La Eurocámara manda una delegación a Washington para reclamar explicaciones
El director de la Agencia de Seguridad Nacional rehúsa recibir a los eurodiputados
El Parlamento investiga el sistema de espionaje masivo de Estados Unidos
Lucía Abellán
Bruselas, El País
Una delegación del Parlamento Europeo ha aterrizado en Washington este domingo para pedir las explicaciones que reclama toda la UE por el escándalo del espionaje. Se trata de la primera ocasión que tendrá una institución comunitaria de exigir aclaraciones en persona tras saberse que las escuchas han alcanzado a las más altas instancias europeas, incluida la canciller alemana, Angela Merkel. La resistencia estadounidense a esclarecer los hechos marcará también este viaje. El director de la agencia nacional de seguridad (NSA, por sus siglas en inglés), Keith Alexander, ha rehusado recibir a la delegación.
El Parlamento Europeo lleva meses intentando construir un relato comprensible del espionaje al que se ha sometido a ciudadanos e instituciones comunitarias, pero los episodios de los últimos días acentúan la necesidad de respuestas. Con ese objetivo, nueve eurodiputados se reunirán durante dos días con representantes de la Casa Blanca, diferentes departamentos del Gobierno (Interior, Comercio, Tesoro), varios congresistas, así como con representantes de los gigantes tecnológicos y de la sociedad civil. “La comisión de investigación del Parlamento no puede completarse sin estas visitas. Y en un encuentro cara a cara siempre se consigue más”, explica Claude Moraes, el eurodiputado que dirige la misión a Washington.
La más alta instancia que recibirá a los eurodiputados será Robert S. Litt, consejero general de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional. También tendrán un encuentro en la Casa Blanca con Karen Donfried, directora de Asuntos Europeos en el Consejo Nacional de Seguridad. Más allá de esas citas, los representantes europeos verán a diferentes responsables de Interior, Tesoro, Comercio, Exteriores y de la comisión que defiende la competencia y los derechos de los consumidores en Estados Unidos, la Federal Trade Commission.
La Eurocámara, la institución más crítica con los abusos estadounidenses -aunque también la que menos competencias tiene para exigir explicaciones-, preguntará a las autoridades por las cuestiones más controvertidas: las escuchas al móvil de Merkel, las múltiples interceptaciones realizadas en Francia, el almacenamiento de comunicaciones entre ciudadanos europeos… “Les haremos ver nuestro papel en la negociación de acuerdos entre los dos bloques, que tenemos maneras de impedir que se firmen futuros acuerdos”, advierte el socialdemócrata británico Moraes.
La Eurocámara exigió a las autoridades comunitarias que suspendieran el acuerdo más sensible: el intercambio de datos de transferencias bancaria
La visita de esta delegación, con nueve miembros de la Comisión de Libertades del Parlamento Europeo, estaba prevista desde hacía tiempo, pero los acontecimientos de los últimos días la cargan de significado político. El primer objetivo del viaje era contribuir a la comisión de investigación que la Eurocámara desarrolla desde hace unos meses sobre el espionaje estadounidense. Desde el principio Washington ha bloqueado las pesquisas, con un 100% de rechazo sobre las invitaciones cursadas para comparecer. Se da la paradoja de que los eurodiputados verán estos días en la capital estadounidense a algunos de los representantes que excusaron su presencia en Bruselas, como David Medine, presidente del Consejo de Vigilancia de Privacidad y Libertades Civiles.
La Eurocámara lanzó una seria advertencia a Estados Unidos la semana pasada al exigir a las autoridades comunitarias que suspendieran el acuerdo más sensible entre los dos grandes bloques: el intercambio de datos de transferencias bancarias, con el que Washington intenta –al menos sobre el papel- luchar contra el terrorismo. Las informaciones aireadas sobre el espionaje situaron este canal, vigente desde 2010 (aunque antes ya funcionaba con menos garantías para la UE), como una de las fugas de información con fines diferentes al rastreo de operaciones ligadas al terrorismo.
Más allá de rendir cuentas a Europa, los eurodiputados esperan que todo este proceso sirva, al menos, para que la UE se refuerce con nuevas reglas de protección de datos que impidan, entre otras cosas, la cesión a terceros países de datos personales, sin autorización o sin conocimiento del afectado. El Parlamento Europeo votó la semana pasada una propuesta muy garantista para lograr ese objetivo, aunque la cumbre europea que culminó el pasado viernes desplazó hasta 2015 el horizonte temporal de esa nueva regulación. Las discusiones llevan meses empantanadas y la Eurocámara debe consensuar un texto con los Veintiocho para que sea firme. En un contexto de crecientes revelaciones de espionaje, los líderes europeos se han comprometido a hacerlo, pero anteriores promesas en esta línea se han visto hasta ahora defraudadas.
