Alegría y protestas en Irán por histórica llamada entre Rouhani y Obama de EEUU
Dubai, Reuters
Cientos de iraníes aclamaron al presidente Hassan Rouhani a su llegada el sábado desde Nueva York después de la histórica conversación telefónica con el mandatario estadounidense, Barack Obama, pero algunos ciudadanos de línea dura lanzaron huevos y zapatos contra su automóvil, informaron medios iraníes.
Aunque el esperado apretón de manos entre Rouhani y Obama en la sede de la ONU no llegó a materializarse, mantuvieron una conversación de 15 minutos el viernes al final del viaje del moderado presidente iraní a la Asamblea General de la ONU.
Medios iraníes afirmaron que cientos de personas acudieron a aclamar la visita de Rouhani a la ONU, deseosas de verle cumplir sus promesas de "interacción constructiva" con el mundo para aliviar el aislamiento internacional del país.
Sin embargo, también apareció un centenar de conservadores de línea dura que gritaban "Muerte a Estados Unidos", palabras repetidas en las marchas radicales en Irán desde la revolución islámica de 1979, y "ningún compromiso ni renuncia a nuestros intereses nacionales".
Testigos informaron a través de Twitter que los manifestantes lanzaron huevos y piedras contra la limusina de Rouhani, enfadados por su contacto directo con Obama, el primero entre un presidente iraní y un mandatario estadounidense en 34 años.
La agencia de noticias semioficial Mehr difundió fotografías de manifestantes golpeando los lados del auto de Rouhani cuando comenzaba a alejarse del aeropuerto.
Funcionarios estadounidenses dijeron que la llamada telefónica -que se centró en cómo resolver el estancamiento sobre el disputado programa nuclear iraní- fue solicitada por Irán, pero Rouhani aseguró en declaraciones a periodistas tras su regreso que fue por iniciativa estadounidense.
Rouhani ganó las elecciones con una importante mayoría en junio pasado, con muchos votantes ansiosos por ver pasos hacia la moderación y la reforma tras ocho años de creciente represión en casa y aislamiento en el extranjero durante el mandato de su predecesor, Mahmoud Ahmadinejad.
Es improbable que los contactos que mantuvieron Rouhani y su ministro de Relaciones Exteriores con funcionarios estadounidenses durante la Asamblea General de la ONU hayan tenido lugar sin la aprobación de la máxima autoridad iraní, el líder supremo ayatolá Ali Khamenei.
Pero las reacciones polarizadas ante el regreso de Rouhani subrayan el desafío que enfrenta para convencer a ciudadanos de línea dura y antioccidentales, especialmente entre los poderosos estamentos clericales y de seguridad, a que acepten con su postura conciliadora.
Cientos de iraníes aclamaron al presidente Hassan Rouhani a su llegada el sábado desde Nueva York después de la histórica conversación telefónica con el mandatario estadounidense, Barack Obama, pero algunos ciudadanos de línea dura lanzaron huevos y zapatos contra su automóvil, informaron medios iraníes.
Aunque el esperado apretón de manos entre Rouhani y Obama en la sede de la ONU no llegó a materializarse, mantuvieron una conversación de 15 minutos el viernes al final del viaje del moderado presidente iraní a la Asamblea General de la ONU.
Medios iraníes afirmaron que cientos de personas acudieron a aclamar la visita de Rouhani a la ONU, deseosas de verle cumplir sus promesas de "interacción constructiva" con el mundo para aliviar el aislamiento internacional del país.
Sin embargo, también apareció un centenar de conservadores de línea dura que gritaban "Muerte a Estados Unidos", palabras repetidas en las marchas radicales en Irán desde la revolución islámica de 1979, y "ningún compromiso ni renuncia a nuestros intereses nacionales".
Testigos informaron a través de Twitter que los manifestantes lanzaron huevos y piedras contra la limusina de Rouhani, enfadados por su contacto directo con Obama, el primero entre un presidente iraní y un mandatario estadounidense en 34 años.
La agencia de noticias semioficial Mehr difundió fotografías de manifestantes golpeando los lados del auto de Rouhani cuando comenzaba a alejarse del aeropuerto.
Funcionarios estadounidenses dijeron que la llamada telefónica -que se centró en cómo resolver el estancamiento sobre el disputado programa nuclear iraní- fue solicitada por Irán, pero Rouhani aseguró en declaraciones a periodistas tras su regreso que fue por iniciativa estadounidense.
Rouhani ganó las elecciones con una importante mayoría en junio pasado, con muchos votantes ansiosos por ver pasos hacia la moderación y la reforma tras ocho años de creciente represión en casa y aislamiento en el extranjero durante el mandato de su predecesor, Mahmoud Ahmadinejad.
Es improbable que los contactos que mantuvieron Rouhani y su ministro de Relaciones Exteriores con funcionarios estadounidenses durante la Asamblea General de la ONU hayan tenido lugar sin la aprobación de la máxima autoridad iraní, el líder supremo ayatolá Ali Khamenei.
Pero las reacciones polarizadas ante el regreso de Rouhani subrayan el desafío que enfrenta para convencer a ciudadanos de línea dura y antioccidentales, especialmente entre los poderosos estamentos clericales y de seguridad, a que acepten con su postura conciliadora.