Siete policías heridos en la segunda noche de disturbios en Belfast
Jóvenes protestantes arrojaron ladrillos, botellas y otros objetos contra los agentes en el norte de la capital norirlandesa, con motivo de las marchas de la Orden de Orange
Walter Oppenheimer
Londres, El País
Siete policías resultaron heridos durante los disturbios que se produjeron durante la noche del sábado al domingo en Belfast. Aunque empezaron hacia las ocho y media de la tarde y no acabaron hasta pasada la una y media de la madrugada del domingo, los disturbios fueron mucho menos intensos que los que se habían vivido la noche anterior.
Es bastante habitual que se produzcan desórdenes en Irlanda del Norte durante la temporada de las marchas protestantes de julio. Desde hace unos años, la llamada Comisión de las Marchas interviene para mediar entre protestantes y católicos y buscar una solución negociada a las quejas de ambas comunidades acerca de esas marchas. Cuando no hay acuerdo, la comisión emite un dictamen de obligado cumplimiento para decidir aspectos concretos de las procesiones.
Este año, la comisión decidió prohibir que los orangistas atravesaran por la calle más comercial de la zona católica de Ardoyne a su regreso del acto central de las marchas del 12 de julio, el llamado Twelfth, día en el que se conmemora que conmemora la victoria del rey protestante Guillermo de Orange sobre el rey católico Jaime II en la batalla del Boyne en 1690. La comisión sí había autorizado que los orangistas atravesaran ese barrio católico por la mañana, para dirigirse al punto de encuentro de otras marchas, pero cuando hicieran el camino de vuelta.
Eso enfureció a los orangistas, que ya el jueves dieron a entender que el viernes, día grande de las conmemoraciones, habría problemas en Belfast. “La Gran Logia de Orange del Condado de Belfast tiene intención de conmemorar la victoria del rey Guillermo III, príncipe de Orange, como siempre ha hecho, con una marcha hasta el campo y una marcha a casa desde el campo”, advirtió el gran maestro adjunto de la logia, Spencer Beattie. “Sin embargo. El día de celebraciones solo se habrá completado cuando todos nuestros compañeros, nuestras hermanas, nuestros músicos de las bandas y nuestros seguidores lleguen a casa sanos y salvos”, añadió.
Beattie echó la culpa de “esta crisis” a la comisión de marchas, a la que hizo responsable por adelantado de lo que pudiera ocurrir. Y añadió: “Sí, estamos furiosos y va a ver protestas en los próximos días, pero nuestro empeño y nuestras oraciones son que esas protestas sean pacíficas”. Sus oraciones cayeron en saco roto y la policía y los políticos creen que su llamamiento para que los orangistas se echaran a la calle en señal de protesta está en el origen de la violencia del viernes y del sábado por la noche.
El líder orangista había advertido también sobre las consecuencias que la prohibición de la marcha podría tener a largo plazo y aseguró que paralizaría los avances de protestantes y católicos hacia la reconciliación. “No podemos estar compartiendo la ciudad si los protestantes son excluidos de dos de las mayores arterias cuando van camino de Belfast; no se puede tener un futuro compartido cuando en nuestras calles se prohíbe la música cristiana”, aseguró el alto cargo de la Gran Logia de Belfast.
Al final, esa protesta se saldó con serios incidentes el viernes que incluyeron el lanzamiento de cócteles molotov, ladrillos, botellas y otros objetos contra la policía, que respondió con cañones de agua y pelotas de goma. El viernes, los incidentes empezaron en la zona de Woodvale Road, en el norte, y se extendieron a otros puntos de la capital. El sábado, cuando la Orden de Orange había dado por finalizada la acción de protesta, los incidentes bajaron de tono y se limitaron a la zona de Woodvale Road..
En total, más de 4.000 policías se han desplegado en Irlanda del Norte durante esta temporada de marchas orangistas. A los 600 procedentes de Inglaterra, Escocia y Gales se acabaron uniendo otros 400 tras los disturbios de la niche del viernes.
