Honduras elegirá hoy su camino entre “la derecha y la izquierda”
Honduras, AFP
Los hondureños votan este domingo en unas reñidas elecciones entre la derecha y la izquierda, que amenazan con quebrar el centenario bipartidismo que ha gobernado este país, el segundo más pobre de América y el más violento del mundo.
Unos 5,4 millones de hondureños están llamados a elegir al relevo de Porfirio Lobo de entre ocho candidatos, con el derechista Juan Orlando Hernández, del gobernante Partido Nacional (PN), y la izquierdista Xiomara Castro, de Libertad de Refundación (Libre), de favoritos y en empate técnico, según la última encuesta.
Bajo un fuerte despliegue de miles de militares y policías fuertemente armados, tienen previsto abrir a las 07H00 locales (13H00 GMT) los 5.437 centros de votación, en los 18 departamentos del país.
“Estamos listos para un nuevo día, un nuevo amanecer. Al bipartidismo le quedan horas de vida“, escribió en su cuenta de Twitter Castro, esposa del derrocado presidente Manuel Zelaya y quien aspira a convertirse en la primera presidenta de Honduras.
Por más de medio siglo han gobernado, con los militares, el PN y el Partido Liberal (PL, derecha), tercero en los sondeos, pero esta es la primera vez que hay un choque frontal entre la derecha y la izquierda. “¿Quién dijo miedo? (…) Ya está cerca la victoria”, dijo por su parte Hernández en Twitter.
Los analistas pronostican un resultado cerrado, lo que ha hecho temer brotes de violencia y hasta fraude, aunque las autoridades electorales llamaron a vencer el miedo, en unos comicios vigilados por 800 observadores internacionales.
Hernández, un abogado de 45 años y astuto presidente del Congreso, emitirá el sufragio en su ciudad natal Gracias (Lempira); y Castro, la ex primera dama de 54 años, votará en Catacamas (Olancho), cuna del exmandatario y feudo familiar.
En estos comicios, bajo un sistema electoral sin segunda vuelta, también se elegirá a 128 diputados y 298 alcaldes para los próximos cuatro años. Zelaya, de 61 años, asesor principal de Castro y fundador y coordinador de Libre, aspira a un escaño en el Congreso.
De heridas y herencias
Honduras acude a estas elecciones con una sociedad polarizada y una fragilidad institucional heredados del golpe de Estado que militares, empresarios y políticos de derecha asestaron a Zelaya el 28 de junio de 2009 luego de que su gobierno, inicialmente del PL, giró a la izquierda.
Las heridas se reabrieron en la campaña. Cuatro de los nueve partidos que participan en los comicios, ocho con aspirantes presidenciales, surgieron después de la ruptura del orden constitucional.
Con dos propuestas extremas, Castro pretende impulsar un “socialismo democrático a la hondureña”, mientras Hernández, que aunque del mismo partido procuró zafarse de los fracasos de Lobo, continuaría el modelo neoliberal.
Segundo país más pobre de América después de Haití, Honduras tiene un 71% de sus 8,5 millones de habitantes en la pobreza y el subempleo alcanza niveles del 40%. El futuro presidente deberá enfrentar esta situación en un estado calamitoso de la economía, con un déficit fiscal del 6% y una elevada deuda pública.
Pero la gravedad de la pobreza quedó en el segundo plano ante los niveles alarmantes de la violencia del narcotráfico y las pandillas, que tienen al país con el triste récord mundial de homicidios, 85,5 por cada 100.000 habitantes.
La lucha contra el crimen centró entonces el debate electoral. Hernández promete combatir al crimen organizado con una fuerza de 5.000 policías militares, y Castro propone tener a los soldados en las fronteras en la lucha antidrogas y crear una policía comunitaria para enfrentar a las pandillas.
La polarización política y la acción de las pandillas en los barrios ha motivado un amplia operación de más de 20.000 policías y militares, según las autoridades.
Vigilados a no menos de 100 metros por los soldados, según la ley, los centros de votación, que albergan 16.000 mesas electorales, cerrarán a las 16H00 (22H00) y podrán recibir por una hora más a electores en fila.
El Tribunal Supremo Electoral (TSE), que se ha visto cuestionado por dirigentes de Libre que lo señalan afín al partido en el poder, espera dar una primera proyección de resultados hacia las 19H00 locales (01H00 GMT del lunes).
Las autoridades electorales han llamado a los hondureños a votar masivamente para bajar el habitual 50% de abstencionismo.
