado una investigación completa sobre la implicación de médicos y psicólogos en los centros de detención y que la comisión de Inteligencia del Senado publique la investigación sobre las prácticas de la CIA.
Igualmente, ha reclamado normas que garanticen que médicos y psicólogos que trabajan para el Ejército pueden cumplir las obligaciones éticas de su profesión, lo que pasa por que no participen en los interrogatorios ni en la alimentación forzosa y que puedan informar de eventuales abusos a detenidos, entre otros.
CIA Y PENTÁGONO LO NIEGAN
Por su parte, tanto CIA como Pentágono han negado los hallazgos del informe, según informa la cadena BBC. El director de relaciones públicas de la CIA, Dean Boyd, ha subrayado que el informe "contiene graves imprecisiones y conclusiones erróneas".
"Es importante subrayar que la CIA no tiene ningún detenido bajo su custodia y que el presidente Obama puso fin al programa de Entrega, Detención e Interrogatorio por una orden ejecutiva en 2009", ha defendido.
Por su parte, el portavoz del Pentágono, Todd Breasseale, ha denunciado que ninguno de los críticos con la atención a los prisioneros ha tenido acceso a los detenidos, su historial médico o los procedimientos en Guantánamo.
En este sentido, ha asegurado que los médicos y enfermeros que trabajan en la base militar estadounidense en Cuba son "profesionales consumados" que rutinariamente aportan "no solo mejor atención médica que ninguno de estos detenidos han conocido nunca, sino que atienden igual que lo más granado de la profesión médica mundial".
Médicos y psicólogos que trabajan para el Ejército de Estados Unidos violaron los códigos éticos de su profesión por órdenes del Pentágono y la CIA y participaron en torturas y malos tratos a presuntos terroristas, según ha revelado un estudio independiente respaldado por el Instituto sobre Medicina como Profesión (IMAP) y la Open Society Foundation de George Soros. La CIA y el Pentágono han refutado el documento.
El documento del Grupo de Trabajo sobre la Preservación del Profesionalidad Médica en los Centros de Detención de la Seguridad Nacional llega a la conclusión de que tras los atentados del 11-S, los profesionales sanitarios que trabajan para el Ejército y los servicios de Inteligencia "diseñaron y participaron en el trato cruel, inhumano y degradante y en la tortura de detenidos", según informa este lunes el diario británico 'The Guardian'.
A estos profesionales se les indicó que dado que no estaban tratando a personas enfermas, el principio hipocrático de "lo primero es no hacer daño" no era aplicable en el caso de los presuntos terroristas.
En este sentido, el informe responsabiliza principalmente al Departamento de Defensa y la CIA, que fueron los que exigieron a médicos y psicólogos que dejaran de lado sus escrúpulos frente a los daños que pudieran ocasionar las técnicas empleadas para conseguir información de los detenidos, como el 'waterboarding' (ahogamiento simulado), la privación del sueño o la alimentación forzosa.
El estudio 'Ética abandonada: profesionalidad médica y abuso a detenidos en la guerra contra el terrorismo', trabajo de 19 expertos durante dos años, denuncia que el Pentágono considera que todas las personas que participan en los interrogatorios, incluido personal sanitario, son "oficiales de seguridad".
ALIMENTACIÓN FORZOSA
En concreto, el informe relata que se obligó a médicos y enfermeros a participar en la alimentación forzosa de presos en huelga de hambre en contra de las normas que contempla la Asociación Médica Mundial; se les exigió que quebrantaran la confidencialidad del paciente y compartieran lo que supieran de su estado físico o psicológico con los interrogadores y fueron usados ellos mismos como interrogadores; y tampoco cumplieron con la recomendación del cirujano general del Ejército de informar sobre abusos a detenidos.
La oficina de servicios médicos de la CIA desempeñó un papel clave a la hora de asesorar al Departamento de Justicia que métodos como el 'waterboarding' o la privación del sueño, formas ambas reconocidas como tortura, son aceptables desde el punto de vista médico. De hecho, personal médico de la CIA presenció casos de 'waterboarding'.
El doctor Gerald Thomson, profesor emérito de Medicina de la Universidad de Columbia y que ha participado en la elaboración del informe, ha lamentado que "los médicos fueron transformados en agentes del Ejército y realizaron actos que eran contrarios a la ética y la práctica médica".
LAS PRÁCTICAS SE MANTIENEN
Según los autores del informe, pese a las promesas del Gobierno de Barack Obama de acabar con las torturas, este tipo de prácticas por parte de personal médico continúan. El Departamento de Defensa "sigue manteniendo políticas que minan los estándares de conducta profesional" en los interrogatorios, las huelgas de hambre y a la hora de informar sobre abusos.
Así las cosas, el Grupo de Trabajo ha solicitado una investigación completa sobre la implicación de médicos y psicólogos en los centros de detención y que la comisión de Inteligencia del Senado publique la investigación sobre las prácticas de la CIA.
Igualmente, ha reclamado normas que garanticen que médicos y psicólogos que trabajan para el Ejército pueden cumplir las obligaciones éticas de su profesión, lo que pasa por que no participen en los interrogatorios ni en la alimentación forzosa y que puedan informar de eventuales abusos a detenidos, entre otros.
CIA Y PENTÁGONO LO NIEGAN
Por su parte, tanto CIA como Pentágono han negado los hallazgos del informe, según informa la cadena BBC. El director de relaciones públicas de la CIA, Dean Boyd, ha subrayado que el informe "contiene graves imprecisiones y conclusiones erróneas".
"Es importante subrayar que la CIA no tiene ningún detenido bajo su custodia y que el presidente Obama puso fin al programa de Entrega, Detención e Interrogatorio por una orden ejecutiva en 2009", ha defendido.
Por su parte, el portavoz del Pentágono, Todd Breasseale, ha denunciado que ninguno de los críticos con la atención a los prisioneros ha tenido acceso a los detenidos, su historial médico o los procedimientos en Guantánamo.
En este sentido, ha asegurado que los médicos y enfermeros que trabajan en la base militar estadounidense en Cuba son "profesionales consumados" que rutinariamente aportan "no solo mejor atención médica que ninguno de estos detenidos han conocido nunca, sino que atienden igual que lo más granado de la profesión médica mundial".