El Parlamento investiga el sistema de espionaje masivo de Estados Unidos
Lucía Abellán
Bruselas, El País
Una delegación del Parlamento Europeo ha aterrizado en Washington este domingo para pedir las explicaciones que reclama toda la UE por el escándalo del espionaje. Se trata de la primera ocasión que tendrá una institución comunitaria de exigir aclaraciones en persona tras saberse que las escuchas han alcanzado a las más altas instancias europeas, incluida la canciller alemana, Angela Merkel. La resistencia estadounidense a esclarecer los hechos marcará también este viaje. El director de la agencia nacional de seguridad (NSA, por sus siglas en inglés), Keith Alexander, ha rehusado recibir a la delegación.
El Parlamento Europeo lleva meses intentando construir un relato comprensible del espionaje al que se ha sometido a ciudadanos e instituciones comunitarias, pero los episodios de los últimos días acentúan la necesidad de respuestas. Con ese objetivo, nueve eurodiputados se reunirán durante dos días con representantes de la Casa Blanca, diferentes departamentos del Gobierno (Interior, Comercio, Tesoro), varios congresistas, así como con representantes de los gigantes tecnológicos y de la sociedad civil. “La comisión de investigación del Parlamento no puede completarse sin estas visitas. Y en un encuentro cara a cara siempre se consigue más”, explica Claude Moraes, el eurodiputado que dirige la misión a Washington.
La más alta instancia que recibirá a los eurodiputados será Robert S. Litt, consejero general de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional. También tendrán un encuentro en la Casa Blanca con Karen Donfried, directora de Asuntos Europeos en el Consejo Nacional de Seguridad. Más allá de esas citas, los representantes europeos verán a diferentes responsables de Interior, Tesoro, Comercio, Exteriores y de la comisión que defiende la competencia y los derechos de los consumidores en Estados Unidos, la Federal Trade Commission.
La Eurocámara, la institución más crítica con los abusos estadounidenses -aunque también la que menos competencias tiene para exigir explicaciones-, preguntará a las autoridades por las cuestiones más controvertidas: las escuchas al móvil de Merkel, las múltiples interceptaciones realizadas en Francia, el almacenamiento de comunicaciones entre ciudadanos europeos… “Les haremos ver nuestro papel en la negociación de acuerdos entre los dos bloques, que tenemos maneras de impedir que se firmen futuros acuerdos”, advierte el socialdemócrata británico Moraes.
La Eurocámara exigió a las autoridades comunitarias que suspendieran el acuerdo más sensible: el intercambio de datos de transferencias bancaria
La visita de esta delegación, con nueve miembros de la Comisión de Libertades del Parlamento Europeo, estaba prevista desde hacía tiempo, pero los acontecimientos de los últimos días la cargan de significado político. El primer objetivo del viaje era contribuir a la comisión de investigación que la Eurocámara desarrolla desde hace unos meses sobre el espionaje estadounidense. Desde el principio Washington ha bloqueado las pesquisas, con un 100% de rechazo sobre las invitaciones cursadas para comparecer. Se da la paradoja de que los eurodiputados verán estos días en la capital estadounidense a algunos de los representantes que excusaron su presencia en Bruselas, como David Medine, presidente del Consejo de Vigilancia de Privacidad y Libertades Civiles.
La Eurocámara lanzó una seria advertencia a Estados Unidos la semana pasada al exigir a las autoridades comunitarias que suspendieran el acuerdo más sensible entre los dos grandes bloques: el intercambio de datos de transferencias bancarias, con el que Washington intenta –al menos sobre el papel- luchar contra el terrorismo. Las informaciones aireadas sobre el espionaje situaron este canal, vigente desde 2010 (aunque antes ya funcionaba con menos garantías para la UE), como una de las fugas de información con fines diferentes al rastreo de operaciones ligadas al terrorismo.
Más allá de rendir cuentas a Europa, los eurodiputados esperan que todo este proceso sirva, al menos, para que la UE se refuerce con nuevas reglas de protección de datos que impidan, entre otras cosas, la cesión a terceros países de datos personales, sin autorización o sin conocimiento del afectado. El Parlamento Europeo votó la semana pasada una propuesta muy garantista para lograr ese objetivo, aunque la cumbre europea que culminó el pasado viernes desplazó hasta 2015 el horizonte temporal de esa nueva regulación. Las discusiones llevan meses empantanadas y la Eurocámara debe consensuar un texto con los Veintiocho para que sea firme. En un contexto de crecientes revelaciones de espionaje, los líderes europeos se han comprometido a hacerlo, pero anteriores promesas en esta línea se han visto hasta ahora defraudadas.