Palestina protesta ante EE UU por la ampliación de asentamientos
El mediador estadounidense designado por Kerry llega el viernes a la región
Carmen Rengel
Jerusalén, El País
El máximo negociador palestino, Saeb Erekat, envió la pasada noche una carta al secretario de Estado norteamericano, John Kerry, quejándose formalmente por la ampliación de colonias israelíes en suelo cisjordano ocupado. Ayer mismo, el Ministerio de Defensa de Israel confirmó el permiso para más de 800 nuevas unidades y la legalización de 166 casas más que habían sido edificadas sin licencia, mientras el martes se anunció un nuevo barrio colono en Jerusalén Este —en Jabal Mukaber— y se confirmó que 90 de estas villas ilegales recibirán ayudas extra de Israel al ser catalogadas como “áreas prioritarias nacionales”. El Ejecutivo del primer ministro Benjamín Netanyahu ha añadido 20 colonias a esta lista en la nueva asignación.
Erekat, en su misiva, reclama a EEUU que tome “las medidas que sean necesarias para asegurar que no avanza ninguno de los planes de asentamientos y [el Gobierno de Israel] cumple con sus obligaciones legales y sus compromisos” con el proceso de paz, retomado la pasada semana en Washington tras tres años de estancamiento. Erekat, entonces, posó junto a su homóloga israelí, la ministra de Justicia, Tzipi Livni. Ahora, a la vista de los acontecimientos, sostiene que Israel demuestra su “mala fe” y su “falta de seriedad” al seguir ampliando las colonias, lo que supone un “desafío” a la negociación. El portavoz palestino no amenaza con boicotear el proceso, pero advierte de que la actitud de sus opositores hará “muy difícil” lograr avances.
Casi en paralelo a la protesta de Erekat, la portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Jen Psaki, comparecía en Washington para condenar el paso dado por Israel. “No aceptamos la legitimidad de la continuación de la colonización y nos oponemos a cualquier intento de legitimar los asentamientos”, aseveró. Psaki desveló que altos funcionarios de la oficina de Kerry están en contacto ya con sus colegas israelíes para expresarles su “preocupación”. El presidente Barack Obama califica con frecuencia las colonias como “un gran obstáculo para la paz”. “El secretario [Kerry] ha dejado claro que cree que los dos equipos negociadores están en la mesa de buena fe y se han comprometido a trabajar juntos para avanzar”, concluyó la portavoz, tratando de evitar más roturas en esta tela frágil que sostienen, con desgana, los dos enemigos.
El secretario de Estado no ha valorado este nuevo escollo pero sí manifestó, anoche, tras una reunión con líderes judíos norteamericanos, que la paz es “un imperativo estratégico” que hay que hacer cristalizar, acabando con 65 años de conflicto y estabilizando, de paso, todo Oriente Medio.
Por ahora nadie del Gobierno de Netanyahu ha valorado oficialmente este avance de los asentamientos ni las reacciones provocadas por su decisión. En Defensa insisten en que la decisión se tomó hace meses, antes de que se retomasen los contactos, y sólo se está avanzando en el proceso administrativo ordinario.
EE UU ha confirmado además lo que los negociadores israelíes y palestinos llevan días filtrando a la prensa local: que el día 14, el próximo miércoles, se producirá el primer encuentro directo entre las partes en Jerusalén. De seguido, se celebrará otra reunión en Jericó (Cisjordania). Un día antes, el martes 13, Israel procederá a la liberación del primer grupo de presos, hasta 104, que serán excarcelados como primer gesto de acercamiento. Un guiño de buena voluntad, dice Israel; una promesa pendiente desde hace 14 años, sostiene la Autoridad Nacional Palestina. No hay confirmación oficial del número de reclusos que saldrán en esta primera etapa —habrá cuatro, a lo largo de los nueve meses que se prevé duren las negociaciones— pero fuentes oficiales israelíes hablan de entre 13 y 26 beneficiados. Aún se desconocen sus identidades. Addameer, la Asociación de Derechos Humanos de Apoyo a los Presos de Palestina, ha pedido que los más ancianos sean los primeros en salir.
