Cuatro muertos y 12 heridos en un atentado contra una cafetería de Bagdad
Madrid, EP
Al menos cuatro personas han muerto y otras doce han resultado heridas este lunes a consecuencia de la explosión de una bomba cerca de una importante cafetería de la capital de Irak, Bagdad, según ha informado la agencia iraquí de noticias NINA.
Durante la jornada han sido asesinados un líder tribal de Diyala y un trabajador del Ministerio de Petróleo en sendos atentados con coche bomba. En el primero de ellos, el jeque Salem al Waysi ha fallecido tras estallar una bomba adherida a su vehículo cuando circulaba por la localidad de Saadia.
Poco después, un empleado del Ministerio de Petróleo ha muerto en un ataque similar en la ciudad de Faluya, ubicada en la provincia de Anbar (oeste). Por el momento ningún grupo ha reclamado la autoría de los atentados.
El domingo, el presidente del Parlamento de Irak, Usama al Nijaifi, condenó la oleada de atentados que sacudió durante el día varias localidades del país, que se saldó con al menos 49 fallecidos, y cargó contra las fuerzas de seguridad.
Así, solicitó a las fuerzas de seguridad que justifiquen sus "repetidas brechas" que "hacen que los ciudadanos paguen con sangre cada día", al tiempo que recalcó la necesidad de "revisar los planes de seguridad para descubrir sus debilidades".
El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, advirtió la semana pasada de que su país se enfrenta "a una guerra genocida" e hizo un llamamiento en favor de la celebración de una conferencia internacional para hacer frente al terrorismo en Irak.
Más de 6.000 personas han muerto en Irak a causa de la violencia en lo que va de año, mientras los grupos islamistas suníes y otros movimientos insurgentes van ganando terreno en su lucha contra el Gobierno de Bagdad, dominado por miembros de la confesión chií.
Una de las principales preocupaciones derivadas del conflicto en Siria para Bagdad es la presencia en el país del Frente al Nusra, una organización vinculada con Al Qaeda que ya ha sido incluida por Estados Unidos en su lista de organizaciones terroristas, y del Estado Islámico de Irak y el Levante, surgido tras la unificación del Estado Islámico de Irak --la rama de Al Qaeda en el país-- y varias milicias salafistas sirias.
En febrero, el Estado Islámico de Irak llamó a levantarse en armas contra el Gobierno de Al Maliki a la población suní de Anbar --la provincia más grande del país y con fronteras con Jordania, Siria y Arabia Saudí-- y, por extensión, del resto del país.
Naciones Unidas cifró en 761 el número de muertos durante el mes de junio debido a los ataques de las milicias insurgentes en Irak, una cifra inferior a la recogida en mayo, cuando la violencia alcanzó su peor repunte desde la guerra sectaria de los años 2006 y 2007.
Pese a que la violencia está por debajo del nivel de aquellos años, continúan produciéndose ataques diarios de los milicianos de Al Qaeda y otros grupos armados suníes, en un intento de debilitar el Gobierno actual, liderado por chiíes, y generar mayor confrontación en el país.
Al menos cuatro personas han muerto y otras doce han resultado heridas este lunes a consecuencia de la explosión de una bomba cerca de una importante cafetería de la capital de Irak, Bagdad, según ha informado la agencia iraquí de noticias NINA.
Durante la jornada han sido asesinados un líder tribal de Diyala y un trabajador del Ministerio de Petróleo en sendos atentados con coche bomba. En el primero de ellos, el jeque Salem al Waysi ha fallecido tras estallar una bomba adherida a su vehículo cuando circulaba por la localidad de Saadia.
Poco después, un empleado del Ministerio de Petróleo ha muerto en un ataque similar en la ciudad de Faluya, ubicada en la provincia de Anbar (oeste). Por el momento ningún grupo ha reclamado la autoría de los atentados.
El domingo, el presidente del Parlamento de Irak, Usama al Nijaifi, condenó la oleada de atentados que sacudió durante el día varias localidades del país, que se saldó con al menos 49 fallecidos, y cargó contra las fuerzas de seguridad.
Así, solicitó a las fuerzas de seguridad que justifiquen sus "repetidas brechas" que "hacen que los ciudadanos paguen con sangre cada día", al tiempo que recalcó la necesidad de "revisar los planes de seguridad para descubrir sus debilidades".
El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, advirtió la semana pasada de que su país se enfrenta "a una guerra genocida" e hizo un llamamiento en favor de la celebración de una conferencia internacional para hacer frente al terrorismo en Irak.
Más de 6.000 personas han muerto en Irak a causa de la violencia en lo que va de año, mientras los grupos islamistas suníes y otros movimientos insurgentes van ganando terreno en su lucha contra el Gobierno de Bagdad, dominado por miembros de la confesión chií.
Una de las principales preocupaciones derivadas del conflicto en Siria para Bagdad es la presencia en el país del Frente al Nusra, una organización vinculada con Al Qaeda que ya ha sido incluida por Estados Unidos en su lista de organizaciones terroristas, y del Estado Islámico de Irak y el Levante, surgido tras la unificación del Estado Islámico de Irak --la rama de Al Qaeda en el país-- y varias milicias salafistas sirias.
En febrero, el Estado Islámico de Irak llamó a levantarse en armas contra el Gobierno de Al Maliki a la población suní de Anbar --la provincia más grande del país y con fronteras con Jordania, Siria y Arabia Saudí-- y, por extensión, del resto del país.
Naciones Unidas cifró en 761 el número de muertos durante el mes de junio debido a los ataques de las milicias insurgentes en Irak, una cifra inferior a la recogida en mayo, cuando la violencia alcanzó su peor repunte desde la guerra sectaria de los años 2006 y 2007.
Pese a que la violencia está por debajo del nivel de aquellos años, continúan produciéndose ataques diarios de los milicianos de Al Qaeda y otros grupos armados suníes, en un intento de debilitar el Gobierno actual, liderado por chiíes, y generar mayor confrontación en el país.