Personas próximas a Al Qaeda intentaron trabajar en la Inteligencia de EEUU
Washington, EP
El Gobierno de Estados Unidos sospecha que personas vinculadas a la organización terrorista Al Qaeda y otras formaciones consideradas hostiles por Washington, entre ellas el partido-milicia chií libanés Hezbolá y el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), habrían intentado conseguir trabajo en los servicios de Inteligencia norteamericanos, según ha revelado este lunes el diario estadounidense 'The Washington Post'.
La CIA ha indicado que alrededor de uno de cada cinco de los solicitantes de empleo tenían "conexiones hostiles de Inteligencia o con grupos terroristas", si bien dichos vínculos no son descritos en los documentos publicados, facilitados al diario por el extécnico de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) Edward Snowden.
La propia NSA planificó en 2012 realizar 4.000 investigaciones a su personal para determinar si llevaban a cabo actividades sospechosas analizado los golpes que realizaban a las teclas del ordenador durante su trabajo.
Entre los comportamientos considerados por el organismo como anómalos se encontraban la descarga de múltiples documentos o el acceso a bases de datos clasificadas que no usaran para su trabajo.
Sin embargo, este sistema no detectó que Snowden estaba copiando documentos clasificados de varias de las redes de la NSA, si bien una portavoz del organismo ha argumentado que los técnicos de la agencia no estaban incluidos en los análisis.
Por su parte, la CIA ha dicho que el número de solicitantes de empleo vinculados con organizaciones terroristas o gobiernos "hostiles" era "pequeño", si bien no ha dado un número exacto.
El énfasis de la comunidad de Inteligencia estadounidense sobre los peligros internos se acentuó a consecuencia de las filtraciones realizadas a Wikileaks por el soldado Bradley Manning --actualmente conocido como Chelsea Manning a petición propia--, quien fue condenado el 21 de agosto a 35 años de cárcel por dichas filtraciones.
En respuesta a las acciones de Manning, el Congreso hizo de la seguridad una prioridad fundamental en 2011 y ordenó al director de Inteligencia Nacional, James Clapper, "establecer un sistema automático de detección de amenazas internas".
La fecha límite para la instalación del mismo era octubre de 2012, mientras que se determinó que el mismo debía funcionar a pleno rendimiento en octubre de 2013, si bien el Gobierno presidido por Barack Obama solicitó que ambas fechas fueran retrasadas un año.
Obama publicó en noviembre de 2012 su política para hacer frente este tipo de amenazas internas, en la que definió el problema como todo riesgo de que los trabajadores de Inteligencia usen su acceso a los secretos gubernamentales, de forma voluntaria o involuntaria, para dañar los intereses estadounidenses.
Esta política fue duramente criticada al poner al mismo nivel a los que filtran información con los terroristas y los agentes dobles. "Es preocupante, porque no son lo mismo. Hay cosas que son buenas filtraciones. Algunas cosas clasificadas han de ser públicas", ha dicho Steven Aftergood, experto de la Federación de Científicos Americanos, organismo que analiza la política de seguridad de Washington.
El Gobierno de Estados Unidos sospecha que personas vinculadas a la organización terrorista Al Qaeda y otras formaciones consideradas hostiles por Washington, entre ellas el partido-milicia chií libanés Hezbolá y el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), habrían intentado conseguir trabajo en los servicios de Inteligencia norteamericanos, según ha revelado este lunes el diario estadounidense 'The Washington Post'.
La CIA ha indicado que alrededor de uno de cada cinco de los solicitantes de empleo tenían "conexiones hostiles de Inteligencia o con grupos terroristas", si bien dichos vínculos no son descritos en los documentos publicados, facilitados al diario por el extécnico de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) Edward Snowden.
La propia NSA planificó en 2012 realizar 4.000 investigaciones a su personal para determinar si llevaban a cabo actividades sospechosas analizado los golpes que realizaban a las teclas del ordenador durante su trabajo.
Entre los comportamientos considerados por el organismo como anómalos se encontraban la descarga de múltiples documentos o el acceso a bases de datos clasificadas que no usaran para su trabajo.
Sin embargo, este sistema no detectó que Snowden estaba copiando documentos clasificados de varias de las redes de la NSA, si bien una portavoz del organismo ha argumentado que los técnicos de la agencia no estaban incluidos en los análisis.
Por su parte, la CIA ha dicho que el número de solicitantes de empleo vinculados con organizaciones terroristas o gobiernos "hostiles" era "pequeño", si bien no ha dado un número exacto.
El énfasis de la comunidad de Inteligencia estadounidense sobre los peligros internos se acentuó a consecuencia de las filtraciones realizadas a Wikileaks por el soldado Bradley Manning --actualmente conocido como Chelsea Manning a petición propia--, quien fue condenado el 21 de agosto a 35 años de cárcel por dichas filtraciones.
En respuesta a las acciones de Manning, el Congreso hizo de la seguridad una prioridad fundamental en 2011 y ordenó al director de Inteligencia Nacional, James Clapper, "establecer un sistema automático de detección de amenazas internas".
La fecha límite para la instalación del mismo era octubre de 2012, mientras que se determinó que el mismo debía funcionar a pleno rendimiento en octubre de 2013, si bien el Gobierno presidido por Barack Obama solicitó que ambas fechas fueran retrasadas un año.
Obama publicó en noviembre de 2012 su política para hacer frente este tipo de amenazas internas, en la que definió el problema como todo riesgo de que los trabajadores de Inteligencia usen su acceso a los secretos gubernamentales, de forma voluntaria o involuntaria, para dañar los intereses estadounidenses.
Esta política fue duramente criticada al poner al mismo nivel a los que filtran información con los terroristas y los agentes dobles. "Es preocupante, porque no son lo mismo. Hay cosas que son buenas filtraciones. Algunas cosas clasificadas han de ser públicas", ha dicho Steven Aftergood, experto de la Federación de Científicos Americanos, organismo que analiza la política de seguridad de Washington.