Los partidos pequeños tienen la llave para desbancar a Merkel
Las inevitables negociaciones de coalición tras las elecciones pueden dejar fuera del Gobierno al partido más votado
Juan Gómez
Berlín, El País
Desde el principio parecían hablar idiomas diferentes: el liberal Rainer Brüderle (FDP) inauguró el animado debate entre los tres partidos pequeños del Parlamento alemán enfrentándose con el candidato de Los Verdes, Jürgen Trittin, y el jefe parlamentario del partido La Izquierda (Die Linke) Gregor Gysi, que defienden la introducción de un salario mínimo interprofesional en Alemania. En un escenario brutalista de hormigón inconfundiblemente berlinés, el trío de líderes políticos protagonizó el lunes 90 minutos de discusión en directo para presentar sus posiciones políticas en su propio debate televisado, tratando cada uno de defender su papel de bisagra tras las elecciones generales del 22 de septiembre.
El debate de la víspera entre la líder democristiana, la canciller federal Angela Merkel (CDU), y el aspirante socialdemócrata Peer Steinbrück (SPD) había tenido efectos inquietantes para las tres formaciones pequeñas con representación en la Cámara baja (Bundestag). El encuentro empujó a Steinbrück en la carrera hacia la Cancillería y centró la atención en los dos grandes en el arco parlamentario alemán, que tiene cinco colores: el negro sotana de los democristianos (CDU) y su partido hermano bávaro (CSU), el rojo obrero de los socialdemócratas (SPD), el amarillo de los liberales, el rojo algo más intenso del partido Die Linke y el color ecologista de Los Verdes.
El debate del lunes, con sus tres actores principales interrumpiéndose sin pausa, resultó entretenido pero difícil de seguir. Hablando de la crisis europea, se cruzaban las opiniones de Gysi con el liberalismo de corte popular de Brüderle y la distancia entre ambos parecía planetaria. Die Linke es el único partido que se opuso en el Bundestag a los rescates a cambio de drásticas medidas de austeridad que propugnó Merkel. El verde Trittin auguró que el “fracaso” de esta política llevará a otra quita en la deuda griega, que esta vez pagará el contribuyente de los países que pagaron a los rescates. Brüderle, avezado orador, se vio en dificultades para explicar la política de rescates de la coalición de centroderecha en la que el FDP participa junto a la democristiana Merkel.
Los partidos populares (SPD y CDU) han puesto los cancilleres desde la fundación de de la República Federal, excepto diez días en 1974, pero apenas han gobernado en solitario. El sistema electoral permite descartar casi con toda seguridad una mayoría absoluta. La noche electoral abrirá una fase de negociaciones que podría aplazar por semanas la formación de un nuevo Gobierno. Las opciones son claras en principio: Merkel aseguró que aspira a repetir su actual pacto con los liberales al frente de un segundo Ejecutivo de centroderecha. Steinbrück, por su parte, insistió en “una coalición roja y verde”.
Esta es la posición de partida, pero nada garantiza que vayan a conseguirlo. Los liberales, que obtuvieron en 2009 sus mejores resultados históricos con un 14% de los votos, han pagado un alto precio por el prolongado abrazo del oso al que les ha sometido Merkel: ninguneados por la CDU y en permanente gresca con los socialcristianos bávaros de la CSU, el FDP ni siquiera tiene garantizado superar el umbral del 5% necesario para acceder al Bundestag.
La alternativa obvia es una gran coalición entre CDU/CSU y SPD, como la que Merkel presidió entre 2005 y 2009 con Steinbrück como ministro de Hacienda. Quedaría la posibilidad de un pacto entre la CDU y Los Verdes. El partido de los contestatarios de los 70 ya ha gobernado junto a los democristianos, primero en la ciudad-Estado de Hamburgo y después en un tripartito junto a los liberales en el pequeño land de Sarre. Ambas coaliciones acabaron prematuramente y con más pena que gloria. Merkel derribó esta legislatura la principal barrera que separaba a ambos partidos, al revocar su decisión de prolongar la vida útil de las centrales nucleares.
Steinbrück cuenta con dos posibles tripartitos: uno de izquierda con Die Linke y Los Verdes, que él descartó el domingo en el debate con Merkel. Otra posibilidad sería la llamada “coalición semáforo”, un tripartito con Verdes y Liberales que el líder del FDP y exministro de Economía Brüderle ha rechazado en la campaña. Pero lo único que puede desecharse tajantemente es un pacto entre la CDU y Die Linke.
