Los delfines recuerdan a animales con los que convivieron hace 20 años
Teresa Guerrero
Madrid, El Mundo
Los delfines son capaces de reconocer los silbidos emitidos por otros individuos de su especie con los que han convivido hace tiempo, incluso aunque hayan transcurrido 20 años. Así lo asegura un equipo de investigadores tras realizar experimentos con ejemplares en cautividad durante cinco años. Su trabajo, publicado esta semana en 'Proceedings of the Royal Society of London B', revela que estos mamíferos están dotados de una memoria superior a la de cualquier animal no humano estudiado hasta ahora.
Los elefantes, señalan los autores, posiblemente tengan una memoria social a largo plazo tan buena como la que tienen los humanos o la que acaban de demostrar que tienen los delfines, aunque en su caso no se han realizado estudios tan detallados como éste. Algunas especies de mono (como el macaco japonés, 'Macaca fuscata', y la mona de Campbell, 'Cercopithecus campbelli'), las hienas o los córvidos (una familia de aves entre las que está el cuervo) también se encuentran entre el reducido grupo de animales en los que se han observado comportamientos que muestran que tienen memoria social, aunque a medio o corto plazo (al menos un año).
Los delfines que viven en libertad tienen una esperanza de vida de unos 20 años, aunque los ejemplares más longevos pueden llegar a superar los 45. Según explica a ELMUNDO.es Jason Bruck, investigador de la Universidad de Chicago y autor principal del estudio, "los delfines en cautividad pueden vivir más de 40 años". "Uno de los delfines que forma parte de mi estudio, Semo, tiene 47", asegura.
Su estudio ha sido realizado con delfines nariz de botella ('Tursiops truncatus'), "una especie inteligente, longeva, con comportamientos sociales complejos, capacidad para reconocer individuos" y con una memoria que guarda recuerdos durante años, según el estudio.
La buena memoria, señalan los autores, es necesaria para un sistema social fluido. Consideran que, a pesar de que se sabe mucho sobre las capacidades sociales de los delfines, hasta ahora no se había demostrado que fueran capaces de reconocer socialmente a otros individuos incluso aunque hayan transcurrido largos periodos de tiempo.
Cada delfín emite una señal o silbido acústico ('signature whistles', en inglés) característico para comunicarse con otros individuos. Este sondio sirve para identificarle, como ocurre con las voces humanas. El estudio consistió en exponer individualmente a los delfines a grabaciones en las que se habían registrado los sonidos que emiten otros miembros de su especie, tanto individuos con los que habían convivido en el pasado como otros a los que no conocían. Según muestran sus resultados, en la mayoría de las pruebas los delfines reaccionaron cuando oían el silbido de un animal que habían conocido, incluso aunque hubieran transcurrido muchos años sin verse.
"Los delfines actuaban de formas diferentes dependiendo de a qué delfín pertenecían el silbido que emitía el altavoz colocado bajo el agua. Con los machos dominantes Lucky y Hastings se producían las respuestas más vigorosas por parte de otros machos", explica el investigador.
Girar la cabeza hacia el altavoz sin aproximarse, acercarse al altavoz manteniendo una distancia de un metro durante varios segundos, intentar forzar la puerta que protegía el altavoz o nadar rápidamente figuran entre las reacciones que mostraron los delfines al reconocer las señales acústicas proyectadas.
Sin embargo, algunos delfines no respondieron a las grabaciones de sonidos emitidos por animales que sí les debían resultar familiares: "No sabemos si fue porque habían olvidado al animal o porque estaban durmiendo o interesados en otros asuntos en ese momento. Pero cuando esto ocurría, se registraba como que no había habido respuesta. Aun así, las respuestas familiares superaron significativamente a los que no respondieron. Incluso aunque hubieran pasado unos 20 años separados", explica el científico.
Movilidad entre acuarios
En total se hicieron experimentos con 43 delfines que vivían en seis acuarios y zoológicos de EEUU que forman parte de un consorcio y entre los que hay movilidad de animales. Es decir, los delfines han sido trasladados de unos centros. Las edades de los delfines oscilaban entre los cuatro meses y los 47 años.
Además de los sonidos registrados de estos animales, se utilizaron grabaciones de silbidos realizadas en los años 80 y 90 y que se conservan en la Woods Hole Oceanographic Institution, por lo que en total se emplearon sonidos de 70 individuos. Durante los cinco años que duró la investigación se proyectaron 1.200 grabaciones para estudiar 260 relaciones entre delfines.
Jason Bruck admite que es posible que el hecho de que los delfines en cautividad conozcan a lo largo de su vida a un número de individuos más reducido que el que encontrarían en libertad podría contribuir a la buena memoria social que mostraron los ejemplares que participaron en esta investigación: "No sabemos cómo influiría en el reconocimiento a largo plazo que un animal conociera a más animales. Simplemente no lo hemos estudiado. Pero es posible que restringiera el reconocimiento social. No obstante, algunos animales de nuestro estudio habían tenido de 20 a 30 compañeros sociales y aparentemente esto no influyó en los resultados", añade.
Asimismo, explica que se trata del primer estudio de este tipo realizado en mamíferos marinos por lo que se desconoce si otras especies tienen una memoria similar. "Es posible que otras especies de delfines puedan realizar reconocimientos sociales a largo plazo, aunque hace falta investigar más para determinar cómo está de extendida esta capacidad entre los cetáceos", explica Bruck.
Comprobar si los delfines son capaces de reconocer a otros individuos conocidos mostrándoles imágenes es otro de los aspectos que le gustaría averiguar en investigaciones futuras, adelanta el oceanógrafo.
