Los islamistas egipcios pierden las calles
Las manifestaciones han comenzado tras el rezo del mediodía en todo el país
Hosni Mubarak ha pasado su primera noche fuera de prisión en un hospital militar
David Alandete
El Cairo, El País
La ira dejó paso al miedo, porque las calles de El Cairo ya no son de los Hermanos Musulmanes. Poco a poco el ejército les ha metido en el redil en el que vivieron durante décadas. Y la jornada de manifestaciones solemnemente bautizada como “viernes de los mártires” quedó este viernes en una demostración de lo débil que ha quedado una cofradía musulmana que hasta hace siete semanas detentó casi todo el poder y se llegó a proyectar como un modelo a seguir en el mundo del islam político. Ya no más. Con más de mil muertos, unos 3.000 miembros arrestados y su cúpula aguardando juicio, la hermandad dio este viernes muestra de que, aunque aún le quede mucha guerra por librar, al menos esta batalla la ha perdido.
El ejército ya ha dado sobradas muestras de que se toma muy en serio esta fase de represión en la que se halla. Los excesos se pagan caros. En el “viernes de la ira” de la semana pasada las tanquetas tomaron El Cairo y el estado de excepción se aplicó en toda sus plenitud: calles cortadas, barricadas, cargas policiales. Los muertos fueron 170 en un sólo día. Engrosaron la larga lista de bajas ocurridas desde la carga contra las acampadas islamistas, el 14 de agosto. En la jornada de este viernes la seguridad en las calles de El Cairo era similar, pero no hubo más que enfrentamientos esporádicos y aislados. Los Hermanos Musulmanes carecen, de momento, de un plan de acción, y su objetivo a corto plazo se ha convertido, simplemente, en subsistir.
Entre las bases, las formas son incendiarias. “¡Daré mi vida por Alá! ¡Egipto no es secular, Egipto es islamista!”, gritaba Abdul Moez Shabini, de 50 años, en la marcha que partió pasado el mediodía de la mezquita de Al Rayan, en el distrito de Maadi. “Será mejor morir como un mártir que vivir con esta humillación”, añadió. Los organizadores afiliados a los Hermanos Musulmanes, sin embargo, quisieron evitar riesgos. Hicieron que la manifestación, a la que acudieron varios miles de personas, serpenteara por calles secundarias, sin un destino claro, de forma confusa. La prioridad era evitar encontrarse con la policía o el ejército.
A los nombres que se gritan habitualmente en estas marchas islamistas se añadió este viernes uno largamente olvidado: el de Hosni Mubarak. “Abajo con Mubarak, abajo la dictadura militar”, gritaban los manifestantes. Fueron las de este viernes las primeras protestas con el dictador depuesto en 2011 ya fuera de la cárcel. Salió el jueves, agotado el tiempo máximo de su detención preventiva. Pasó su primera noche en un hospital militar cercano, también en el distrito de Maadi, donde se alojará en arresto domiciliario hasta que se diriman las varias causas abiertas en su contra, por corrupción, abuso de poder y la matanza de más de 800 manifestantes durante las revueltas de 2011.
Hubo también manifestaciones en otros puntos del país, como Alejandría, Ismailia o Rafá, en el Sinaí. En Tanta, una localidad en el delta del Nilo, los islamistas se enfrentaron esporádicamente a las fuerzas de seguridad, según el ministerio del Interior. La hermandad dijo en un comunicado que uno de sus seguidores falleció en esos choques. De las mil bajas de los pasados 10 días la inmensa mayoría son de islamistas, posteriormente homenajeados como mártires en estas marchas contra el golpe de Estado.
La confusión entre los rangos medios y bajos de la cofradía islamista es enorme. El líder supremo, Mohamed Badie, se halla en prisión desde el martes, cuando fue arrestado en un apartamento del distrito de Ciudad Naser, en El Cairo. Este viernes se negó a responder a las preguntas de la fiscalía, según informaron los medios egipcios, alegando que no reconoce la legitimidad del gobierno interino aupado por los generales tras el golpe de Estado del 3 de julio. Entonces los militares depusieron al presidente Mohamed Morsi, afiliado también a la hermandad islamista. El sábado, Badie y sus lugartenientes deberán comparecer ante el juez en la primera vista de un juicio por incitación a la violencia en los días previos al golpe de Estado.
Este viernes, el ejército egipcio dijo que en los pasados días ha matado a al menos 78 militantes islamistas, 48 de ellos extranjeros, en varias operaciones en la península del Sinaí, donde el lunes murieron 24 agentes de policía en una emboscada. El presidente norteamericano, Barack Obama, dijo en una entrevista concedida a la cadena televisiva CNN que cree que el tiempo para buscar una solución política y la reconciliación entre las partes en liza en Egipto "se está agotando".