Los hondureños votan este domingo en unas reñidas elecciones entre la derecha y la izquierda, que amenazan con quebrar el centenario bipartidismo que ha gobernado este país, el segundo más pobre de América y el más violento del mundo.
Unos 5,4 millones de hondureños están llamados a elegir al relevo de Porfirio Lobo de entre ocho candidatos, con el derechista Juan Orlando Hernández, del gobernante Partido Nacional (PN), y la izquierdista Xiomara Castro, de Libertad de Refundación (Libre), de favoritos y en empate técnico, según la última encuesta.
Bajo un fuerte despliegue de miles de militares y policías fuertemente armados, tienen previsto abrir a las 07H00 locales (13H00 GMT) los 5.437 centros de votación, en los 18 departamentos del país.
“Estamos listos para un nuevo día, un nuevo amanecer. Al bipartidismo le quedan horas de vida“, escribió en su cuenta de Twitter Castro, esposa del derrocado presidente Manuel Zelaya y quien aspira a convertirse en la primera presidenta de Honduras.
Por más de medio siglo han gobernado, con los militares, el PN y el Partido Liberal (PL, derecha), tercero en los sondeos, pero esta es la primera vez que hay un choque frontal entre la derecha y la izquierda. “¿Quién dijo miedo? (…) Ya está cerca la victoria”, dijo por su parte Hernández en Twitter.
Los analistas pronostican un resultado cerrado, lo que ha hecho temer brotes de violencia y hasta fraude, aunque las autoridades electorales llamaron a vencer el miedo, en unos comicios vigilados por 800 observadores internacionales.
Hernández, un abogado de 45 años y astuto presidente del Congreso, emitirá el sufragio en su ciudad natal Gracias (Lempira); y Castro, la ex primera dama de 54 años, votará en Catacamas (Olancho), cuna del exmandatario y feudo familiar.
En estos comicios, bajo un sistema electoral sin segunda vuelta, también se elegirá a 128 diputados y 298 alcaldes para los próximos cuatro años. Zelaya, de 61 años, asesor principal de Castro y fundador y coordinador de Libre, aspira a un escaño en el Congreso.
De heridas y herencias
Honduras acude a estas elecciones con una sociedad polarizada y una fragilidad institucional heredados del golpe de Estado que militares, empresarios y políticos de derecha asestaron a Zelaya el 28 de junio de 2009 luego de que su gobierno, inicialmente del PL, giró a la izquierda.
Las heridas se reabrieron en la campaña. Cuatro de los nueve partidos que participan en los comicios, ocho con aspirantes presidenciales, surgieron después de la ruptura del orden constitucional.
Con dos propuestas extremas, Castro pretende impulsar un “socialismo democrático a la hondureña”, mientras Hernández, que aunque del mismo partido procuró zafarse de los fracasos de Lobo, continuaría el modelo neoliberal.
Segundo país más pobre de América después de Haití, Honduras tiene un 71% de sus 8,5 millones de habitantes en la pobreza y el subempleo alcanza niveles del 40%. El futuro presidente deberá enfrentar esta situación en un estado calamitoso de la economía, con un déficit fiscal del 6% y una elevada deuda pública.
Pero la gravedad de la pobreza quedó en el segundo plano ante los niveles alarmantes de la violencia del narcotráfico y las pandillas, que tienen al país con el triste récord mundial de homicidios, 85,5 por cada 100.000 habitantes.
La lucha contra el crimen centró entonces el debate electoral. Hernández promete combatir al crimen organizado con una fuerza de 5.000 policías militares, y Castro propone tener a los soldados en las fronteras en la lucha antidrogas y crear una policía comunitaria para enfrentar a las pandillas.
La polarización política y la acción de las pandillas en los barrios ha motivado un amplia operación de más de 20.000 policías y militares, según las autoridades.
Vigilados a no menos de 100 metros por los soldados, según la ley, los centros de votación, que albergan 16.000 mesas electorales, cerrarán a las 16H00 (22H00) y podrán recibir por una hora más a electores en fila.
El Tribunal Supremo Electoral (TSE), que se ha visto cuestionado por dirigentes de Libre que lo señalan afín al partido en el poder, espera dar una primera proyección de resultados hacia las 19H00 locales (01H00 GMT del lunes).
Las autoridades electorales han llamado a los hondureños a votar masivamente para bajar el habitual 50% de abstencionismo.