Juan Gómez
Berlín, El País
Desde el principio parecían hablar idiomas diferentes: el liberal Rainer Brüderle (FDP) inauguró el animado debate entre los tres partidos pequeños del Parlamento alemán enfrentándose con el candidato de Los Verdes, Jürgen Trittin, y el jefe parlamentario del partido La Izquierda (Die Linke) Gregor Gysi, que defienden la introducción de un salario mínimo interprofesional en Alemania. En un escenario brutalista de hormigón inconfundiblemente berlinés, el trío de líderes políticos protagonizó el lunes 90 minutos de discusión en directo para presentar sus posiciones políticas en su propio debate televisado, tratando cada uno de defender su papel de bisagra tras las elecciones generales del 22 de septiembre.
El debate de la víspera entre la líder democristiana, la canciller federal Angela Merkel (CDU), y el aspirante socialdemócrata Peer Steinbrück (SPD) había tenido efectos inquietantes para las tres formaciones pequeñas con representación en la Cámara baja (Bundestag). El encuentro empujó a Steinbrück en la carrera hacia la Cancillería y centró la atención en los dos grandes en el arco parlamentario alemán, que tiene cinco colores: el negro sotana de los democristianos (CDU) y su partido hermano bávaro (CSU), el rojo obrero de los socialdemócratas (SPD), el amarillo de los liberales, el rojo algo más intenso del partido Die Linke y el color ecologista de Los Verdes.
El debate del lunes, con sus tres actores principales interrumpiéndose sin pausa, resultó entretenido pero difícil de seguir. Hablando de la crisis europea, se cruzaban las opiniones de Gysi con el liberalismo de corte popular de Brüderle y la distancia entre ambos parecía planetaria. Die Linke es el único partido que se opuso en el Bundestag a los rescates a cambio de drásticas medidas de austeridad que propugnó Merkel. El verde Trittin auguró que el “fracaso” de esta política llevará a otra quita en la deuda griega, que esta vez pagará el contribuyente de los países que pagaron a los rescates. Brüderle, avezado orador, se vio en dificultades para explicar la política de rescates de la coalición de centroderecha en la que el FDP participa junto a la democristiana Merkel.
Los partidos populares (SPD y CDU) han puesto los cancilleres desde la fundación de de la República Federal, excepto diez días en 1974, pero apenas han gobernado en solitario. El sistema electoral permite descartar casi con toda seguridad una mayoría absoluta. La noche electoral abrirá una fase de negociaciones que podría aplazar por semanas la formación de un nuevo Gobierno. Las opciones son claras en principio: Merkel aseguró que aspira a repetir su actual pacto con los liberales al frente de un segundo Ejecutivo de centroderecha. Steinbrück, por su parte, insistió en “una coalición roja y verde”.
Esta es la posición de partida, pero nada garantiza que vayan a conseguirlo. Los liberales, que obtuvieron en 2009 sus mejores resultados históricos con un 14% de los votos, han pagado un alto precio por el prolongado abrazo del oso al que les ha sometido Merkel: ninguneados por la CDU y en permanente gresca con los socialcristianos bávaros de la CSU, el FDP ni siquiera tiene garantizado superar el umbral del 5% necesario para acceder al Bundestag.
La alternativa obvia es una gran coalición entre CDU/CSU y SPD, como la que Merkel presidió entre 2005 y 2009 con Steinbrück como ministro de Hacienda. Quedaría la posibilidad de un pacto entre la CDU y Los Verdes. El partido de los contestatarios de los 70 ya ha gobernado junto a los democristianos, primero en la ciudad-Estado de Hamburgo y después en un tripartito junto a los liberales en el pequeño land de Sarre. Ambas coaliciones acabaron prematuramente y con más pena que gloria. Merkel derribó esta legislatura la principal barrera que separaba a ambos partidos, al revocar su decisión de prolongar la vida útil de las centrales nucleares.
Steinbrück cuenta con dos posibles tripartitos: uno de izquierda con Die Linke y Los Verdes, que él descartó el domingo en el debate con Merkel. Otra posibilidad sería la llamada “coalición semáforo”, un tripartito con Verdes y Liberales que el líder del FDP y exministro de Economía Brüderle ha rechazado en la campaña. Pero lo único que puede desecharse tajantemente es un pacto entre la CDU y Die Linke.