Hosni Mubarak ha pasado su primera noche fuera de prisión en un hospital militar
David Alandete
El Cairo, El País
La ira dejó paso al miedo, porque las calles de El Cairo ya no son de los Hermanos Musulmanes. Poco a poco el ejército les ha metido en el redil en el que vivieron durante décadas. Y la jornada de manifestaciones solemnemente bautizada como “viernes de los mártires” quedó este viernes en una demostración de lo débil que ha quedado una cofradía musulmana que hasta hace siete semanas detentó casi todo el poder y se llegó a proyectar como un modelo a seguir en el mundo del islam político. Ya no más. Con más de mil muertos, unos 3.000 miembros arrestados y su cúpula aguardando juicio, la hermandad dio este viernes muestra de que, aunque aún le quede mucha guerra por librar, al menos esta batalla la ha perdido.
El ejército ya ha dado sobradas muestras de que se toma muy en serio esta fase de represión en la que se halla. Los excesos se pagan caros. En el “viernes de la ira” de la semana pasada las tanquetas tomaron El Cairo y el estado de excepción se aplicó en toda sus plenitud: calles cortadas, barricadas, cargas policiales. Los muertos fueron 170 en un sólo día. Engrosaron la larga lista de bajas ocurridas desde la carga contra las acampadas islamistas, el 14 de agosto. En la jornada de este viernes la seguridad en las calles de El Cairo era similar, pero no hubo más que enfrentamientos esporádicos y aislados. Los Hermanos Musulmanes carecen, de momento, de un plan de acción, y su objetivo a corto plazo se ha convertido, simplemente, en subsistir.
Entre las bases, las formas son incendiarias. “¡Daré mi vida por Alá! ¡Egipto no es secular, Egipto es islamista!”, gritaba Abdul Moez Shabini, de 50 años, en la marcha que partió pasado el mediodía de la mezquita de Al Rayan, en el distrito de Maadi. “Será mejor morir como un mártir que vivir con esta humillación”, añadió. Los organizadores afiliados a los Hermanos Musulmanes, sin embargo, quisieron evitar riesgos. Hicieron que la manifestación, a la que acudieron varios miles de personas, serpenteara por calles secundarias, sin un destino claro, de forma confusa. La prioridad era evitar encontrarse con la policía o el ejército.
A los nombres que se gritan habitualmente en estas marchas islamistas se añadió este viernes uno largamente olvidado: el de Hosni Mubarak. “Abajo con Mubarak, abajo la dictadura militar”, gritaban los manifestantes. Fueron las de este viernes las primeras protestas con el dictador depuesto en 2011 ya fuera de la cárcel. Salió el jueves, agotado el tiempo máximo de su detención preventiva. Pasó su primera noche en un hospital militar cercano, también en el distrito de Maadi, donde se alojará en arresto domiciliario hasta que se diriman las varias causas abiertas en su contra, por corrupción, abuso de poder y la matanza de más de 800 manifestantes durante las revueltas de 2011.
Hubo también manifestaciones en otros puntos del país, como Alejandría, Ismailia o Rafá, en el Sinaí. En Tanta, una localidad en el delta del Nilo, los islamistas se enfrentaron esporádicamente a las fuerzas de seguridad, según el ministerio del Interior. La hermandad dijo en un comunicado que uno de sus seguidores falleció en esos choques. De las mil bajas de los pasados 10 días la inmensa mayoría son de islamistas, posteriormente homenajeados como mártires en estas marchas contra el golpe de Estado.
La confusión entre los rangos medios y bajos de la cofradía islamista es enorme. El líder supremo, Mohamed Badie, se halla en prisión desde el martes, cuando fue arrestado en un apartamento del distrito de Ciudad Naser, en El Cairo. Este viernes se negó a responder a las preguntas de la fiscalía, según informaron los medios egipcios, alegando que no reconoce la legitimidad del gobierno interino aupado por los generales tras el golpe de Estado del 3 de julio. Entonces los militares depusieron al presidente Mohamed Morsi, afiliado también a la hermandad islamista. El sábado, Badie y sus lugartenientes deberán comparecer ante el juez en la primera vista de un juicio por incitación a la violencia en los días previos al golpe de Estado.
Este viernes, el ejército egipcio dijo que en los pasados días ha matado a al menos 78 militantes islamistas, 48 de ellos extranjeros, en varias operaciones en la península del Sinaí, donde el lunes murieron 24 agentes de policía en una emboscada. El presidente norteamericano, Barack Obama, dijo en una entrevista concedida a la cadena televisiva CNN que cree que el tiempo para buscar una solución política y la reconciliación entre las partes en liza en Egipto "se está agotando".