Walter Oppenheimer
Londres, El País
Siete policías resultaron heridos durante los disturbios que se produjeron durante la noche del sábado al domingo en Belfast. Aunque empezaron hacia las ocho y media de la tarde y no acabaron hasta pasada la una y media de la madrugada del domingo, los disturbios fueron mucho menos intensos que los que se habían vivido la noche anterior.
Es bastante habitual que se produzcan desórdenes en Irlanda del Norte durante la temporada de las marchas protestantes de julio. Desde hace unos años, la llamada Comisión de las Marchas interviene para mediar entre protestantes y católicos y buscar una solución negociada a las quejas de ambas comunidades acerca de esas marchas. Cuando no hay acuerdo, la comisión emite un dictamen de obligado cumplimiento para decidir aspectos concretos de las procesiones.
Este año, la comisión decidió prohibir que los orangistas atravesaran por la calle más comercial de la zona católica de Ardoyne a su regreso del acto central de las marchas del 12 de julio, el llamado Twelfth, día en el que se conmemora que conmemora la victoria del rey protestante Guillermo de Orange sobre el rey católico Jaime II en la batalla del Boyne en 1690. La comisión sí había autorizado que los orangistas atravesaran ese barrio católico por la mañana, para dirigirse al punto de encuentro de otras marchas, pero cuando hicieran el camino de vuelta.
Eso enfureció a los orangistas, que ya el jueves dieron a entender que el viernes, día grande de las conmemoraciones, habría problemas en Belfast. “La Gran Logia de Orange del Condado de Belfast tiene intención de conmemorar la victoria del rey Guillermo III, príncipe de Orange, como siempre ha hecho, con una marcha hasta el campo y una marcha a casa desde el campo”, advirtió el gran maestro adjunto de la logia, Spencer Beattie. “Sin embargo. El día de celebraciones solo se habrá completado cuando todos nuestros compañeros, nuestras hermanas, nuestros músicos de las bandas y nuestros seguidores lleguen a casa sanos y salvos”, añadió.
Beattie echó la culpa de “esta crisis” a la comisión de marchas, a la que hizo responsable por adelantado de lo que pudiera ocurrir. Y añadió: “Sí, estamos furiosos y va a ver protestas en los próximos días, pero nuestro empeño y nuestras oraciones son que esas protestas sean pacíficas”. Sus oraciones cayeron en saco roto y la policía y los políticos creen que su llamamiento para que los orangistas se echaran a la calle en señal de protesta está en el origen de la violencia del viernes y del sábado por la noche.
El líder orangista había advertido también sobre las consecuencias que la prohibición de la marcha podría tener a largo plazo y aseguró que paralizaría los avances de protestantes y católicos hacia la reconciliación. “No podemos estar compartiendo la ciudad si los protestantes son excluidos de dos de las mayores arterias cuando van camino de Belfast; no se puede tener un futuro compartido cuando en nuestras calles se prohíbe la música cristiana”, aseguró el alto cargo de la Gran Logia de Belfast.
Al final, esa protesta se saldó con serios incidentes el viernes que incluyeron el lanzamiento de cócteles molotov, ladrillos, botellas y otros objetos contra la policía, que respondió con cañones de agua y pelotas de goma. El viernes, los incidentes empezaron en la zona de Woodvale Road, en el norte, y se extendieron a otros puntos de la capital. El sábado, cuando la Orden de Orange había dado por finalizada la acción de protesta, los incidentes bajaron de tono y se limitaron a la zona de Woodvale Road..
En total, más de 4.000 policías se han desplegado en Irlanda del Norte durante esta temporada de marchas orangistas. A los 600 procedentes de Inglaterra, Escocia y Gales se acabaron uniendo otros 400 tras los disturbios de la niche del viernes.