Carmen Rengel
Jerusalén, El País
El máximo negociador palestino, Saeb Erekat, envió la pasada noche una carta al secretario de Estado norteamericano, John Kerry, quejándose formalmente por la ampliación de colonias israelíes en suelo cisjordano ocupado. Ayer mismo, el Ministerio de Defensa de Israel confirmó el permiso para más de 800 nuevas unidades y la legalización de 166 casas más que habían sido edificadas sin licencia, mientras el martes se anunció un nuevo barrio colono en Jerusalén Este —en Jabal Mukaber— y se confirmó que 90 de estas villas ilegales recibirán ayudas extra de Israel al ser catalogadas como “áreas prioritarias nacionales”. El Ejecutivo del primer ministro Benjamín Netanyahu ha añadido 20 colonias a esta lista en la nueva asignación.
Erekat, en su misiva, reclama a EEUU que tome “las medidas que sean necesarias para asegurar que no avanza ninguno de los planes de asentamientos y [el Gobierno de Israel] cumple con sus obligaciones legales y sus compromisos” con el proceso de paz, retomado la pasada semana en Washington tras tres años de estancamiento. Erekat, entonces, posó junto a su homóloga israelí, la ministra de Justicia, Tzipi Livni. Ahora, a la vista de los acontecimientos, sostiene que Israel demuestra su “mala fe” y su “falta de seriedad” al seguir ampliando las colonias, lo que supone un “desafío” a la negociación. El portavoz palestino no amenaza con boicotear el proceso, pero advierte de que la actitud de sus opositores hará “muy difícil” lograr avances.
Casi en paralelo a la protesta de Erekat, la portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Jen Psaki, comparecía en Washington para condenar el paso dado por Israel. “No aceptamos la legitimidad de la continuación de la colonización y nos oponemos a cualquier intento de legitimar los asentamientos”, aseveró. Psaki desveló que altos funcionarios de la oficina de Kerry están en contacto ya con sus colegas israelíes para expresarles su “preocupación”. El presidente Barack Obama califica con frecuencia las colonias como “un gran obstáculo para la paz”. “El secretario [Kerry] ha dejado claro que cree que los dos equipos negociadores están en la mesa de buena fe y se han comprometido a trabajar juntos para avanzar”, concluyó la portavoz, tratando de evitar más roturas en esta tela frágil que sostienen, con desgana, los dos enemigos.
El secretario de Estado no ha valorado este nuevo escollo pero sí manifestó, anoche, tras una reunión con líderes judíos norteamericanos, que la paz es “un imperativo estratégico” que hay que hacer cristalizar, acabando con 65 años de conflicto y estabilizando, de paso, todo Oriente Medio.
Por ahora nadie del Gobierno de Netanyahu ha valorado oficialmente este avance de los asentamientos ni las reacciones provocadas por su decisión. En Defensa insisten en que la decisión se tomó hace meses, antes de que se retomasen los contactos, y sólo se está avanzando en el proceso administrativo ordinario.
EE UU ha confirmado además lo que los negociadores israelíes y palestinos llevan días filtrando a la prensa local: que el día 14, el próximo miércoles, se producirá el primer encuentro directo entre las partes en Jerusalén. De seguido, se celebrará otra reunión en Jericó (Cisjordania). Un día antes, el martes 13, Israel procederá a la liberación del primer grupo de presos, hasta 104, que serán excarcelados como primer gesto de acercamiento. Un guiño de buena voluntad, dice Israel; una promesa pendiente desde hace 14 años, sostiene la Autoridad Nacional Palestina. No hay confirmación oficial del número de reclusos que saldrán en esta primera etapa —habrá cuatro, a lo largo de los nueve meses que se prevé duren las negociaciones— pero fuentes oficiales israelíes hablan de entre 13 y 26 beneficiados. Aún se desconocen sus identidades. Addameer, la Asociación de Derechos Humanos de Apoyo a los Presos de Palestina, ha pedido que los más ancianos sean los primeros en salir.