El ‘Curiosity’ cumple un año en ruta hacia el monte Sharp

El robot de la NASA ha recorrido ya 1,7 kilómetros por el suelo de Marte en busca de condiciones que pudieron ser aptas para la vida

Alicia Rivera
Madrid, El País
Con 1,7 kilómetros a sus espaldas recorridos ya por el suelo de Marte y en perfecto estado de funcionamiento, el robot Curiosity cumple ahora un año desde su espectacular llegada al planeta rojo. Y le pilla el aniversario en camino, avanzando unas pocas decenas de metros cada día por el cráter Gale. Se dirige al monte Sharp, que era el principal objetivo anunciado por los científicos de la misión ya que allí, en la base de la montaña (de cinco kilómetros de altura), parece haber formaciones geológicas que pudieron formarse en presencia de agua. Tras el aterrizaje, el vehículo no se dirigió directamente hacia esa zona, sino que dio un rodeo: primero hubo que hacer múltiples ensayos y pruebas de sus equipos tras el viaje espacial desde la Tierra, y luego los científicos decidieron dedicar unas semanas a tomar y analizar muestras de unas rocas que consideraron interesantes también por las señales de agua del pasado.


Para celebrar el cumpleaños, la NASA y el equipo de la misión han preparado todo un programa de festejos que incluye el recuerdo del memorable 6 de julio de 2012. Aquel día, en una arriesgada y nunca antes ensayada maniobra de descenso desarrollada durante los llamados siete minutos de terror, el Curiosity se posó en el suelo de Marte colgado de una especie de grúa con retrocohetes. La alegría inmensa de los científicos, ingenieros y técnicos en el Jet Propulsión Laboratory (California) dio la vuelta al mundo. También habrá hoy actos conmemorativos en la sede central de la NASA, en Washington, con la participación de los astronautas de la Estación Espacial Internacional.

El objetivo científico número uno de la misión del Curiosity era averiguar si en Marte hubo, en el pasado, condiciones apropiadas para la existencia de alguna forma de vida. La respuesta afirmativa la obtuvo en un punto bautizado Glenelg, a los ocho meses de empezar a recorrer el planeta vecino, al analizar muestras de roca extraídas con su perforadora, una herramienta nueva en este tipo de vehículos de exploración planetaria. “Ahora sabemos que Marte ofreció condiciones favorables para la vida microbiana hace miles de millones de años”, ha recordado, en vísperas del aniversario, el responsable científico de la misión, John Grotzinger, investigador de Caltech (instituto del que depende el JPL). “Ha sido gratificante lograrlo, pero el hallazgo también ha estimulado nuestro apetito de saber más y esperamos que las capas bajas del monte Sharp nos ofrezcan una amplia diversidad de otras condiciones ambientales de habitabilidad”. Desde que abandonó, hace cuatro semanas, la zona donde realizó los experimentos con la perforadora, el robot ha recorrido ya 700 metros.

Para precisar cuándo en el pasado pudo ser Marte habitable y, más aún, para buscar algún rastro de vida, habrá que esperar a futuras misiones allí. Pero el Curiosity tiene mucho que ofrecer aún, sin contar con hallazgos inesperados. Además, la experiencia tecnológica que está ofreciendo este todoterreno (el cuarto que envía la NASA al suelo de Marte desde el Sojourner, de 1997 y los gemelos Spirit y Opportunity, que llegaron en 2004) es necesaria desarrollar misiones más complejas aún y más ambiciosas. Los instrumentos de este robot (de 900 kilos y el tamaño de un coche) están midiendo los parámetros meteorológicos de Marte y los niveles de radiación a medida que avanza.

Otra aportación científica importante del Curiorsity consiste en las evidencias que ha encontrado de que la mayor parte de la atmósfera original de Marte se perdió debido a procesos ocurridos en la capa atmosférica superior. De profundizar en la investigación de esos procesos se ocupará la próxima misión que la NASA tiene previsto lanzar hacia Marte, la Maven, que partirá el próximo noviembre.

Hasta ahora el Curiosity ha proporcionado más de 190 gigabites de datos, ha enviado más de 36.700 imágenes de gran tamaño y 35.000 pequeñas, y ha hecho más de 75.000 disparos con su laser para realizar análisis de composición química de rocas. El mayor contratiempo lo sufrió hace cuatro meses, cuando el vehículo estuvo unos días dormido tras un problema surgido en uno de los ordenadores de a bordo. Una vez solventado el percance informático por los ingenieros desde Tierra, reemprendió su trabajo. Está previsto que la misión dure, al menos, un año más. Pero, si sigue funcionando sin problemas y con el generador de radioisótopos que le proporciona energía, puede seguir operando ininterrumpidamente durante bastante tiempo.

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