Madrid, El Mundo
Los delfines son capaces de reconocer los silbidos emitidos por otros individuos de su especie con los que han convivido hace tiempo, incluso aunque hayan transcurrido 20 años. Así lo asegura un equipo de investigadores tras realizar experimentos con ejemplares en cautividad durante cinco años. Su trabajo, publicado esta semana en 'Proceedings of the Royal Society of London B', revela que estos mamíferos están dotados de una memoria superior a la de cualquier animal no humano estudiado hasta ahora.
Los elefantes, señalan los autores, posiblemente tengan una memoria social a largo plazo tan buena como la que tienen los humanos o la que acaban de demostrar que tienen los delfines, aunque en su caso no se han realizado estudios tan detallados como éste. Algunas especies de mono (como el macaco japonés, 'Macaca fuscata', y la mona de Campbell, 'Cercopithecus campbelli'), las hienas o los córvidos (una familia de aves entre las que está el cuervo) también se encuentran entre el reducido grupo de animales en los que se han observado comportamientos que muestran que tienen memoria social, aunque a medio o corto plazo (al menos un año).
Los delfines que viven en libertad tienen una esperanza de vida de unos 20 años, aunque los ejemplares más longevos pueden llegar a superar los 45. Según explica a ELMUNDO.es Jason Bruck, investigador de la Universidad de Chicago y autor principal del estudio, "los delfines en cautividad pueden vivir más de 40 años". "Uno de los delfines que forma parte de mi estudio, Semo, tiene 47", asegura.
Su estudio ha sido realizado con delfines nariz de botella ('Tursiops truncatus'), "una especie inteligente, longeva, con comportamientos sociales complejos, capacidad para reconocer individuos" y con una memoria que guarda recuerdos durante años, según el estudio.
La buena memoria, señalan los autores, es necesaria para un sistema social fluido. Consideran que, a pesar de que se sabe mucho sobre las capacidades sociales de los delfines, hasta ahora no se había demostrado que fueran capaces de reconocer socialmente a otros individuos incluso aunque hayan transcurrido largos periodos de tiempo.
Cada delfín emite una señal o silbido acústico ('signature whistles', en inglés) característico para comunicarse con otros individuos. Este sondio sirve para identificarle, como ocurre con las voces humanas. El estudio consistió en exponer individualmente a los delfines a grabaciones en las que se habían registrado los sonidos que emiten otros miembros de su especie, tanto individuos con los que habían convivido en el pasado como otros a los que no conocían. Según muestran sus resultados, en la mayoría de las pruebas los delfines reaccionaron cuando oían el silbido de un animal que habían conocido, incluso aunque hubieran transcurrido muchos años sin verse.
"Los delfines actuaban de formas diferentes dependiendo de a qué delfín pertenecían el silbido que emitía el altavoz colocado bajo el agua. Con los machos dominantes Lucky y Hastings se producían las respuestas más vigorosas por parte de otros machos", explica el investigador.
Girar la cabeza hacia el altavoz sin aproximarse, acercarse al altavoz manteniendo una distancia de un metro durante varios segundos, intentar forzar la puerta que protegía el altavoz o nadar rápidamente figuran entre las reacciones que mostraron los delfines al reconocer las señales acústicas proyectadas.
Sin embargo, algunos delfines no respondieron a las grabaciones de sonidos emitidos por animales que sí les debían resultar familiares: "No sabemos si fue porque habían olvidado al animal o porque estaban durmiendo o interesados en otros asuntos en ese momento. Pero cuando esto ocurría, se registraba como que no había habido respuesta. Aun así, las respuestas familiares superaron significativamente a los que no respondieron. Incluso aunque hubieran pasado unos 20 años separados", explica el científico.
Movilidad entre acuarios
En total se hicieron experimentos con 43 delfines que vivían en seis acuarios y zoológicos de EEUU que forman parte de un consorcio y entre los que hay movilidad de animales. Es decir, los delfines han sido trasladados de unos centros. Las edades de los delfines oscilaban entre los cuatro meses y los 47 años.
Además de los sonidos registrados de estos animales, se utilizaron grabaciones de silbidos realizadas en los años 80 y 90 y que se conservan en la Woods Hole Oceanographic Institution, por lo que en total se emplearon sonidos de 70 individuos. Durante los cinco años que duró la investigación se proyectaron 1.200 grabaciones para estudiar 260 relaciones entre delfines.
Jason Bruck admite que es posible que el hecho de que los delfines en cautividad conozcan a lo largo de su vida a un número de individuos más reducido que el que encontrarían en libertad podría contribuir a la buena memoria social que mostraron los ejemplares que participaron en esta investigación: "No sabemos cómo influiría en el reconocimiento a largo plazo que un animal conociera a más animales. Simplemente no lo hemos estudiado. Pero es posible que restringiera el reconocimiento social. No obstante, algunos animales de nuestro estudio habían tenido de 20 a 30 compañeros sociales y aparentemente esto no influyó en los resultados", añade.
Asimismo, explica que se trata del primer estudio de este tipo realizado en mamíferos marinos por lo que se desconoce si otras especies tienen una memoria similar. "Es posible que otras especies de delfines puedan realizar reconocimientos sociales a largo plazo, aunque hace falta investigar más para determinar cómo está de extendida esta capacidad entre los cetáceos", explica Bruck.
Comprobar si los delfines son capaces de reconocer a otros individuos conocidos mostrándoles imágenes es otro de los aspectos que le gustaría averiguar en investigaciones futuras, adelanta el oceanógrafo.