Una progresista en la Fed
Janet Yellen, favorita para suceder a Bernanke, es partidaria de mantener el impulso a la economía
Sandro Pozzi
Nueva York, El País
Salvo que el presidente Barack Obama decida optar al final por una vía alternativa, Janet Yellen sería en este momento la mejor colocada para hacerse con la dirección de la Reserva Federal. Conoce como nadie la estructura del banco central más poderoso del mundo y como Ben Bernanke se le considera una persona que forja consensos, uno de los puntos de fuerza de la Fed.
Janet Yellen es desde hace tres años la vicepresidenta de la institución, cargo que ocupó previamente Donald Kohn, otro posible contendiente. Antes estuvo seis años en la presidencia de la Reserva Federal de San Francisco, uno de los bancos regionales que integran el sistema de la Fed. Desde allí advirtió de las graves consecuencias del colapso del mercado inmobiliario.
De tendencia progresista, Yellen es una de las grandes defensoras de la política de estímulos sin límites que se sigue desde hace casi dos años en EE UU. Le preocupa más en este momento hacer frente con todos los medios posibles al problema del paro que centrarse en la inflación. En otras palabras, es partidaria de seguir sirviendo ponche para que no decaiga la fiesta en Wall Street.
Eso la convirtió en la mejor aspirante la pasada primavera para el cargo, aunque podría toparse con reticencias de los republicanos por si posición sobre la inflación. El nombre de Janet Yellen ya emergió en el verano de 2009 cuando se especulaba con la posibilidad de que Barack Obama no renovara para un segundo mandato a Ben Bernanke. El actual expira a final de enero de 2014.
Si Obama se decanta por ella, Yellen será la primera mujer en presidir la Fed y se convertirá, quizás, en la más influyente del mundo. Antes de eso deberá contar con el aprobado del Senado, donde miembros clave del partido demócrata le respaldan. Justo la semana pasada, un grupo de 450 economistas escribieron una carta al presidente urgiendo que la eligiera para el cargo.
“Es la mejor líder posible para la Fed en este momento crucial”, afirman los firmantes. Yellen llegó a la Fed en junio de 2004. Bajo la Administración de Bill Clinton presidió durante dos años y medio el consejo de asesores económicos de la Casa Blanca, una de las antesalas a la presidencia de la Reserva Federal. Sucedió al Joseph Stiglitz, uno de sus defensores.
Yellen tiene otro un punto vulnerable: su edad. La vicepresidenta de la Fed tiene 67 años. De hecho, su idea es la de jubilarse si el presidente no le confía el cargo al frente del banco central. Nacida en el barrio neoyorquino de Brooklyn y de origen judío, se graduó en economía con summa cum laude por la Universidad de Brown y recibió un doctorado por Yale.
Está casada con George Akerlof, galardonado con el Nobel de Economía en 2001, que compartió con Michael Spence y Joseph Stiglitz. Su carrera tiene origen en Harvard. En 1977 hizo de economista para el consejo de gobernadores de la Fed, su primer contacto con la institución que puede acabar dirigiendo. Es profesora emérita en la Universidad de California, Berkley.
Sandro Pozzi
Nueva York, El País
Salvo que el presidente Barack Obama decida optar al final por una vía alternativa, Janet Yellen sería en este momento la mejor colocada para hacerse con la dirección de la Reserva Federal. Conoce como nadie la estructura del banco central más poderoso del mundo y como Ben Bernanke se le considera una persona que forja consensos, uno de los puntos de fuerza de la Fed.
Janet Yellen es desde hace tres años la vicepresidenta de la institución, cargo que ocupó previamente Donald Kohn, otro posible contendiente. Antes estuvo seis años en la presidencia de la Reserva Federal de San Francisco, uno de los bancos regionales que integran el sistema de la Fed. Desde allí advirtió de las graves consecuencias del colapso del mercado inmobiliario.
De tendencia progresista, Yellen es una de las grandes defensoras de la política de estímulos sin límites que se sigue desde hace casi dos años en EE UU. Le preocupa más en este momento hacer frente con todos los medios posibles al problema del paro que centrarse en la inflación. En otras palabras, es partidaria de seguir sirviendo ponche para que no decaiga la fiesta en Wall Street.
Eso la convirtió en la mejor aspirante la pasada primavera para el cargo, aunque podría toparse con reticencias de los republicanos por si posición sobre la inflación. El nombre de Janet Yellen ya emergió en el verano de 2009 cuando se especulaba con la posibilidad de que Barack Obama no renovara para un segundo mandato a Ben Bernanke. El actual expira a final de enero de 2014.
Si Obama se decanta por ella, Yellen será la primera mujer en presidir la Fed y se convertirá, quizás, en la más influyente del mundo. Antes de eso deberá contar con el aprobado del Senado, donde miembros clave del partido demócrata le respaldan. Justo la semana pasada, un grupo de 450 economistas escribieron una carta al presidente urgiendo que la eligiera para el cargo.
“Es la mejor líder posible para la Fed en este momento crucial”, afirman los firmantes. Yellen llegó a la Fed en junio de 2004. Bajo la Administración de Bill Clinton presidió durante dos años y medio el consejo de asesores económicos de la Casa Blanca, una de las antesalas a la presidencia de la Reserva Federal. Sucedió al Joseph Stiglitz, uno de sus defensores.
Yellen tiene otro un punto vulnerable: su edad. La vicepresidenta de la Fed tiene 67 años. De hecho, su idea es la de jubilarse si el presidente no le confía el cargo al frente del banco central. Nacida en el barrio neoyorquino de Brooklyn y de origen judío, se graduó en economía con summa cum laude por la Universidad de Brown y recibió un doctorado por Yale.
Está casada con George Akerlof, galardonado con el Nobel de Economía en 2001, que compartió con Michael Spence y Joseph Stiglitz. Su carrera tiene origen en Harvard. En 1977 hizo de economista para el consejo de gobernadores de la Fed, su primer contacto con la institución que puede acabar dirigiendo. Es profesora emérita en la Universidad de California, Berkley.