La receta para el éxito de Jeff Bezos: 'Pensar a largo plazo'
María Ramírez
Nueva York, El Mundo
Jeff Bezos ha gastado más de 30 millones de euros en un reloj de 60 metros construido para que dure 10.000 años dentro de una montaña en el desierto de Texas. "Lo hago como símbolo del pensamiento a largo plazo", explicaba el fundador de Amazon el año pasado. "Si miras a largo plazo puedes resolver problemas que no puedes arreglar de otra manera", decía sobre el proyecto, uno de los pocos que hace hablar al secretista Bezos.
También en Texas, el fundador de Amazon ha montado una planta espacial donde intenta construir un vehículo para transportar astronautas a la estación internacional (de momento con poco éxito, ya que ha tenido que destruir los primeros prototipos). Gasta dinero para recuperar los restos del Apollo 11 en la costa de Florida o para explorar la minería en otros planetas. Pero el proyecto del reloj, bautizado 'The Long Now', es tal vez el que mejor le representa.
"A diferencia del típico inversor financiero, Jeff Bezos está verdaderamente concentrado en el largo plazo. Aprovechará cualquier oportunidad de reinvertir los posibles beneficios de hoy en un proyecto emocionante que pueda dar frutos mañana", explica Henry Blodget, director de ‘Business Insider’, una web económica y hasta ahora el único proyecto periodístico financiado por Bezos.
El empresario de 49 años, la decimonovena persona más rica del mundo en 2013 según 'Forbes', es esquivo cuando es interrogado por planes concretos incluso sobre minucias. Su nombre aparece en una patente de un 'air-bag' para móviles, pero él no reconoce trabajar en el invento.
En sus pocas declaraciones públicas, Bezos suele hablar de innovación. Ya en 1982, nada más terminar el instituto y recién premiado con un galardón nacional de ciencias, le contó al 'Miami Herald' que quería "construir hoteles en el espacio, parques de juegos, yates y colonias para dos o tres millones de personas orbitando alrededor de la tierra".
Bezos nació en Alburquerque (Nuevo México), pero creció en Miami con su madre, Jackie, y su padre adoptivo, Mike Bezos, un cubano que llegó de adolescente a Estados Unidos gracias a un plan de ayuda para niños pobres y que acabó trabajando para la petrolera Exxon. El cubano, que adoptó oficialmente a Jeff cuando el pequeño tenía cuatro años, es el único padre que conoce el empresario.
Aunque estudió Ingeniería en Princeton con la intención de dedicarse al espacio, Bezos encontró un trabajo en un fondo de inversión en Wall Street y empezó a pensar en labores más terrenales, como el comercio electrónico. Con 30 años se mudó con su mujer, novelista, a Seattle, y creó Amazon en el garaje de su casa.
Envíos on line
Lo que empezó como una librería online envía ahora hasta lavadoras y la semana pasada publicó una entrevista exclusiva a Barack Obama. Pero Bezos sigue contestando e-mails de clientes. Una ex empleada recuerda que hace pocos meses el jefe quiso seguir la pista de un paquete que había llegado un día tarde y no paró hasta descubrir que el fallo estaba en un retraso de medio minuto en la carga de un camión.
Su gran lucha pública es sobre cómo evitar los impuestos estatales en sus envíos. También ha apelado a la libertad de expresión para vender el 'Mein Kampf' de Hitler y no censurar los comentarios de los usuarios. Le interesa poco la política, pero donó cerca de dos millones de euros para apoyar el referéndum para legalizar el matrimonio gay en el estado de Washington (el “sí” ganó el pasado noviembre).
Nueva York, El Mundo
Jeff Bezos ha gastado más de 30 millones de euros en un reloj de 60 metros construido para que dure 10.000 años dentro de una montaña en el desierto de Texas. "Lo hago como símbolo del pensamiento a largo plazo", explicaba el fundador de Amazon el año pasado. "Si miras a largo plazo puedes resolver problemas que no puedes arreglar de otra manera", decía sobre el proyecto, uno de los pocos que hace hablar al secretista Bezos.
También en Texas, el fundador de Amazon ha montado una planta espacial donde intenta construir un vehículo para transportar astronautas a la estación internacional (de momento con poco éxito, ya que ha tenido que destruir los primeros prototipos). Gasta dinero para recuperar los restos del Apollo 11 en la costa de Florida o para explorar la minería en otros planetas. Pero el proyecto del reloj, bautizado 'The Long Now', es tal vez el que mejor le representa.
"A diferencia del típico inversor financiero, Jeff Bezos está verdaderamente concentrado en el largo plazo. Aprovechará cualquier oportunidad de reinvertir los posibles beneficios de hoy en un proyecto emocionante que pueda dar frutos mañana", explica Henry Blodget, director de ‘Business Insider’, una web económica y hasta ahora el único proyecto periodístico financiado por Bezos.
El empresario de 49 años, la decimonovena persona más rica del mundo en 2013 según 'Forbes', es esquivo cuando es interrogado por planes concretos incluso sobre minucias. Su nombre aparece en una patente de un 'air-bag' para móviles, pero él no reconoce trabajar en el invento.
En sus pocas declaraciones públicas, Bezos suele hablar de innovación. Ya en 1982, nada más terminar el instituto y recién premiado con un galardón nacional de ciencias, le contó al 'Miami Herald' que quería "construir hoteles en el espacio, parques de juegos, yates y colonias para dos o tres millones de personas orbitando alrededor de la tierra".
Bezos nació en Alburquerque (Nuevo México), pero creció en Miami con su madre, Jackie, y su padre adoptivo, Mike Bezos, un cubano que llegó de adolescente a Estados Unidos gracias a un plan de ayuda para niños pobres y que acabó trabajando para la petrolera Exxon. El cubano, que adoptó oficialmente a Jeff cuando el pequeño tenía cuatro años, es el único padre que conoce el empresario.
Aunque estudió Ingeniería en Princeton con la intención de dedicarse al espacio, Bezos encontró un trabajo en un fondo de inversión en Wall Street y empezó a pensar en labores más terrenales, como el comercio electrónico. Con 30 años se mudó con su mujer, novelista, a Seattle, y creó Amazon en el garaje de su casa.
Envíos on line
Lo que empezó como una librería online envía ahora hasta lavadoras y la semana pasada publicó una entrevista exclusiva a Barack Obama. Pero Bezos sigue contestando e-mails de clientes. Una ex empleada recuerda que hace pocos meses el jefe quiso seguir la pista de un paquete que había llegado un día tarde y no paró hasta descubrir que el fallo estaba en un retraso de medio minuto en la carga de un camión.
Su gran lucha pública es sobre cómo evitar los impuestos estatales en sus envíos. También ha apelado a la libertad de expresión para vender el 'Mein Kampf' de Hitler y no censurar los comentarios de los usuarios. Le interesa poco la política, pero donó cerca de dos millones de euros para apoyar el referéndum para legalizar el matrimonio gay en el estado de Washington (el “sí” ganó el pasado noviembre).